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Karen se estaba aburriendo menos de lo que había anticipado en un principio. Ella y Law habían unido fuerzas para luchar junto a Kanaye y, aunque este no parecía amedrentarse, comenzaba a esquivar a duras penas los ataques de ambos pelinegros.

—Law, ve y descansa. Yo acabaré con él. —Le decía Karen mientras se preparaba para lanzar otro ataque. El cirujano chasqueó la lengua y la paró antes de que esta pudiera atacar.
—No vas a llevarte toda la victoria, además, sigues en recuperación. Está todo bajo control, deja que yo acabe. —La chica le sonrió.
—Deberías dejar que le de el golpe de gracia, te salvé la vida hace apenas diez minutos, ¿sabes?
—¿Y exactamente cuántas veces te he salvado la vida yo desde que llegaste?
—... Touché. Dejaré que le des el golpe final, entonces.
—Eso pensaba.

Kanaye observaba el intercambio mientras intentaba recuperar aire y planeaba alguna estrategia, aprovechando que sus oponentes estaban ocupados discutiendo sobre quién le daría el golpe de gracia, el pelirrojo comenzó a transformarse en Law de nuevo. El falso Law se acercó a la chica y levantó la nodachi dispuesto a cortarla, Karen vio lo que planeaba por el rabillo del ojo y pudo hacerse a un lado a tiempo, la mano libre de su enemigo rozándola levemente en el brazo. Por suerte, la muchacha había podido salir sin un rasguño, pero no se podía decir lo mismo de su abrigo, que había recibido un desgarrón por la altura de los muslos.

—¿Eeh? ¿Estás de broma? ¡Lo estaba estrenando! —Se quejó la muchacha, quitándose la prenda y abriéndolo delante de ella para ver si tenía solución, viendo que este estaba destrozado. Karen lo dejó caer al suelo. —Serás...
—No hay tiempo para eso ahora, Karen. —Le interrumpió Law. La chica miró al cirujano.
—Me debes un abrigo, Law. —Este arqueó una ceja.
—¿Por qué yo?
—Porque fue tu cuerpo quién lo cortó. —Law se la quedó mirando.
—Eso no es...
—Oi, sigo aquí. —Karen y Law miraron a Kanaye y parpadearon varias veces, luego se volvieron a mirar entre ellos.
—Eso no es excusa, yo no te he roto nada. Además, ya me he gastado mucho dinero en ti. —Continuó Law, ignorando al chico.
—Bueno ese no es mi problema, tú insististe en que viajara con vosotros. —Le respondió la chica.
Kanaye volvió a su cuerpo de nuevo chirriando los dientes, ninguno de los dos lo tomaba en serio y estaba comenzando a enfurecerse. El pelirrojo entonces intentó una cosa diferente.
—Oi. —Les llamó de nuevo. Karen y Law se volvieron a girar para verle, molestos por ser interrumpidos por segunda vez en medio de su conversación.
—... —La chica se miraba así misma con la boca entreabierta, tras unos segundos de silencio por fin habló. —¿Así me ve la gente? He de reconocer que no estoy del todo mal. —Karen se puso las manos en sus caderas y sonrío orgullosa, el resto de personas en la sala la miraban sin poder creerse su reacción. Kanaye, que había adoptado la apariencia de la pelinegra, miró al cirujano.
—¿Siempre es así de...?
—¿Insoportable? Sí. —Contestó Law.
—Menos cháchara y más acción. —Interrumpió la chica poniéndose en guardia. Kanaye se giró hacia ella y sonrió, este levantó una mano y mandó un fuerte viento en la dirección de los piratas, esto tomó a ambos por sorpresa y no tuvieron tiempo de esquivarlo haciendo que acabaran volando por los aires y se estrellaran contra la pared del fondo.
—¡Capitán! ¡Karen-san! —Bepo corrió hacia ellos y los ayudó a incorporarse. —¿Estáis bien? —Ambos asintieron.
—¿Cómo es que puede usar mis ataques? —Preguntó Karen mientras se levantaba.
—Puede usar las técnicas de la persona a la que copia. —Le respondió Law.
—Tsk. ¿Y lo dices ahora?

Kanaye se rió y dio un par de pasos en dirección a los chicos.

—Tienes un gran poder, lo noto fluyendo por mi cuerpo —dijo la falsa estratega —pero no esperaba menos de alguien de tu nivel... ¿Sabes? Se dicen muchas cosas de ti por estas aguas... historias, rumores...
—¿Huh? ¿Y qué pasa con eso? —Karen frunció el ceño, no entendiendo a dónde quería ir a parar su enemigo.
—Rumores sobre lo que realmente le pasó al antiguo comandante de la cuarta división de los piratas de Shirohige... Unos dicen que lo mataste tú... Al fin y al cabo... ¿No es un poco extraño que alguien tan joven como tú fuera nombrada comandante de la noche a la mañana? —La chica se tensó de inmediato.
—Cuidado con lo que dices. —Le amenazó, poniéndose seria inmediatamente. Kanaye soltó una carcajada que, al estar en el cuerpo de la joven, sonaba aún más horripilante.
—Claro que eso solo son rumores... porque el verdadero culpable de eso fue Marshall D. Teach... ¿verdad?
—¿Cómo demonios sabes eso?
—Sé muchas cosas... He viajado mucho y he conocido a mucha gente... a la mayoría la suelo matar después, por supuesto. Pero... hace poco me encontré con cierto pirata... Ya te puedes imaginar a quién, ¿cierto? Oh, sí. Sí que te lo imaginas.
—¿Te... te cruzaste con... Teach? —La pelinegra pareció palidecer.
—Sí, hace no mucho. Mi primer pensamiento al verlo era llevarme su cabeza, pero eso no habría sido muy inteligente por mi parte. Estaba reclutando más gente para su tripulación y le interesé, pero tuve que negarme... no me gusta trabajar en equipo, ya sabes. ¡Pero eso no es lo importante!
—¿A dónde quieres ir a parar con todo esto?
—Paciencia, querida. Verás... una cosa llevó a otra y acabaste saliendo en nuestra pequeña conversación... Me dijo un montón de cosas interesantes... Puede que estuviera un poco intoxicado por el alcohol... bebe muchísimo. —A estas alturas a la estratega le había aparecido un nudo en el estómago. —Me contó intimidades tuyas que tú, con tan buena fe, habías contado a tu tripulación. ¿No es feo eso?
—Basta.
—¿Basta? ¡Pero si acabo de empezar! Pensaba que querías saberlo... En fin, como iba diciendo... Contó varias cosas tuyas... Anécdotas de cuando te uniste a la tripulación, anécdotas de tu infancia... ¡Oh! Hablando de tu infancia... ¡No sabía que tenías más hermanos! ¿Quién iba a decir que por tu culpa moriría uno de ellos de una forma horri...? —A Kanaye no le dio tiempo de terminar la pregunta porque, antes de que nadie pudiera registrar lo que estaba pasando, Karen se había convertido en aire y había reaparecido delante del impostor dándole un puñetazo en la cara que hizo que se tambaleara hacia atrás y cayera al suelo.

El destino no existe (Law x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora