37. ¡Pero es que yo no quiero hacer las cosas como antes!

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Hola!! Gracias por los ánimos de ayer, ya estoy mejor, aunque creo que en cualquier momento me revienta la cabeza... pero todo ok 😎

¿Cómo estáis vosotrxs? 

POV ALBA

- Es que no lo entiendo, Manu. Yo la quiero, ¡joder! Quiero estar con ella, no sé por qué no puedo, o por qué no debo

- ¿Cómo te sientes cuando te ves en tus flashbacks con ella? ¿Cómo te sientes cuando sales de ahí? – bajé la cabeza, me sentía mal, claro que me sentía mal, ¿cómo iba a sentirme viéndome en las situaciones que me veía? – mira, Alba, yo no te voy a decir que puedes o que no puedes hacer. ¿Quieres a tu mujer? Maravilloso ¿Quieres volver con ella? Maravilloso, pero, entonces, ¿de qué sirve el tiempo que habéis estado separadas? Alba, tienes que perdonarte por todo lo que os pasó y, sobre todo, perdonarla a ella, porque ¿quién quiere a Natalia, la Alba recién casada o la Alba de ahora, la que lleva 6 años casada...? Alba, necesitáis tiempo, necesitas situarte en el presente. Y con eso no digo que tengas que esperar a que te vuelva la memoria. No es eso. Es aceptar los errores que cometisteis y con eso crear un futuro mejor, un presente, el presente que queréis. Pero, sabes que es tu decisión, yo voy a estar aquí, decidas lo que decidas, para apoyarte, a tí y a Natalia. Es vuestra decisión, yo solo estoy para ayudar, nunca para juzgar, nunca para decidir por vosotras, pero, Alba, piénsalo bien, pensadlo bien porque me daría mucha pena que por acortar los plazos os hagáis daño, que cualquiera de las dos salga herida, pero te repito, la decisión, es vuestra. Pero antes de nada, y sobre todas las cosas, sé sincera, con ella y contigo. 

- Vale – musité sin ser capaz de levantar la cabeza - pero... 

Cuando Natalia me llevó a casa, esperó a que bajara María para irse las dos juntas. Su casa estaba muy cerca de la mía como para ir en coche, pero ya que la morena estaba allí, pues se iban juntas. 

Al quedarme sola, necesité hablar con Manu y que me recordara porqué no era buena idea decirle, a mi esposa, que volviera a casa en ese mismo instante. ¡Joder! ¡La echaba de menos! Y verla solo había reavivado esa sensación. 

Manu me dio cita al día siguiente, muy temprano, para que no interfiriera en la posible reunión que tendríamos con la tutora, por eso tuve que decirle a Mimi que viniera a casa a dormir para que, a la mañana siguiente, se quedara con la niña y que, después, si yo no llegaba a tiempo, la llevara ella al cole. 

Apartando esa noche, que había sido por las circunstancias, Mimi llevaba unas cuantas noches que no dormía en casa. Dormimos juntas como las otras veces, pero ya no la necesitaba para poder abandonarme en los brazos de Morfeo. Me sentía mejor, ya no me pasaba las noches llorando. Ni tampoco entre pesadillas o recuerdos confusos. Seguía echando de menos a mi esposa, por supuesto, pero estaba siendo capaz de descansar. 

Mimi se levantó a la vez que yo y desayunamos juntas, aunque aún quedaba un rato para que tuviera que despertar a la niña para llevarla al cole cuando yo salí hacía la consulta de Manu. Se levantó conmigo, a pesar de que nos habíamos quedado hasta bien tarde hablando de como me había ido mi cita/no cita con Natalia, porque, aquello, ¿había sido una cita? 

Manu me recordó lo que necesitaba recordar, que debía aceptar ese pasado de 6 años con Natalia, aunque no me volviera la memoria, aceptar que debía perdonarme y perdonarla y después, decidir si seguir con ella o no. Pero que no debía volver con ella hasta que lo tuviera aceptado... 

En cuanto salí de la consulta, llamé a Natalia, cómo habíamos acordado. La morena me dijo que ya estaba en la consulta de Sabela, hablando con la gallega, que fuese cuando pudiera.

¿Te atreves a recordar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora