Capítulo 2

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Asesino a sueldo

Solo necesito tocar el timbre de la entrada una vez y pareciera que la abuela me esperaba tras la puerta.

Me estrecha entre sus brazos tan rápido que no me da ni tiempo a verle la cara. Se mantiene así casi un minuto entero, apachurrándome.

Olisquéo un poco el aire.

<<Mmm... mis sospechas eran ciertas>>

Ha estado haciendo la tarta de fresa, ya que todo está impregnado con ese olor, incluso su ropa.

—¡Deja a la niña respirar mujer! — le grita Ephrain a mi abuela mientras se acerca para saludar.

Ephrain es el... "novio" de mi abuela, supongo que esa es la etiqueta que hay que ponerles.

Luego de que mi abuelo muriera mi abuela estuvo sola por varios años hasta que conoció a Ephrain, quién también había perdido a su mujer, así que juntos encontraron consuelo.

<<Si saben a lo que me refiero>>

El caso es que ahora los dos están felices de la vida, pero no quisieron volver a casarse. Creo que ambos tienen mucha suerte de contar con el otro. En mi opinión es un tipo de puta madre, sonriente, bromista y de esos que no cogen mucha lucha con las cosas, justamente lo opuesto a mi abuela, que siempre tiene que tener todo bajo control.

—¡Dios te extrañé tanto! — exclama mientras da por culminado su abrazo y me empuja hacia adentro del recibidor.

—Yo también a tí. — le sonrío.

—Te veo más delgada. ¿No la ves más delgada Ephrain? —pone cara de preocupación.

—¡Qué delgada ni delgada! Yo la veo igual de hermosa que la última vez. — me dedica una sonrisa y un ligero abrazo.

—Y tú como siempre eres todo un encanto. — le doy un ligero empujoncito con el hombro y el corresponde guiñándome un ojo.

—Más me vale.

Dejo salir una risita por lo bajo ya que sé exactamente a que se refiere.

—Bueno cariño — comienza la abuela mientras caminamos todos juntos a la sala —, sube a darte un baño y ponte cómoda, la cena estará lista dentro de unos minutos.

—¿Necesitas ayuda con la maleta? —indaga Ephrain al percatarse que esta es casi tan grande como yo.

—No, está bien, puedo arreglarmelas sola.

Siempre he sido una chica independiente no voy a quejarme ahora de no poder subir las escaleras con una maleta. Vaya que es bastante grande, pero yo soy insistente.

Al llegar a mi habitación enseguida me invaden los recuerdos. Está justo como la última vez. Lo mejor de todo son los ventanales que dan a un valcón con una increíble vista del lago.

Comienzo por abrir la puerta del balcón para que entre el aire y luego guardo todas mis pertenencias en el armario. Tomo una ducha rápida, y me vesto con unos shorts de talle alto negros y una camiseta Vans de mangas cortas, blanca y algo ceñida. Para hacerle juego me calzo mis Vans rojos y listo. Esa soy yo, rápida y cómoda.

Bajo las escaleras justo en el momento en el que mi abuela termina de preparar la mesa de la terraza con vista al lago y la maravillosa puesta de sol que tiene lugar frente a nosotros.

Alza la copa de vino y propone un brindis.

—Por mi bella familia, y por ti Luci — me mira con sus orbes claros, llenos de ternura y alegría al tenerme aquí —. Porque sigas conquistando todas tus metas. Estoy tan orgullosa de ti cariño, y sé que tu madre también lo estaría.

Aprieta mi mano con ojos brillantes y a mí se me comienza a hacer un nudo en la garganta por la emoción de sus palabras.

—¡Salud! — termino diciendo al tiempo que levanto mi copa y brindamos.

No quiero que nos pongamos sentimentales.

El pescado y el puré de patatas cocinado por mi abuela está para chuparse los dedos, Ephrain y yo no paramos de llenarla de elogios mientras lo saboreamos.

—Me encanta tu nuevo look cariño. Creo que el cabello rubio hace resaltar tus ojos —señala.

—¡¿En serio?! Estaba loca por probar un cambio, y bueno, esto fue lo que salió.

Me gusta que las personas que quiero disfruten de mis gustos algo excépticos. Ya los demás pueden hablar y mirarme raro, pero si ellos me aceptan como soy, lo que digan otros me la suda relativamente.

—Por cierto... —le doy un sorbo al vino  —¿Cómo va el negocio de la renta este año?

—¡Va de maravilla! Tenemos todas las casas ocupadas —sus ojos arrugándose con una sonrisa.

—Me fijé cuando venía que mi "creación" tenía las luces encendidas. Al fin lograste rentarla —pregunto pero suena a afirmación.

—Así es —afirmó —. Un hombre que al parecer está solo. Le iba a preguntar si su mujer se le uniría luego, pero no quise ser indiscreta. — dijo la abuela abriendo los ojos y haciendo un gesto con la mano, como si indiscreta no fuese su segundo nombre.

—No es un hombre, es un joven, en la información de la reserva dice que solo tiene 29 años. —Ephrain la corrige y yo frunzo el ceño.

Claro, para él un hombre de 29 años debe ser como estar en presencia de un adolescente.

—Bueno... un hombre joven — corrige  mi abuela —Vaya que para lo que me está pagando me da igual la edad que tenga.

—¿Cuánto te está pagando? — pregunto porque la curiosidad empieza a picarme.

—Pues yo le dije que la renta de esa casa era 300 por día y él me dijo que no sabía el tiempo que estaría por aquí. Así que le dije que no podía alquilarle la casa por tiempo indefinido ya que las personas solían contactarme con antelación para reservar el lugar. —dice esto último mientras se le forma una sonrisilla traviesa en la cara.

Evidentemente se la ha jugado al hombre.

—¿Y que te dijo? — insisto yo acomodándome en la silla más cerca de ella.

—Me ofreció 500 si lo dejaba quedarse el tiempo que necesitara y sin hacer preguntas de cuándo se iría.

Mis ojos se abren y mi boca forma una O muy grande del impacto de sus palabras.

—¡Joder, tienes que estar bromeando! ¿500 indefinidamente? ¿Pero quién es él, un asesino a sueldo? —me burlé mientras todavía daba vueltas en mi cabeza el número.

—No sé quién sea y no me interesa. Mientras me pague, el hombre joven y yo, seremos los mejores amigos — levanta la copa y se da un trago de vino.

Ya tiene la piel arrugada de las mejillas rosadas.

—Yo tengo una teoría...

Interviene Ephrain mientras baja la voz como si fuese a decir algún secreto de estado.

—Verán... creo que es uno de esos jóvenes que se hacen multimillonarios a una edad muy temprana. Seguramente es hijo de algún magnate y heredó todas las acciones de su padre, y en estos ultimos años a levantado el apellido de su familia. Y está aquí pasando sus ultimos días de soltero antes de que tenga que casarse con la mujer que sus padres escogieron para él. Eso, o... terminó recientemente con su mujer y están arreglando los papeles para el divorcio y él le esta dando algo de espacio.

Tras un momento de silencio, mi abuela y yo nos miramos y nos echamos a reír a carcajadas, mientras que él solo nos mira algo desconcertado.

—Por favor Ephrain, tienes que dejar de ver tantas novelas — le dice al tiempo que se seca algunas lágrimas con su servilleta.

Por su parte, él solo deja salir una risilla nerviosa, y un tanto avergonzada, al tiempo que continuamos con la cena.

¡Y al fin es el momento del postre!

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