"Naruto Uchiha" El Destructor o Salvador del Mundo

Un Sendero Diferente

Amegakure.

Konan estaba sentada frente a una ventana, sus vacíos y un tanto enrojecidos ojos observaban la lluvia que caía sobre la aldea. Suspiró y lágrimas salieron de sus ojos, sin perder ni un segundo las limpió de su rostro.

Su mente le trajo el recuerdo del preciso instante en que Naruto la traicionó, el momento en que Naruto terminó siguiendo ese camino que ella nunca creyó que seguiría, a pesar de todo aún tenía dudas en su mente, una parte de ella estaba destrozada ante la traición y los verdaderos motivos de Naruto, sin embargo, otra parte de ella seguía creyendo en que Naruto no estaba actuando conscientemente, talvez para ella Naruto estaba siendo controlado por Madara de alguna forma.

Un quejido la sacó de sus pensamientos y se giró para ver acostado en una cama a Nagato que también tenía los ojos completamente vendados.

—¿Cómo te sientes, Nagato?— Preguntó ella acercándose a su amigo y sentándose en una parte de la cama.

—Yo... Solo... Fue un sueño —comentó Nagato ignorando la pregunta de Konan, quizás debido al sueño.

—¿Un sueño? ¿Qué clase de sueño?— Volvió a preguntar ella limpiando con una pequeña toalla el sudor que corría por la frente de Nagato que, suspiró antes de empezar hablar.

—Era una aldea, no logré reconocer de que aldea se trataba, pero no creo que haya sido una de las que hay en este mundo... Era una aldea muy alegre, una aldea donde todos sonreían unos con otros, no importaba si no eras residente de esa aldea, no había odio, no habían diferencias, solo paz y unidad... —Contó Nagato en un tono tranquilo confundiendo a Konan.

—No entiendo, ¿porqué algo así te afectaría?— Cuestionó ella en un tono curioso.

—No quiero decirte eso... podría... afectarte...

Konan se sorprendió y la curiosidad aumentó aún más en ella.

—¿Acaso... soñaste con Yahiko?

El rostro de Nagato se tornó algo decaído, incluso su respiración se calmó y tragó saliva antes de hablar.

—Esa aldea tan tranquila, tan soberana y armoniosa, de pronto fue amenazada por un enorme ente. Todo luz de tranquilidad y felicidad fue cubierta por una oscura nube gris de odio, destrucción y muertes por todos lados. Ese monstruo solo quería destruir, eliminar todo rastro de vida —contaba Nagato a una atenta Konan—. Entre medio de ese catastrófico lugar, estaba... Yahiko. Estaba muy impactado, no podía creer que estaba viendo a Yahiko frente a mí. Él me miró, se acercó hasta a mí y puso su mano en mi hombro.

—¿Te dijo algo?— Inquirió Konan y Nagato asintió.

—La última guerra ha comenzado, el enemigo ahora amenaza con destruirlo todo y a todos, Akatsuki debe ayudar a vencer a ese enemigo. El mundo te necesita. Tu eres el salvador de este mundo, por favor, salva a este mundo y a Konan... Eso fue lo que me dijo... Luego de escuchar eso, vi al enorme ente que seguía destruyendo todo a su paso, y dentro de él... estaba Naruto... —Reveló Nagato y Konan apretó los labios.

—Lo siento, Nagato... Yo... les fallé a ambos... No pude hacer nada ante Naruto... Es mi culpa que estés en esta condición... Lo siento tanto... —Decía Konan entre sollozos y lágrimas corriendo por sus mejillas.

Llena de impotencia y dolor, Konan sintió las manos de su amigo limpiando sus lágrimas, ella levantó la mirada para verlo.

—No me había dado cuenta de tus sentimientos, aún cuando había prometido que iba a protegerte con mi vida... Tú estás enamorada, el amor que Naruto despertó en ti fue el motivo por el cual empezaste a cambiar, pero la realidad es que solo estabas volviendo a ser la misma de antes, aquella chica soñadora y tan amable, aún cuando cargabas con la culpa de las vidas arrebatadas por mí, yo soy al que debes perdonar —aseguró Nagato quitando sus manos de las mejillas de su amiga.