10

137 14 2
                                    

Miré a mi alrededor, era un campo verde y lindo, con algunas lilas y gardenias blancas floreciendo ocultas entre la hierba. Caminé sintiendo el pasto bajo mis pies descalzos.

Visualicé a Roger mirándome a lo lejos con una sonrisa ladina, no traía sus característicos lentes, dejando ver sus grandes ojos. Vestía una camisa blanca de algodón con 3 botones desabrochados, dejando ver su pecho y un pantalón corto de mezclilla. Pude ver que él también estaba descalzo. Corrí hacia él y él me recibió con un abrazo. Reímos y él me alzó dándome vueltas. Al detenernos, nos miramos a los ojos durante algunos segundos, me perdí en el azul de sus ojos, sus grandes zafiros brillando con la intensidad de mil soles. Pero pronto ese azul era demasiado para mi, era demasiado profundos y azules, estaba ahogándome en ese océano.

Inhalé aire como pude y abrí los ojos incorporándome. Sólo fue un sueño, un sueño y sólo eso. Miré a mi ventana y vi que estaban empañadas a pesar de que el sol se reflejaba en ellas, probablemente hacía mucho frío.

Intenté levantarme para ir al baño y ponerme calcetines de nuevo, ya que los que me había puesto la noche anterior desaparecieron entre las cobijas, pero un peso sobre mi pierna evitó que me levantara. Volteé a mi izquierda y vi la cara tranquila de Roger, con sus ojos cerrados y su mano estaba sosteniendo la mía.

Con mi mano libre, quité las cobijas que me cubrían sintiendo el cambio brusco de temperatura y vi que ese peso sobre mi pierna, era la pierna de Roger, lentamente la moví para poder pararme. Al momento de soltar su mano, la apretó un poco haciendo que fuera un poco difícil, él no quería soltarme. Cuando por fin lo conseguí, mi mano se sentía rara, el no tener el calor de su mano me hizo sentir frío .

Me puse de pie y volví a acomodar las cobijas para que no le diera frío a Roger, fui al baño a hacer mis necesidades y lavarme la cara y los dientes. Enjuagué mi cara y me miré al espejo, aún no podía sacarme las flores y los ojos de Roger de la cabeza. ¿Qué demonios significaba eso? Negué y me sequé la cara y las manos.

Al salir, me encontré con Roger aún dormido buscando algo en mi lugar con la mano y terminó jalando mi almohada y abrazándola. Sonreí ante la imagen y salí en silencio del cuarto, cerrando la puerta detrás de mi.

Bajé las escaleras y serví un vaso de agua. Moría de sed. En cuanto tranquilicé un poco mi sed mi estómago rugió. También moría de hambre al parecer.

Busqué en el refrigerador buscando algo para calmar la resaca, mi jengibre se había terminado por lo que ya no podía hacer té de jengibre, debía comprar más. Vi yogurt natural y lo tomé, lo metí a la licuadora junto con un una toronja. Cerré la puerta antes de encender la licuadora rezando para que no se escuchara en el piso de arriba.

Al ver que nadie se había despertado, suspiré aliviada y me dirigí a la barra que dirigía el comedor de la cocina y encendí e radio con un volumen muy bajo para no estar en completo silencio.

Serví mi batido en un vaso y comencé a tomarlo mientras tomaba lo necesario para preparar hotcakes. Comencé a mezclar los ingredientes mientras meneaba las caderas y tarareaba la canción que estaba pasando en la radio.

- ¿En qué momento llegaste ahí? - Exclamé evitando gritar al ver a Roger sentado del otro lado de la barra.

- Buenos días a ti también. - Dijo con una sonrisa divertida y con los ojos somnolientos. - Más o menos en el segundo coro, pero no quería interrumpir tu mini concierto. ¿Quién diría que te sabes las canciones de ABBA? Tan badass que te ves y parecías muy divertida cantando Dancing Queen.

- Oh cállate. - Dije sonrojándome. - O te quedas sin hotcakes. - Amenacé señalándolo con la cuchara y él rió levantando las manos.

- ¿Te ayudo? - Se ofreció y yo asentí.

Bad Guy [Roger Taylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora