DRÁKON [+18] ✔️

Capítulo 9

Lo siento mamá

Theo

Llevo toda la maldita mañana en el coche frente al hotel. Se supone que los hombres que ha mandado Lombardi, para cerrar el trato con De la Cruz, se hospedarán aquí, pero hasta ahora no han llegado.

Una de las cosas que te enseñan en el entrenamiento, y que vas desarrollando con los años, es la paciencia. Te enseñan a no desesperarte, a planear cada paso y, en caso de ser necesario, a improvisar, de manera tal que siempre salgas victorioso. Para mi suerte soy de los mejores en lo que hago, pero aún así, es jodidamente molesto recibir una información a última hora, y tener que reorganizar tu plan.

No he dormido en toda la noche ya que ayer, luego de que la niñata descarada se largara, recibí la información de que Ignacio había insistido en un primer acercamiento con sus futuros socios, para darles a probar la mercancía antes de la transacción final. Según tengo entendido será su hijo quien se encargue, y todo se llevará a cabo esta misma noche. Ese es el por qué de estar aquí, sin haber pegado ojo y con un plan a medias que espero, por mi bien, que funcione.

Pensé que habría más días por el medio entre la llegada de los italianos y el día de la compra. Por lo que tendría el tiempo suficiente para llevar a cabo mi plan inicial. Mataría a los hombres de Lombardi y conseguiría hacerme pasar por la persona que va a cerrar el negocio. Aún pienso infiltrarme, sólo que el procedimiento será muy diferente a cómo lo había planeado.

Recuesto la cabeza en el espaldar del asiento, y mi mente empieza a jugarme malas pasadas nuevamente, trayendo a la chica de cara angelical y pensamientos endemoniados. No mentiré diciendo que no me sorprendió bajar las escaleras y no verla, pero es un alivio saber que lo tenía claro desde el principio.

<<Tal vez más claro que yo>>

Que haya actuado de la manera en que lo hizo, me hace pensar que tal vez estaba equivocado, y que Lucia, no es tan inmadura después de todo.

<<Lucia>>

No tengo idea de porque, pero su nombre me resulta sensual siempre que lo pienso. Una mezcla entre lo tierno y erótico, al igual que ella. Me doy una cachetada mental. Que estupidez tan grande andar pensando en la niñata.

Miro mi reloj, ya es casi mediodía cuando veo estacionarse una camioneta Chevrolet Blazer negra a la entrada del hotel, de la cual bajan tres hombres. Llevo muchos años en este trabajo y he tenido que lidiar con todo tipo de sujetos. Pero los mafiosos llevan el título grabado en la frente. Por supuesto, Lombardi no vendría él, no puede arriesgarse así, pero ha mandado a estos tres, aunque tengo entendido que sólo uno de ellos asistirá al encuentro con De la Cruz, mientras los otros dos vigilan de cerca. Por mi parte pienso tomar esto como una oportunidad.

Avanzo en el auto hasta la entrada del hotel donde le entrego las llaves de mi Aston Martin al valet parking. Me arreglo los puños de mi camisa y abotono el blazer de mi traje. Entro al lobby del hotel y enseguida detecto que los tres hombres están junto a la recepción esperando a que le entreguen sus números de habitaciones. Decido tomar asiento en uno de los sofás, mientras finjo despreocupación como cualquier otro huésped, hasta que el chico de las maletas llega y recoge el equipaje de los italianos para llevarlos a sus respectivas habitaciones.

Me levanto, recorriendo el espacio entre el maletero y yo. Finjo estar entretenido escribiendo en el teléfono cuando tropiezo con él, disculpándome al instante. Poso una de mis manos en su hombro y es aquí donde aprovecho y le coloco un dispositivo de rastreo, prácticamente imperceptible. Continúo mi camino hacia el elevador, subiendo a la habitación que alquilé en la madrugada, a modo de respaldo. No aparto la vista de mi móvil, que me muestra, mediante un plano en 3D del edificio, la posición que tiene ahora el maletero. Se detiene en dos habitaciones, una al lado de la otra, 607 y 608, las cuales marco en el mapa. Voy hasta el minibar y me sirvo un poco de whisky, ya necesitaba algo de acción y al fin la voy a tener.