Los piratas Heart habían llegado a la siguiente isla ya hacía horas después de varios días de travesía, aún así, no se habían atrevido a desembarcar. Aunque tenían entendido que en esa isla solo había un pequeño pueblo con pocos habitantes, una extraña aura emanaba de cierto lugar alejado del muelle, pero después de que Law contemplara los posibles peligros que supondría ir a investigar, decidieron ir todos juntos.Mientras caminaban no se encontraron con nadie, cosa a la que no le dieron importancia hasta que entraron en el pequeño pueblo y vieron un gran destrozo a su alrededor.
—Pero qué... —Todos se volvieron hacia Raiden, quien observaba un par de casas dadas la vuelta completamente a un par de metros de ellos. —¿Qué cosa sería capaz de hacer algo así?
—Mirad eso... —Esta vez fue Sachi quién señaló a otro lugar, donde unos charcos de sangre se podían ver en el suelo.
—¿Qué demonios...? —Una fina gota de sudor caía por la cara de Penguin.
—¿Qué habrá pasado aquí? Parece reciente. —Raiden se agachó junto a los charcos de sangre, que aún no estaban secos del todo.
—Qui... Quizás deberíamos irnos de aquí. —Sachi comenzó a mirar hacia todas las direcciones, completamente paranoico.
—¡Eso! —Le apoyó Penguin. —¿Qué opinas, capitán?
—Demos una vuelta más antes de irnos. —Habló por fin, emprendiendo la marcha de nuevo en otra dirección. Sachi y Penguin aguantándose las ganas de llorar mientras seguían a su capitán.Tras varios minutos caminando, los piratas acabaron en una playa no muy lejos del muelle donde habían dejado el submarino, esta había estado un tanto escondida por lo que la habían encontrado de casualidad. Estaban a punto de volver después de no ver nada interesante cuando Sachi atisbó algo por el rabillo del ojo.
—¡Capitán! —Law se giró en la dirección que Sachi señalaba con el dedo. Tirada en la arena, debajo de unos matorrales que estaban al principio de la playa, había una persona.
Law se acercó sigilosamente, nodachi preparada, sus nakamas no muy lejos detrás. A medida que se acercaban pudieron ver que la persona que habían divisado era una chica, esta estaba boca abajo pero, aún así, se podía ver que no se encontraba en muy buen estado.
El cirujano pudo apreciar varios arañazos en sus desnudos brazos, unos más profundos que otros, pero eso no era lo más preocupante, porque un charco de sangre se había formado por la zona de su abdomen y este crecía por momentos. Law se agachó rápidamente, dejando su nodachi a un lado y girando a la muchacha lentamente para no hacerle más daño y cuando vio su cara la reconoció al instante, aunque ya se había hecho una idea de quién podría ser al ver su tatuaje en su brazo izquierdo. El pelo azabache de la joven caía como una cascada a ambos lados de su cara y las pecas que adornaban sus mejillas estaban ahora ocultas por sangre, que le caía también de una fea herida de una de sus sienes. El capitán bajó la vista hacia su abdomen, viendo que ahí tenía la herida más preocupante de todas, un feo y largo corte era la razón de tanta pérdida de sangre.
—Capitán, ella es... —Aki también la había reconocido. —La chica que vimos en la taberna... Portgas D. Karen.
La tripulación veía a la pelinegra con una expresión seria en el rostro hasta que Penguin se acordó de algo.
—No me digas que... —Al recordar su corta interacción con ella palideció un poco. —Ya... ya decía yo aquella vez que me sonaba su cara, cómo no pude haber caído. —Sachi y Penguin intercambiaron una mirada y tragaron saliva, asustados.
—¿Crees que nos matará? —Susurró el primero, absolutamente asustado, recordando todo lo que había leído y escuchado sobre la pelinegra.
—Creo que voy a vomitar... —Penguin se giró esta vez a Raiden. —Va a matarnos, Raiden. —Este frunció el ceño, un poco pálido también.
—A mí no me mires, yo no fui quién la molestó.
—¡Raaaaideeen!
—Capitán, ¿qué hacemos? —Preguntó Bepo, ignorando a sus compañeros.
—Si la dejamos aquí, morirá. —Le contestó este, que se había quitado su sudadera para hacer presión en la herida de la muchacha en un intento de cortar la hemorragia.
—Lo siento... —Se disculpó el oso sin ninguna razón aparente. Law no le respondió, estando acostumbrado a sus repentinas disculpas y centrando su atención en atar la sudadera alrededor de la chica para que no se moviera, cogiéndola en volandas poco después.
—Bepo, coge mi nodachi. Me adelantaré al submarino, preparaos para una operación, dijo antes de desaparecer con uno de sus Rooms.
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El destino no existe (Law x Lectora)
FanfictionMovida por la venganza, cierta pelinegra deja su tripulación para ir en busca del pirata que había roto la norma más importante de todas: matar a un nakama. En su viaje se encuentra con el Cirujano de la Muerte, Trafalgar Law, con el que viajará un...