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Ya habían pasado dos semanas desde que Karen había llegado al submarino. Durante todo este tiempo se había salido con la suya y había evitado por todos los medios ponerse el mono de la tripulación, arreglándoselas con dos mudas de ropa que tenía en la mochila y un par de camisetas y pantalones de chándal que Aki le había prestado ya que ambos tenían más o menos la misma talla.

Asombrosamente, Karen se llevaba bien con todos los chicos, incluso con Sachi y Penguin, que habían acabado siendo bastante amables y divertidos. La tripulación pronto también perdió el miedo que le tenían a la chica, descubriendo que era una persona bastante interesante y dispuesta a ayudar en todo lo que podía. Su personalidad no tenía nada que ver con las cosas que habían leído y escuchado, aunque sí que era cierto que su presencia imponía al principio.

Algunas tardes incluso se quedaban en el comedor jugando a las cartas o al ajedrez, o solo hablando de todo y nada, compartiendo historias. Otras, la muchacha optaba por quedarse con Bepo en la sala de control haciéndole compañía. Adoraba al oso. Pero la mayoría de estas las había pasado junto a Aki, que para su sorpresa había sido con el que mayor conexión había sentido.

Por otra parte, en las semanas que llevaba allí, solo había visto a Law en algunas comidas y cuando tenía que pasarse a la enfermería a que este le revisara las heridas que, por cierto, se le habían curado espléndidamente y ya ni siquiera tenía que llevar vendas. El hecho de ver o no al capitán no era algo que a la chica le molestara, de hecho, prefería no verlo, pero lo cierto era que ya se le estaba acabando la paciencia y estaba planeando ir a hablar con él con la intención de que le dijera de una maldita vez qué quería que hiciera. Eso o simplemente recuperaría su corazón a la fuerza, porque tampoco es como si no pudiera hacerlo e irse de rositas. El caso es que no lo había hecho por varias razones, la primera porque sentía algo de curiosidad por saber qué quería y si había algo que pudiera calmar su impaciencia era su naturaleza curiosa. La segunda era que, por mucho que le costara admitirlo, le había cogido cierto cariño a los Hearts, y sabía que si atacaba a su capitán inevitablemente acabaría luchando contra ellos y no quería eso.


Esa mañana Karen había decidido ir a hablar con el cirujano por fin, pero más tarde, porque se había quedado en el comedor junto con Raiden, que ahora estaba trasteando en la cocina, y Sachi y Penguin, que se habían quedado hablando después del desayuno, estos dos pidiéndole consejo a la pelinegra sobre como ligar con chicas.

—No ayuda que os quedéis mirando a cada mujer que pase alelados, es de mala educación. Pero tampoco os acerquéis sin más a pedirle que salga con vosotros, es rarísimo. —Explicaba la pelinegra.
—¿Huuh? ¿Entonces qué se supone que tenemos que hacer?
—Pues ya sabéis, acercaros poco a poco como quién no quiere la cosa, soltar algún cumplido si veis que la muchacha es dada a ello. Ser amables, soltar algún que otro comentario divertido, pero sin llegar a ser pesados.
—Conquistar a una mujer es peor que hacer un examen. —Se quejaba Sachi, dejando caer su cabeza en la mesa, provocando que a Karen se le escapara una carcajada.
—Oh vamos, no es tan difícil. —Habló Raiden desde la cocina, provocando que sus nakamas le lanzaran miradas envenenadas.
—¡No sé de qué estás hablando, Raiden! ¡Tú tampoco tienes novia! —Le recriminó Penguin.
—¿Para qué quiero novia? Tampoco es como si pudiera estar con ella.
—Eres aburrido. —Le contestó Penguin.
—No crees en el amor. —Añadió Sachi, volviendo a levantar la cabeza para mirar a la muchacha. —¿Y tú Karen-san? ¿Tienes a alguien especial esperándote?
—No, ya no.
—¿Ya no? —Karen se echó hacia atrás en la silla mientras les explicaba.
—Estuve con un chico de mi tripulación hasta hace relativamente poco, era de otra división y a veces estábamos semanas sin vernos. Pero igualmente no habría funcionado, sentía que quería que me comportara de una manera que no soy, se estaba volviendo un poco tóxico así que decidí dejarlo antes de que acabáramos odiándonos... Se lo tomó bien pero no pudimos hablar mucho del tema porque luego me fui así que bueno, aquí estamos.
—Oh. —Los tres chicos la habían escuchado atentamente, interesados en todo lo que les estaba contando. —Bueno, seguro que encontrarás a alguien que sea perfecto para ti, Karen-chan, debes tener muchos pretendientes. —La animó Raiden.
—Pfft. Pues lo siento por ellos, porque no estoy interesada en este tipo de cosas, al menos por ahora.

El destino no existe (Law x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora