Era de noche, muy de noche, y no sabías por qué habías salido tan tarde desde la granja; no tenías claro si fue porque de verdad creías que había que aprovechar la pista que Dixon había encontrado, si solo querías demostrarle a Dixon que tú podías sobrevivir sola allá afuera y encontrar a la niña o solo porque querías huir de esa casa y de esa mujer que decía ser tu madre, pero que tan solo te había parido. Ajustas mejor tu bolso y aclaras tu garganta, pisas más fuerte para sentirte más segura de lo que estabas haciendo.
ㅡ Soy una jodida idiota...
«Sí que lo eres» ㅡ te respondes a ti misma. Pones tus ojos en blanco y sigues caminando, de pronto te detiene un ruido entre unos arbustos. Cierras los ojos, respiras despacio para poder identificar de dónde provenía aquel sonido. Venía desde tu lado izquierdo, más bien en diagonal a tu posición. Lentamente pones una flecha en la ballesta que le robaste a Dixon -más bien se la pediste prestada sin decirle-, colocas la correa en tu brazo y rápidamente giras hacia donde viene el sonido apuntando con la ballesta. No te encuentras con nada, seguro era un simple animal. Avanzas lentamente, aún con la ballesta lista para usarla, cuando de pronto se sintió otro sonido -desde el mismo lugar que hace segundos-, solo que ahora se sumaban unos gruñidos. Al girar te encuentras con un caminante, intentas no focalizarte en lo asqueroso que se veía por los champiñones que crecían de su frente. No dudas ni un segundo, le das con la flecha en toda la frente. No estuvo mal para un primer tiro después de tantos años sin tomarla, habías tenido el mejor instructor después de todo.
Te acercas hasta el cuerpo del convertido, intentas no mirarlo y rápidamente sacas la flecha y la limpias con un pañuelo que traías encima. Es inevitable, das una fuerte arcada al no poder lidiar con aquel hedor de los caminantes. Perfecto, ahora tenías la cena sobre tus zapatos. Esto no podía ir peor.
*
Daryl aprieta con fuerza la venda que cubre su herida, se queja y se afirma apenas del pilar de la entrada de la casa Greene. Todo el grupo se encontraba por la granja buscándote y él ahí en una cama sin poder hacer nada, no podía quedarse así. Todos se le acercaban para decirle que no había rastro tuyo, él no podía dejar de pensar en los inútiles que eran por no encontrar alguna pisada tuya que indicara el camino que seguiste. Mira atento el suelo, ve una pisada fina y mediana que seguramente era la tuya, quizás solo estaba desesperado y se aferraba a cualquier cosa. Caminó lentamente, no le importó que se le abriera un poco la carne y la herida empezara a sangrar nuevamente, sigue las pisadas que se acompañan a las de un hombre porque era más gruesa y más ancha. Se detiene en su camino, pose su pie al lado de aquella pisada y suspira.
ㅡ Oh, Rabbit... tan brillante como siempre ㅡ susurra él entre quejidos. Algo brilla a unos metro de él, camina un poco más y allí encuentra tu cadena, la misma que te regaló él para la navidad hace catorce años. Él niega y aprieta con fuerza aquel objeto.
ㅡ ¿Qué haces aquí? ¡debes descansar! ㅡ Maggie se acerca a él y lo ayuda a ponerse de pie, observa su herida y niega ㅡ. ¡Mira, se te abrió!
ㅡ ¿Cómo son tan inútiles que no pudieron seguir estas pisadas y encontrar su cadena? ¿acaso están todos ciegos? ¿cómo mierda van a encontrar a una niña si no pueden seguir las pistas más evidentes? ㅡ niega totalmente frustrado ㅡ. Debo seguirla.
ㅡ Detente ㅡ ella posa sus manos sobre los hombros de él ㅡ. ¿Estás loco? Si sabe que te fuiste con la herida sangrando y que te moriste por eso, ella va y te mata de nuevo. Estoy segura que es capaz de buscar la forma de revivirte y luego matarte por lo tonto que fuiste.
ㅡ Sí, eso haría Rabbit ㅡ mira desesperado hacia el frondoso bosque de Senoia ㅡ. Es una testatura, pero tan brillante ㅡ apunta hacia el frente, Greene sigue su dedo ㅡ. Siguió mi camino, el que hice en la mañana. No me preguntes cómo, si la mitad de las huellas estaban borradas.
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Squirrel ~ [ Daryl Dixon y tú ]
Fiksi PenggemarHan pasado dos meses desde que el fin del mundo ocurrió. Dos meses en que Daryl vio por televisión como Atlanta caía; vio con sus propios ojos como la ciudad y capital de Georgia era solo fuego, caos y muertos vivientes. Dos meses en que ha intentad...