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*Rato después*

Narra Raymond

Después de haber terminado de cenar con mi princesa fuimos a sentarnos en la arena para poder observar el mar y el lindo paisaje que nos garantizaba este lindo día.

Diana: lindo paisaje. Dice mirando al frente.
Raymond: si, pero no más hermoso que tenerte aquí conmigo mi amor. La  abrazo.
Diana: gracias por esto Ray, realmente nunca pensé que alguien sería capaz de todo esto.
Raymond: no tienes porque agradecer, sabes perfectamente que haría cualquier cosa por verte feliz mi amor, desde la primera vez que nos encontramos en el restaurante aquel día sabía que tú eras la persona indicada para confiar nuevamente en el amor, te amo Diana. La beso.
Diana: y yo a ti Raymond.

La tomé del cuello y la besé, era un beso tímido pero lleno de amor y sabía perfectamente que no me había equivocado con ella, la amo y daría mi vida para protegerla para que nada malo le pase a mi linda princesita.

Poco a poco nuestro beso empezó a tornarse apasionado y ella se subió lentamente sobre mi mientras seguíamos basándonos, mis manos acariciaron lentamente sus piernas y fueron subiendo hasta llegar a la parte inferior de su vestido, metí mis manos debajo del vestido y acaricie su trasero.

Raymond: ¿quieres hacerlo mi reina?. Susurro en sus labios.
Diana: me encantaría Ray, quiero ser tuya.

Nuestras miradas se conectaron y sus ojos mostraban pasión y deseo, además de su leve sonrojo que era muy tierno y me encantaba.

La besé nuevamente pero esta vez con necesidad y ella me abrazó para que no pudiera separarme, ella quitó mi chaqueta y después metió sus pequeñas en mi polera y la levantó un poco, la ayudé a sacarla y me miró, puso sus manos en mi pecho desnudo y lo acarició mientras yo besaba su cuello.

Busqué el cierre de su vestido, lo encontré y lo bajé lentamente hasta que ya no daba más, lo levanté lentamente hasta que lo saqué y ella quedó solamente en ropa interior así que mordí mi labio.

Raymond: eres tan hermosa. Pongo mis manos en su trasero.- te amo.
Diana: y yo a ti Ray. Me besa.

Nos volvimos a besar pero lentamente mis labios bajaron a besar su cuello mientras acariciaba su trasero, sentir sus suspiros cera de mi oreja me hicieron tener una erección y ella al sentirla en su intimidad dio un pequeño gemido.

Busqué el broche de su brasier y después de encontrarlo lo saqué inmediatamente dejando así expuestos sus lindos pechos a los cuales empecé a darles atención, metí uno a mi boca y lo besé, mordí y succione mientras mi mano acariciaba el otro, sus gemidos empezaron a surgir y era muy tierno como ella intentaba ocultarlos mordiendo su labio, mi erección cada vez se hacía más grande al escucharla porque era algo que me excitaba mucho y ya no soportaba más.

Sus manos lentamente bajaron por mi pecho hasta llegar a mis pantalones, intentó desabrocharlos pero no pudo por la erección que tenía así que la ayudé, quité mis pantalones y ella sus bragas ya que era lo único que nos cubría y volvió a sentarse sobre mi.

Raymond: recuerda que te amo y que siempre lo haré.
La beso.
Diana: yo también te amaré siempre Ray a pesar de lo que piensen los demás.

La besé tiernamente mientras levantaba un poco sus caderas y puse mi miembro en su entrada, lentamente ella bajó haciendo que la penetrara y así hasta estar por completo dentro de ella y cuando lo estuve dimos un pequeño gemido.

Ella me miró por un momento y después empezó un vaivén lento y tortuoso sobre mi, la besé pero se separó de mis labios dando un gemido cuando empecé a dirigir sus caderas.

Seguí dirigiendo sus caderas por un rato mientras ella solamente gemía bajo y mencionaba mi nombre entre ellos, después ella retiró mis manos y empezó a moverse más rápido pero sus movimientos a pesar de ser algo rápidos eran muy sensuales y era algo que me excitaba más.

Después empezó a dar pequeños saltos sobre mi pero en eso la tomé de su trasero y la apague más a mi y empecé a embestirla desde abajo.

Diana: ¡Ray!. Dice entre gemidos.
Raymond: correte mi reina, correte para mi.

Seguí con el mismo ritmo por unos minutos más hasta que ella dio un grito de placer diciendo mi nombre y al final se corrió, igual yo me corrí dentro de ella.

Salí de ella lentamente y nos quedamos tranquilos tratando de recuperar el aire, nos miramos y nos besamos.

Raymond: ¿estás bien?. La miro agitado.
Diana: si, mejor no podría estar Ray. Me besa.- te amo.
Raymond: y yo a ti mi amor. La beso.- mejor ya vámonos o nos enfermaremos.

Nos levantamos de la arena y nos cambiamos por nuestra ropa que traíamos, nos dimos un último beso y salimos de esa playa, caminamos tranquilamente por las calles hasta llegar a su casa, me despedí de ella y después me fui a mi casa para poder descansar.








Nunca Me OlvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora