—Aki. —El chico se giró al escuchar su nombre, viendo a su capitán entrando a la sala de control.
—¿Ocurre algo, capitán?
—Mañana por la mañana llegaremos a la isla y quería pedirte que te quedases con Karen, acabo de estar con ella y parece que se ha puesto peor y no podrá venir con nosotros.
—¿Peor? Pensaba que solo se había resfriado.
—Le ha subido la fiebre y la veo un poco rara. Seguro que no es nada, pero no quiero que se quede sola.
—¿Ohh? ¿Estás preocupado por ella?
—Solo no quiero tener que trabajar el doble luego en el caso de que pase algo.
—Seguro... —Susurró Aki.
—¿Dijiste algo?
—Nope. —El chico miró a Law con una pícara sonrisa y este arqueó una ceja, decidiendo ignorar a su nakama y las películas que probablemente ya se habría montado en su cabeza.
—Toma. —El capitán le entregó un den den mushi bebé. —Si ocurre algo quiero que me llames.
—No te preocupes, yo cuidaré de Karen por ti.
—Solo procura que no haga ninguna tontería. —Le dijo antes de volver a salir.•
Los piratas Hearts al fin habían llegado a isla Yuki, hacía apenas diez minutos que habían atracado el submarino listos para desembarcar y toda la tripulación estaba en cubierta, observando las altas montañas heladas que se alzaban frente a ellos, miraras a donde miraras, todo era blanco.
—Volveremos pronto, recuerda llamarme si ocurre cualquier cosa. —Le decía Law a Aki, que había salido para despedirse.
—Descuida, capitán.El joven se quedó en cubierta viendo como sus nakamas se bajaban del submarino, emprendiendo la marcha por la nevada isla, esperando a que desaparecieran de su vista para entrar por fin, yendo directamente al cuarto de la muchacha.
Toc toc toc.
—Karen, soy yo. El capitán y el resto ya se han ido, ¿puedo pasar?
—Uhh huuu. —Aki miró a la puerta desconcertado por la respuesta que había recibido pero aún así la abrió y entró.Karen se encontraba acostada en la cama con una montaña de pañuelos usados sobre ella, sobre la mesita de noche y por todo el suelo. Aki intentó contener una carcajada al ver la cara de la muchacha, que lo miraba con sufrimiento, y se acercó hasta la cama, sentándose en los pies de esta.
—¿Cómo te encuentras? —Le preguntó a su amiga.
—¿Cómo crees que voy a estar? —Este no pudo evitar reírse esta vez. —¿De qué te ríes? ¿No ves que estos podrían ser mis últimos momentos de vida?
—Vamos Karen, no exageres. Es un resfriado, no una enfermedad incu... —En ese momento Karen se llevó una mano al pecho, incorporándose en la cama de golpe, mirando a Aki con cara de pánico. El chico se levantó de inmediato, acercándose a ella sin saber muy bien qué hacer. —¿¡Karen!? —Esta entonces levantó una de sus manos hacia el techo.
—Dios... ¿eres tú? —Aki paró en seco, mirando a la chica frunciendo el ceño y cruzándose de brazos.
—No hace gracia.
—Aki... ¿ves eso? Veo... una luz... —Este cogió una de las almohadas de la cama y se la tiró a la muchacha en la cara.
—Para estar enferma veo que tienes energías suficientes para darme una taquicardia. —Le dijo mientras se volvía a sentar, sonriendo. Karen le sacó la lengua, dejándose caer en la cama de nuevo.Aki y Karen se habían pasado la mañana hablando y jugando a las cartas, haciendo una pequeña pausa para el almuerzo, aunque esta última tampoco había encontrado el apetito hoy. Después de comer, Aki había decidido adecentar un poco la habitación, ya que estaba seguro de que tantos pañuelos usados deberían estar influyendo en el estado de la chica y, con ayuda de esta, los habían tirado todos a la basura y habían ventilado un poco la estancia.
—Me abuuuurro. —Decía la estratega tirando las cartas por toda la cama después de que se hubieran puesto a jugar nuevamente.
—Pues duérmete.
—No seas aburrido. Aaaaakiii, cuéntame algo sobre ti. —Aki soltó un suspiro antes de mirar a su amiga, haciendo una nota mental para prepararse la próxima vez que esta cayera enferma, viendo que se ponía ligeramente pesada.
—Eres una paciente horrible.
—¿Huuuh? Eso ha sido cruel. —Karen puso un puchero provocando que el joven pusiera los ojos en blanco.
—¿Si te cuento algo luego te irás a dormir? Tienes que descansar. —Karen asintió con ganas, cambiando su actitud completamente. —Mmm, veamos, ¿qué quieres saber?
—Todo lo que no sé de ti aún, ¿de dónde eres?
—Nací en una pequeña isla en el South Blue.
—¡Oh! ¡Yo también!
—¿Eres del South Blue? —Se sorprendió el pirata, recibiendo un asentimiento por parte de la pelinegra. —Pensaba que eras del East Blue.
—Bueno, me crié ahí pero nací en el South Blue. No lo sabe mucha gente, así que que esto se quede entre nosotros.
—¿Lo sabe el capitán? —Karen negó con la cabeza. —Ugh, genial. Solo espero que no salga el tema, no creo poder mentirle.
—No te preocupes, si se llegara a enterar tampoco pasaría nada. Volviendo al tema de antes... ¿Si eres del South Blue cómo demonios acabaste aquí?
—Lo preguntas como si fuera algo rarísimo cuando tú hiciste exactamente lo mismo. —Karen sonrió.
—Tienes razón... ¿Y bien?
—Dejé mi isla con 15 años, estuve trabajando de carpintero en un barco durante algo más de un año pero decidí irme y en una isla conseguí colarme en otro barco y llegué al Grand Line.
—¿Por qué querías llegar al Grand Line? —Aki se encogió de hombros.
—El mar es más grande, hay más oportunidades.
—Y más peligros.
—Sí, bueno. Hay que arriesgarse un poco en la vida, la hace más interesante.
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El destino no existe (Law x Lectora)
FanfictionMovida por la venganza, cierta pelinegra deja su tripulación para ir en busca del pirata que había roto la norma más importante de todas: matar a un nakama. En su viaje se encuentra con el Cirujano de la Muerte, Trafalgar Law, con el que viajará un...