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—Dime, por favor, que es una broma.
—Lo siento, Karen-san...

Penguin y Karen estaban metidos en el baño de esta última mirando las tuberías de la bañera. Law le había pedido a su nakama que revisara por qué de repente había salido agua hirviendo a presión de la ducha de la chica y, para desgracia de esta, no parecía que el asunto pintara demasiado bien.

—Las válvulas han estallado y hay que cambiarlo todo al completo, si vuelves a abrir el grifo probablemente volverá a pasarte lo mismo de ayer. —Penguin miraba concentrado las tuberías del baño de su amiga mientras trasteaba un poco con una llave inglesa.
—¿Y cuánto tardarías en cambiarlo todo?
—Hmm. Bueno, una hora, quizás dos. —Decía mientras se incorporaba para mirar de nuevo a la chica.
—¿Oh? ¿Entonces cuál es el problema? Puedo ayudarte si es lo que te preocupa.
—Bueno, ese no es el problema. El caso es que estas válvulas son de un tamaño peculiar y no hay más de repuesto en el submarino, por lo que hasta que no hagamos una parada en alguna isla y comprar unas nuevas, no hay forma de que pueda funcionar correctamente de nuevo.
—Uggghhh. —Karen se pasó una mano por la cara replanteándose la razón de su existencia.
—Lo siento, Karen-san. —Se disculpó Penguin de nuevo.
—Tranquilo, no es culpa tuya. Gracias de todas formas Penguin.
—Aye, cuando consigamos los repuestos vendré a arreglártelo enseguida.
—Te lo agradezco.













Karen estaba tumbada en el suelo de la sala de entrenamiento como una estrella de mar. Después de que Penguin saliera de su habitación, la estratega había decidido despejar su mente un poco y procesar que hasta la próxima parada no podría ducharse en su bonita bañera, por lo que había pensado que quizás darle un par de patadas y puñetazos al saco de boxeo era buena idea, sin embargo, debido a sus quemaduras recientes había durado poco y ahora se encontraba aún más molesta. 

—Si vas a dormir creo que estarías más cómoda en una cama. —Law acababa de entrar por la puerta y se había acercado hasta donde se encontraba la pelinegra, quedándose de pie a su lado.
—Hmm. —Fue la única contestación que recibió por parte de la joven.
—Penguin me ha contado el problema de tu baño.
—¿Y vienes a reírte de mi?
—No, de hecho venía a ofrecerte usar mi ducha cuando lo necesites hasta que se arregle la tuya. —Karen, que hasta ahora había mantenido los ojos cerrados, los abrió de golpe mientras se incorporaba un poco.  
—¿Es en serio?
—Sí, a no ser que te quieras asear en las duchas comu...
—Nononono, tu baño me parece buena idea. Gracias.
—Eso pensaba. Venía a decirte eso y a ponerte al día con el plan que hablamos en la reunión.
—Ya me ha contado Penguin. Tienes pensado ir al Archipiélago Sabaody.
—Así es.
—Hmm. Para llegar ahí ni un Log Pose ni un Ethernal Pose servirán de nada.
—¿Ni un Ethernal Pose? —Karen arqueó una ceja.
—¿Pretendes pasar la Red Line sin ni siquiera saber cómo llegar al archipiélago?
—Tsk. —Karen rió.
—No te preocupes Law, llegaremos. Confía en mi.

Law frunció el ceño. Suponía que ya que la chica formaba parte de la tripulación de Shirohige habría entrado y salido del Nuevo Mundo una infinidad de veces y que por lo tanto los podría guiar perfectamente. ¿No? El capitán de los Hearts pareció dudar un momento pero luego lo dejó pasar. Eso sería un problema para el Law del futuro.

—Bueno, ahora que me has puesto de mejor humor, ¿te apetece entrenar?
—No creo que sea un buen plan, aún tienes las quemaduras irritadas.
—Tranquilo, hoy no pelearemos. —El cirujano arqueó una ceja.
—¿Y qué haremos entonces?

Karen se sentó cruzándose de piernas y dio unas palmaditas en el suelo delante de ella para que el pelinegro hiciera lo mismo. 

El destino no existe (Law x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora