28. Familia muy numerosa

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POV NATALIA

Amanecimos las tres en la cama. Bueno, las tres solas no. Las 6. De repente, éramos familia muy numerosa. Las dos gatas hechas una bola entre los brazos de Alba, que estaba de espaldas a nosotras. Fígaro entre la espalda de Alba y la de mi niña y, mi niña casi encima de mi. Menos mal que la cama es grande, porque si no, alguien hubiera amanecido en el suelo y, tengo la sensación de que hubiera sido yo. 

Parecía que los gatos se habían adaptado bien a nosotros, y nosotras, demasiado bien a ellas, porque ahora, ¿quién era la bonita que se les iba a buscar familia? Yo no, desde luego. Al día siguiente de tenerlos en casa, los llevamos al veterinario para asegurarnos de que estaban bien de salud los tres, que no tenían chip. Los desparasitamos y dimos nuestro nombre en la cartilla "provisionales" que le hizo la chavala que nos atendió. ¿Quién le decía ahora a mí hija que se iban de casa? ¿Qué los habíamos acogido solo por unos días? Yo ya tenía claro que, a partir de ahora, íbamos a ser 6. Una familia muy numerosa

- Mamá, ¿podemos ir a comer tortitas? - es sábado, menos mal que no tenemos que enfrentar el día a día después de la borrachera emocional del día de ayer. 

- Lauri, mami está durmiendo aún. Cuando se despierte, le preguntamos, ¿vale? 

- ¡Mami!

- ¡Laura! - la regañé, siempre había sido muy respetuosa de no despertar a su mami o a mí, no sé por qué hoy no

- Dime - contestó Alba con la voz grave y ronca, de toda la noche

- ¿Podemos ir a comer tortitas?

- Si, mi vida - no sé si Alba estaba contestando de forma consciente o había dicho aquello por decir

- Albi... - la llamé para asegurarme de que estaba despierta 

- ¿No quieres? - me preguntó en respuesta, sin ni siquiera mirarme, sin ni siquiera darse la vuelta. 

- Vale. Si... vamos - ¿desde cuando decía si o no a la niña sin hablarlo conmigo primero?

- ¡!Bien!! - escuché a mi hija. Bueno, si era por ver su carita feliz, merecía la pena salir un sábado a las, ¡ Joder, las 8 de la mañana! Lo dicho, si era por ver su carita feliz... 

- Albi... - me extrañó que quisiera salir de casa, aunque quizás le venía bien despejarse - ¿de verdad quieres ir? - le pregunté cuando ya mi hija se había ido corriendo a su habitación a... "vestirse", supuestamente. 

- Si... creo que me vendrá bien – se quedó mirándome antes de seguir hablando – Nat, lo siento... yo... le he dicho que si sin consultarte, no sé si... ¿puede, te parece bien que salgamos?

- Albi, si a ti te apetece, salimos. Si prefieres ir sola con ella, me parece bien, como tú quieras, no sé, yo... entiendo que quizás... – le dije con una sonrisa, intentando transmitirle tranquilidad

- Vamos las tres...bueno, no sé, si tu quieres venir, claro...

- No sé Albi, si quieres estar sola, yo...

- ¡No! – se apresura a contestar – yo... si tu quieres... yo prefiero que nos acompañes

- Pues no se hable más, nos preparamos y nos vamos las tres a por las mejores tortitas de Madrid.

Una hora más tarde estamos las tres en la cafetería de la Mari para desayunar esas tortitas.

- ¿Dónde va la niña más lista de todo Madrid? – nos saludó María en cuanto nos vió entrar. Laura se soltó de nuestras manos y se lanzó a María para que la cogiese en brazos

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