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Karen miraba su corazón en la mano tatuada de Law aún sin creerse lo que acababa de pasar. Después de unos segundos, bajó la mirada hacia su pecho, donde se suponía que debía estar su corazón, había un hueco, el cual se podía apreciar un poco por encima de su top. Tras parpadear varias veces y tratar de procesar lo que había pasado, Karen levantó la vista y miró a Law a los ojos, si las miradas matasen, el cuerpo del cirujano ya hubiera estado inerte en el suelo. Sachi y Penguin se abrazaron al notar el aura asesina que salía de la chica.

—Trafalgar... devuélveme eso. Ahora.
—No.
—Trafalgar, mi corazón.​ —Volvió a repetir en un susurro amenazante. El hombre la miraba con toda la tranquilidad del mundo.
—Lo siento Portgas-ya, pero no puedo hacer eso. —Karen chasqueó la lengua, molesta por la pérdida de tiempo que le estaban causando, insultando al pirata de todas las formas posibles en su cabeza. Finalmente, se calmó, cruzándose de brazos mientras sonreía un poco.
—Pensaba que lo de robarle el corazón a alguien era algo más figurativo... ¿tanto te gusto? Si nos acabamos de conocer.
—... —Law dejó de sonreír y se la quedó mirando atónito. De todas las posibles contestaciones que esperaba recibir, esa no estaba en la lista.
—¿Ooh? ¿El infame Cirujano de la Muerte se ha quedado sin palabras?

La tripulación observaba el intercambio con la boca abierta, de seguro la chica los tenía bien puestos. Ni en lo más recóndito de sus cabezas se podían imaginar que alguien le hablara así a su capitán, solo de pensarlo les producía escalofríos.

—Trafalgar, último aviso. No tengo tiempo de estar jugando a los enamorados contigo. Devuélvemelo, ​ahora. —Law, que no se esperaba para nada todos esos comentarios que estaba recibiendo, tardó en contestar.
—Como ya te he dicho varias veces, Portgas-ya. ​No.
—Oh, por el amor de Dios...

Karen, que ya había perdido la paciencia, se acercó a él levantando el puño, este envuelto en aire. El pelinegro, dándose cuenta de que si le llegaba a siquiera rozar saldría gravemente herido, apretó levemente el corazón de la chica. Esta paró en seco y se llevó la mano a donde debería haber estado el órgano, dolorida.

—¿Pero qué...? —La joven levantó la vista, viendo lo que el cirujano estaba haciendo y entendiéndolo enseguida, ignorando el dolor para volver a envolver su puño en aire, saltando hacia el cirujano ahora completamente enfadada.

Esto tomó a Law un poco por sorpresa, pero pudo actuar a tiempo, apretando con mucha más fuerza el corazón, aunque no tanto como para sufrirle daños irreparables. Karen, que ya casi estaba encima del cirujano, deshizo el ataque otra vez y se tambaleó hacia delante mientras se llevaba las manos al pecho, jadeando.
Al ver que la chica se estaba cayendo, Law dejó de apretar el órgano y se acercó a ella para dejar que cayera en su hombro. Karen se desplomó encima de él y este la agarró de la cintura para que no siguiera bajando hacia el suelo.

—¿Estás bien Portgas-ya? —Preguntó aún sosteniéndola.
—Te voy... a... matar. —Le respondió Karen entre jadeos. Este solo sonrió de medio lado.
—Seguro que sí... Sachi, Penguin. —Los chicos que seguían de pie mirando lo que había pasado se sobresaltaron. —Ayudadme aquí.

Ambos asintieron y se apresuraron a llegar a donde se encontraba su capitán, sosteniendo a la chica por cada lado y llevándola hasta una silla para que se sentara. Esta se dejó caer en el asiento, haciendo una mueca de dolor y llevándose las manos hacia la herida de su abdomen.

—Raiden, prepárale a Portgas-ya algo de comer, debe estar hambrienta. —Ordenó Law. —Aki, cuando acabe quiero que le enseñes el submarino y la lleves a su nueva habitación. Ya que va a pasar aquí un buen tiempo quiero que se familiarice con todo. El resto, venid conmigo. —Todos asintieron y se dispusieron a hacer lo que su capitán les había ordenado.

El destino no existe (Law x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora