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Karen, Law y el viejo Hisao caminaban entre los callejones de la villa para no ser descubiertos, se dirigían al almacén de la Marina, donde se guardaban uniformes y armas entre otras cosas. Después de la intensa llegada del nieto del anciano y de conseguir que este estuviera de acuerdo o, que al menos no los entregara a la Marina, habían decidido poner en marcha la primera parte del plan, no queriendo perder más tiempo del necesario, y mientras ellos se acercaban más a su destino, el resto de la tripulación esperaba en la casa junto a Clione.

—Bien, ya hemos llegado. El almacén es ese edificio de ahí. —El pequeño grupo se paró antes de dar la vuelta a una esquina y se asomaron para observar el edificio que señalaba el anciano, por fuera de este había dos marines custodiándolo a ambos lados de la puerta.
—Vale, ¿sabes lo que tienes que hacer ojichan? —Le preguntó Karen, este asintió.
—Los entretendré el mayor tiempo posible, pero daos prisa. —Hisao se alejó y caminó por delante de los marines, tropezando intencionadamente y cayendo al suelo, el anciano comenzó a gritar y a retorcerse de dolor, asegurando que se había roto un tobillo, ante esto los marines no tuvieron otra opción que acercarse y socorrer al hombre.
—Vamos. —Dijo Karen. Ambos pelinegros se acercaron más al edificio por un lateral y una vez estuvieron lo suficientemente cerca Law creó un ​Room y aparecieron dentro del almacén. La habitación estaba oscura pero no podían permitirse encender las luces para no alertar a los marines, aún se podían escuchar los gritos de Hisao pero Karen no quería perder tiempo. —Separémonos. —Le susurró al cirujano.

Law buscaba entre las cajas en busca de algunos uniformes que le sirvieran a Sachi y Penguin y algunas armas, aunque por fuera el almacén parecía pequeño por dentro era bastante amplio. El cirujano acababa de encontrar las armas cuando oyó unos pasos al fondo del almacén, Law se giró hacia la chica que se encontraba unas estanterías más hacia la derecha y tras cruzar una mirada con ella los dos se agacharon y se escondieron lo mejor que pudieron justo a tiempo, ya que un joven marine se disponía a pasar por el otro lado de las estanterías para llegar hacia la puerta de salida después de oír los gritos del anciano.

Karen apareció al lado de Law con unas gorras que complementaban los uniformes y una chaqueta con la palabra "Marina" en la espalda, que solo los altos rangos podían utilizar.

—Esto servirá, vámonos de aquí antes de que nos pillen. —Antes de que Law los pudiera sacar de allí la puerta se abrió y el marine volvió a entrar corriendo.
—Agáchate. —El cirujano le pasó una mano detrás de la espalda a la pelinegra y la atrajo hacia si para luego pegarse contra la pared. Karen, que no se esperaba todo eso, no pudo evitar sonrojarse mientras ponía una de sus manos en el pecho de Law como soporte.

Una vez el marine volvió a salir con unas vendas en la mano, con otro Room L​aw los sacó de allí y volvieron de nuevo a la esquina donde se habían separado del anciano. Separándose del pelinegro aún un poco sonrojada Karen lo miró.

—Eso no era agacharse.
—Tsk. —Poniendo los ojos en blanco, la chica se asomó y vio a Hisao en el suelo montando un espectáculo digno de presenciar, Karen sonrió ante la escena y mandó una pequeña ráfaga de viento hacia el hombre, este pilló la señal y sin más se levantó de golpe asustando a los marines y diciendo que había ocurrido un milagro y que ya se encontraba bien. Sin esperar una respuesta salió a paso rápido y se encontró con ambos piratas al girar la esquina.
—¿Lo tenéis todo? —Los chicos asintieron. —Bien, en marcha.









Aki estaba de pie apoyado en la pared de brazos cruzados esperando a su capitán y a Karen, al principio no estaba muy convencido sobre el plan pero confiaba al cien por cien en la chica y había decidido darle un voto de confianza, después de todo no era conocida como la mejor estratega de los piratas de Shirohige por nada. Todos en el salón se mantenían en silencio a excepción de Clione, que no paraba de dar golpecitos en el suelo con el pie y de suspirar cada pocos segundos, Aki estaba comenzando a perder la paciencia, cosa que no sucedía a menudo, por lo que respiró profundamente antes de hablar.

El destino no existe (Law x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora