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Hacía horas que el submarino había hecho una serie de ruidos extraños y había comenzado a navegar de una forma algo forzada. Aki había salido corriendo a la sala de máquinas y casi se había desmayado al ver el estropicio que había allí, para empezar el motor de este había perdido una pieza y ahora funcionaba a trompicones y, por si fuera poco, el sobrecalentamiento del motor había hecho explotar unas válvulas, haciendo que hubiera fugas de oxígeno por toda la sala, cosa que pudieron arreglar bastante rápido con un poquito de suerte y mucha ayuda de Karen, que consiguió estabilizar el aire de la sala y de todo el submarino mientras Aki, Sachi y Penguin hacían un apaño que les permitiera viajar con seguridad hasta llegar a la próxima isla.

Ahora el joven pirata se encontraba solo en la sala intentando solucionar lo del motor, había pedido a sus nakamas que lo dejaran solo para poder concentrarse e intentar buscar una manera rápida y segura de lidiar con el problema y Law había dado la orden de dispersarse confiando en las capacidades del ingeniero.

Llevaba un rato agachado en la misma posición y ahora su espalda empezaba a dolerle y darle tirones, por un momento se permitió levantarse y estirarse, pero lo hizo demasiado rápido y, mareándose un poco, perdió pie y se tambaleó hacia atrás, alguien impidió su caída agarrándolo por la espalda.

—Oi, ¿estás bien? —Aki se giró y vio a Clione que lo miraba con una ceja alzada. —Llevas mucho tiempo aquí metido, deberías descansar un poco.
—Clione, ¿qué haces aquí? —El susodicho levantó una de sus manos que estaba ocupada por una botella.
—Traerte agua, pensé que la necesitarías... y veo que he acertado. —Añadió al ver una fina capa de sudor que cubría la frente de su compañero.
—Gracias. —Aki aceptó la botella y destapándola se la acercó a los labios y comenzó a beber. Clione se le quedó mirando. —¿Clione? —Este se sobresaltó un poco y carraspeó algo nervioso al darse cuenta que había estado mirando fijamente al chico más tiempo de lo normal.
—Uh sí, perdón... ¿qué decías? —Aki rió un poco.
—Te preguntaba que si querías quedarte un rato aquí conmigo.
—Uhh, pensaba que querías estar solo y que nadie te molestara.
—Hmm, supongo que he cambiado de opinión.
—Oh, está bien. En ese caso te haré compañía, ¿necesitas ayuda con algo? —El joven pirata dio un pequeño vistazo por la sala.
—En realidad ya casi acababa, he conseguido hacer un apaño.
—Oh.
—¿Quieres que te haga un pequeño tour por mis aposentos? —Aki se giró hacia su compañero y estiró sus brazos a ambos lados como si quisiera abarcar toda la sala.
—Claro.

—Y con estos tanques y válvulas de aquí el Polar Tang puede cambiar su densidad y su fuerza de flotación y cuando hay que sumergirse las válvulas se abren y los tanques se llenan de agua y el submarino aumenta de peso y... —Aki se cortó a media frase y miró con cara de pánico a su acompañante. Llevaba hablando sin parar al menos cuarenta minutos sobre todos los mecanismos del submarino yendo de aquí para allá por toda la sala y no había caído hasta el momento en que probablemente solo le interesaba lo que estaba contando a él mismo.
—¿Y qué? ¿Qué ibas a decir? —Clione había alzado una ceja algo confuso por la parada repentina del chico.
—Nada, lo siento. Me emocioné más de la cuenta y no he parado de hablar de cosas que probablemente no te interesen. —Aki se pasó una mano por detrás de la cabeza y rió algo avergonzado.
—Pero sí que me estaba interesando, —Clione apartó su mirada del joven y miró a su alrededor contemplando todos los mecanismos de la sala —no sabía que dependíamos hasta de la más mínima cosa.

Aki fijó su mirada en su nakama y, en efecto, vio que este miraba a su alrededor maravillado y con curiosidad. No sabía si era porque estaba cansado de estar tantas horas trabajando o si era por la sensación de que alguien mostrara interés por algo que le apasionaba después de tanto tiempo, pero de repente sintió que la cara le ardía y tuvo la necesidad de cubrirse parcialmente con las solapas de su abrigo y desviar la mirada a un punto fijo en el suelo.

—¿Siempre te han gustado este tipo de cosas? —El rubio volvió a centrar su atención en el chico.
—Bueno, siempre me ha gustado andar entre máquinas pero nunca había pensado que me interesaría tanto un submarino hasta que llegué aquí.
—¿Cuánto tiempo llevas viajando con el capitán y el resto?
—Algo más de dos años.
—Vaya, parece que los conoces de toda la vida. Tienes muy buena relación con todos.
—Sí, supongo que no me cuesta mucho socializar con la gente.
—¿Y cómo conociste a Law? —Aki soltó una pequeña carcajada. —¿Qué pasa?
—Nada. Solo es que me recuerdas mucho a Karen, en serio.
—¿Eso es malo?
—No, claro que no. Simplemente ambos sois muy curiosos y preguntones... por no hablar de vuestra actitud de cabezotas. —Esta vez fue el turno de Clione de sonrojarse.
—Lo siento. No hace falta que contestes si no quieres, solo era por saber algo más de ti ya que no sueles hablar mucho sobre tu pasado. —Aki volvió a soltar una carcajada.
—Tranquilo, no me importa. —El chico se acercó a una mesa que estaba pegada a una de las paredes y dio un pequeño brinco para sentarse sobre ella. —Law y yo nos conocimos aquí, en el Grand Line, yo viajaba en un pequeño barco como carpintero... y era muy desdichado, no es que no estuviera agradecido con la tripulación por haberme dejado viajar con ellos, simplemente no... —Aki se paró a media frase y frunció el ceño sin saber qué palabras exactas utilizar para describir sus emociones de aquel entonces.
—¿Sentías que no encajabas en el entorno y que te faltaba algo? —Clione también se había acercado a la mesa y había imitado las acciones de su compañero, ahora ambos estaban sentados mirando al frente.
—Sí... era muy joven e inexperto, siempre estaba solo y casi nunca me tomaban en serio.
—¿Eras muy joven e inexperto? —Clione rió un poco. —Lo dices como si tuvieras cincuenta años cuando en realidad incluso eres el más joven de aquí.
—Te sorprendería la poca inocencia que le puede quedar a alguien después de deambular por tanto tiempo por las aguas del Grand Line.

Aki se giró a mirar al otro chico y este le devolvió la mirada. Clione llevaba el mono de la tripulación bajado hasta la cintura y atado a esta por las mangas, debajo tenía una camisa de asillas negra dejando ver sus brazos que ahora estaban cruzados frente a su pecho. Su gorro descansaba en su cabeza como siempre, dejando ver su fleco y algunos mechones que se le escapaban por la nuca. Por otro lado, el ingeniero se había zafado de su mono y llevaba simplemente unos tejanos y una camisa negra, lo más destacable de su atuendo era la chaqueta que llevaba puesta, que era de un suave tono marrón que hacía juego con sus ojos y su pelo.

Aki observó detenidamente la cara de su nakama demorando un poco su mirada en los labios de este. A Clione le recorrió un escalofrío por todo el cuerpo, hacía tiempo que la presencia del joven le hacía sentir de cierta manera que no podía situar en ningún sitio en específico. Este carraspeó un poco y se bajó de la mesa rápidamente antes de que le viera con las mejillas algo tintadas de rojo.

—Creo que ya te he molestado lo suficiente. Iré a entrenar un poco, ¿te veo luego?
—Aye.
—Bien. —Aki siguió con la mirada al joven hasta que este desapareció por la puerta. Una vez solo se dejó caer hacia atrás y apoyó su cabeza en la pared mirando hacia el techo y tras unos segundos soltó una carcajada.

El destino no existe (Law x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora