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—Karen. —Volvió a llamar Law.

La chica era consciente de la mano del capitán agarrándole del brazo para que no se alejara y de sus ojos clavados en los de ella, haciendo que su corazón latiera más rápido. ​"¿Qué demonios me pasa?" P​ensó.

Mientras la pelinegra intentaba darle una explicación al por qué se había puesto tan nerviosa de repente, el cirujano levantó la mano que tenía libre y la apoyó en la cabeza de la joven, esta se sobresaltó ante el inesperado contacto y entonces vio que una pequeña sonrisa maliciosa comenzaba a adornar el rostro de Law.

—Ni se te ocu... —Karen fue cortada por Law, que había hecho presión en la mano que descansaba sobre la cabellera azabache de la joven y la había hundido sin remordimiento dejándola así durante unos segundos, vengándose de ella por haberlo tirado a la piscina. Con ropa incluida.

Cuando la chica consiguió sacar por fin la cabeza a la superficie, esta comenzó a toser ya que había tragado un poco de agua. Karen mantenía los ojos cerrados mientras tosía y unos mechones de pelo estaban pegados a su rostro, la chica intentaba mantenerse a flote pero le resultaba un poco complicado ya que estaba ocupada en recuperar aire. Mientras, Law la observaba anonadado, conteniendo las carcajadas que amenazaban con salir. ¿Cómo es que alguien tan grácil y ágil en una pelea parecía ahora un pato tan poco elegante? El cirujano decidió guardarse ese pensamiento para sí, ya que si la chica se enteraba de que acababan de compararla con un pato no saldría nada bueno de ahí. Law la agarró del brazo y la atrajo hacia sí, Karen se apoyó en el pecho del pelinegro y se aferró a su camisa empapada como si su vida dependiera de ello, buscando estabilidad.

Karen paró de toser al fin y se mantuvo apoyada en el pecho de Law durante unos segundos recuperando el aire y quitándose los mechones de pelo que tenía en medio de la cara, cuando por fin se recuperó se alejó un poco y miró al cirujano a la cara, este tenía una sonrisa burlona y Karen frunció el ceño molesta.

La joven se separó del todo no sin antes darle un puñetazo al pecho de Law, este hizo una pequeña mueca de dolor pero la sonrisa no abandonó su rostro.

—¿Quién tiene diez años ahora? —Se quejó la estratega.
—¿Y quién tiene setenta años ahora? —Contraatacó el capitán de los Hearts. La chica gruñó por lo bajo y se dio la vuelta, comenzando a nadar hacia el bordillo de la piscina mientras insultaba a Law por lo bajo. Este la siguió y ambos salieron de la piscina ágilmente.
—¿Y bien? ¿De qué querías hablar? —Karen había cogido la toalla y ahora había envuelto su cuerpo en ella mientras se dirigía a la ventana sin mirar ni una sola vez al cirujano. Este se pasó una mano por el pelo y suspiró.
—Quería disculparme por lo que te dije el otro día en el bosque.
—Hmm. —La chica no se giró, sino que siguió mirando por fuera de la ventana. —Yo también quería disculparme, sé que a veces puedo llegar a ser algo...
—¿Irritante? ¿Insufrible? —Interrumpió el capitán de los Hearts. La joven puso los ojos en blanco.
—Iba a decir impulsiva pero supongo que tienes algo de razón. —Karen se giró para mirarle por fin y lo que vieron sus ojos la pilló totalmente por sorpresa.

Law se había quitado la empapada camisa y la estaba escurriendo como buenamente podía, dejando su torso totalmente expuesto. La pelinegra miraba fijamente la escena que se estaba llevando a cabo frente a ella, más específicamente, la pelinegra miraba fijamente el torso desnudo de Law, fijándose en sus marcados abdominales y en los tatuajes que adornaban su pecho.

—¿Te gusta lo que ves? —Se burló el cirujano al pillar a la joven mirándole. Esta levantó la vista para mirarle a los ojos y sonrió pícaramente.
—Digamos que no me desagrada del todo. —Law chasqueó la lengua al oír la contestación de la chica.
—Entonces... ¿seguirás viajando con nosotros o te irás con Eustass-ya? —Preguntó el pelinegro apartando la mirada de la joven.
—Veamos... —Karen se puso un dedo bajo la barbilla, sopesando ambas opciones. —¿Seguir viajando con vosotros y poder molestarte y sacarte de quicio o... viajar con una tripulación que conocí hace apenas dos días? Hmmm. Yo creo que la opción es obvia, ¿no?
—Tsk. Pensándolo mejor, quizás te diviertas más molestando a Eustass-ya. —Karen soltó una pequeña carcajada.
—No te librarás tan fácilmente de mi, Trafalgar. —Este sonrió casi de forma imperceptible.
—Lo sé. —La chica le sonrió. —¿Eso significa que cenas con nosotros?
—Hmm, no creo. Tengo algo que hacer antes. —Law entrecerró los ojos sabiendo perfectamente lo que la chica iba a hacer. La idea no le agradaba en lo más mínimo pero tampoco era nadie para impedirlo, así que simplemente asintió.
—Está bien, ¿te veo en el desayuno entonces?
—Dalo por hecho.
—Bien, buenas noches. —El cirujano se dio la vuelta y salió de la estancia dejando a Karen en medio de la habitación pensando para sí.

El destino no existe (Law x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora