Un par de horas antes...Después de unas largas horas de travesía, el buque de la Marina por fin había alcanzado puerto y estaban listos para desembarcar. Bueno, quizás no era del todo acertado llamar puerto a unos salientes rocosos lo suficientemente escarpados como para hacer daño a alguien si caían ahí, pero viendo la geografía de la isla, era el mejor sitio que pudieron encontrar.
Elena había sido la primera en salir a cubierta con algunos de sus subordinados y se disponía a saltar de la barandilla a tierra como acostumbraba hacer cuando una mano la paró agarrándola del brazo.—Yo que tú no lo haría. Todo el suelo está cubierto de hielo aunque no lo veas, si saltas te resbalarás y caerás, te harás bastante daño. Será mejor esperar a que coloquen la pasarela. —La pelirrosa se había girado y ahora miraba a Taro que seguía agarrándola del brazo.
—Está bien. ¿Me sueltas ya? —El joven marine se apartó de inmediato.
—Sí, lo siento. Te veo abajo. —Dijo antes de alejarse.Una vez Taro hubo desaparecido de su vista, Elena se giró hacia sus dos subordinados que habían estado mirando la escena con curiosidad, estos, al notar que los estaban mirando, se irguieron de inmediato, clavando la vista al frente y poniendo sus manos detrás de la espalda. Sin embargo la marine ignoró esto.
—¿Creéis que va a ser así durante todo el viaje? —Ambos marines se miraron entre sí pillados totalmente por sorpresa por la pregunta de la teniente.
—¿A qué se refiere Elena-san? —Preguntó uno de ellos.
—¿Realmente quiere arreglar las cosas conmigo porque lo siente de verdad o solo lo hace para curar su ego? —Los marines se volvieron a mirar entre sí, no entendiendo nada de lo que su superior les estaba diciendo. —Quizás solo quiere arreglar las cosas para sentirse bien consigo mismo, pero la verdad es que se le veía interesado en volver a estar bien. Pero es que no lo entiendo, primero quiere arreglar las cosas, luego se enfada cuándo le saco el tema de su hermana, y ahora vuelve a estar como si nada.Elena había empezado a divagar, hablando consigo misma mientras se paseaba por la cubierta hasta que sonó la campana que avisaba que la pasarela ya estaba lista y todos podían desembarcar. La chica paró su recorrido y, recogiéndose el pelo en una coleta, cogió una bocanada de aire y comenzó a caminar hacia donde la esperaban para bajar.
Los dos marines se quedaron atrás mirando como su jefa había cambiado de actitud de nuevo y también comenzaron a seguirla unos buenos metros por detrás cuchicheando entre ellos.
—¿A qué ha venido todo eso? —Preguntó uno.
—No lo sé, pero después de que apareciera el teniente comandante Inoue, Elena-san se ha estado comportando de una manera muy extraña... ¿crees que tendrán algo?
—¿A qué te refieres?
—Pues... ya sabes, pueden surgir... relaciones en el trabajo. —Su compañero parpadeó varias veces, entendiendo lo que quería decir por fin.
—Pero Elena-san está prometida.
—Bueno, quizás tuvieron algo hace tiempo o, ¿quién sabe? No sería la primera vez que alguien le es infiel a su pareja. —El marine recibió una colleja por parte de su compañero. —¡Ouch! ¿¡Se puede saber a qué ha venido eso!?
—¡Baka! Elena-san jamás haría algo así, no sé cómo siquiera puedes pensar eso. Además, Elena-san está prometida con la hermana del teniente comandante.
—Oh. Oh. —Antes de que ninguno de los dos pudiera seguir hablando la pelirrosa se había parado y ahora los observaba desde la distancia con las manos en jarras.
—¡Dejad de cuchichear ahí detrás y acelerad el paso! ¡Hay prisa!
—¡Sí Elena-san! —Los dos hombres pasaron rápidamente por delante de la teniente hasta llegar a la pasarela y bajar por ella junto con los demás compañeros. La joven marine puso los ojos en blanco y ella también se apresuró a bajar.Una vez abajo se acercó a Taro, que estaba quieto observando al cielo.
—Parece que va a nevar. —Le dijo este. La chica levantó la vista y vio que, efectivamente, unas nubes grises comenzaban a cubrir toda la isla.
—Entonces será mejor que nos apresuremos. ¿Cuánto tardaremos en llegar a la entrada de los túneles más cercana?
—Si no recuerdo mal, debería haber una cerca de aquí. Así que unos veinte minutos a pie.
—Bien, pues organicemos a nuestros hombres y en marcha.
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El destino no existe (Law x Lectora)
FanfictionMovida por la venganza, cierta pelinegra deja su tripulación para ir en busca del pirata que había roto la norma más importante de todas: matar a un nakama. En su viaje se encuentra con el Cirujano de la Muerte, Trafalgar Law, con el que viajará un...