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Después de la corta bienvenida, todos se habían apresurado a entrar al interior del buque, donde una gran sala de reuniones los esperaba para poder hablar tranquilamente. En esta había una gran mesa redonda en el centro con al menos doce sillas alrededor y algunos sillones cerca de las ventanas, que permanecían cerradas para no dejar que entrara el frío. Tanto los piratas como Dan y sus amigos se habían sentado alrededor de la mesa, ni los marines, ni Ikkaku habían hecho acto de presencia aún, no obstante, sí estaban todas las personas que habían visto el primer día en las instalaciones de Dan, camaradas de este, listos para pelear después de tantos años recopilando información para este momento. Todos estaban de pie, apoyados en la pared o sentados en los sillones, preparados para escuchar lo que se fuera a decir en la reunión.

Habían contemplado esperar a los que faltaban pero lo cierto era que no tenían tiempo que perder y el tema de Alai se sentía como una soga al cuello que los asfixiaba más cada segundo que pasaba, por lo que Karen comenzó a contarle a los presentes lo que había sucedido desde que se habían separado, con alguna que otra intervención por parte de Law y, desde luego, obviando la parte del beso.

—Es culpa mía, no debí dejar que nos separáramos. —Se disculpaba Karen por quinta vez, recibiendo un suspiro por parte de Dan.
—Por mucho que te hubieras negado habría acabado haciéndolo de todas formas, cuando se le mete algo en la cabeza acaba haciéndolo pase lo que pase. Lo hizo para que vosotros no corrierais peligro, sabía de sobra en lo que se estaba metiendo al hacer de cebo. —Aunque las palabras del viejo iban con intención de tranquilizar a la chica, estas tuvieron el efecto contrario. La pelinegra sentía un peso en el estómago producto de la culpabilidad, unas fuertes ganas de vomitar comenzaron a inundarla también, pero solo tragó saliva mientras se frotaba las manos en los pantalones.

Todos habían vuelto a hablar, barajando las posibilidades de los sitios en los que se podría haber escondido Alai. Karen se había quedado callada, subiendo sus manos y entrelazándolas entre sí sobre la mesa para obligarse a calmarse un poco, aunque sin mucho éxito, porque ahora el foco de su ansiedad se centraba en una de sus piernas, que había comenzado a mover, dando pequeños botes casi por inercia.

Law se había percatado del tic nervioso que Karen había comenzado a hacer sin darse cuenta, en un intento de calmar un poco la inquietud que comenzaba a comerla por dentro. La pelinegra estaba poniendo esa cara otra vez, el tipo de cara que el cirujano había visto las pocas veces que la joven se había mostrado vulnerable frente a él.

El corazón del capitán de los Hearts pareció encogerse en su pecho al ver el estado de su compañera. Todo el mundo sabía que no era el mejor gestionando las emociones de las personas, ni siquiera podía gestionar las suyas propias, pero tenía claro que no quería seguir viendo el estado en el que se encontraba la muchacha, por lo que, antes de que se diera cuenta, había extendido una de sus manos por debajo de la mesa y la había apoyado en el muslo de la estratega.

Esta se sorprendió ante el inesperado contacto, parando el casi imperceptible movimiento de pierna de inmediato y haciendo todo lo posible para que nadie se percatara de lo que acababa de pasar. Karen giró la cabeza para mirarle brevemente, pero este seguía mirando al frente, escuchando con cara casi de aburrimiento lo que se estaba hablando en la sala en esos momentos, así que la chica volvió a mirar hacia delante también.

La pelinegra le dio las gracias mentalmente por la distracción, lo cierto era que había comenzaba a divagar más de la cuenta en sus pensamientos destructivos e incluso había comenzado a tener nauseas de verdad. Ahora que se había calmado un poco, pensaba que Law apartaría la mano, pensamiento totalmente equivocado, porque lo siguiente que sintió fue un suave apretón en el muslo por parte del capitán como si intentara reconfortarla de alguna manera.

El destino no existe (Law x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora