32. - ¿Pasa algo, María?

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Hola hola!!

Aquí tenéis el capi de hoy... 


POV ALBA

Cuando mi hija estuvo más tranquila salimos las dos de la habitación, encontrándonos a María y a Mimi en la cocina, preparando la cena.

- Anda, tengo cocineras y no lo sabía – intenté bromear, pero María me miró con cara de pocos amigos, la entendía, supongo que pensaba que yo había tenido algo que ver con los dichosos ratones y no se lo habíamos dicho. Mimi, no sabía para donde mirar, así que se centró en la cocina, en nuestra cena, olvidándose de nosotras.

- Tita – la llamó mi hija mientras tiraba de su manga del jersey. María la miró desde arriba invitándola a hablar, pero sin decirle nada - ¿me perdonas?

- ¿Por qué quieres que te perdone, Laura? - no la tocó y la miró seria, pero se agachó para estar a su altura

- Por... porque te he dicho que eres una mentirosa – dijo mirando a sus pies - ¿cómo podía tener esos gestos tan parecidos a Natalia?

- ¿Crees que yo soy mentirosa, Laura? - sé que María tiene el mismo nudo en la garganta que yo, pero por diferentes motivos. Ella está dolida, temerosa de que mi hija le diga que sí y yo, lo tengo de emoción, de que aunque sepa que mi hija se equivoca, como todo el mundo, también sabe pedir perdón.

- No – negó frenéticamente con la cabeza – lo que pasa que mi mamá se había equivocado y no había ratones, pero yo pensaba que sí, y mi mami dice que hay que pedir perdón si lo sientes aquí – se señaló el pecho. Yo la miraba, mordiéndome el labio con una sonrisa, ¡Qué hija más maravillosa teníamos Natalia y yo! ¡ay! ¡Mi Nat, cómo me gustaría que estuviera aquí, viendo esto! No podía estar más orgullosa de mi hija, ni de nosotras como madres, porque sí, porque si era tan maravillosa, algo habríamos hecho bien Natalia y yo, ¿no? – y yo, lo siento mucho, mira, aquí – mi niña cogió la mano de su tita y se la llevo a su propio pecho - ¿lo ves? Hace pumpumpum – se quedó callada un momento – y... ¿me perdonas tita? – otra vez ese gesto tan de Natalia

- Claro que sí, mi niña preciosa, te perdono – María la cogió en brazos y después de llenarla de besos y hacerle cosquillas se relajaron un poco.

- Tita, ¿me bañas tú esta noche? Es que siempre me baña mi mamá, pero como está en tu casa, pues... me tienes que bañar tú - le dijo acompañando sus palabras con un gesto de obviedad. María aceptó encantada aquella idea, así que se metieron las dos para dentro. Yo ya había preparado el pijama para esa noche, de modo que las dejé solas, quedándome yo con Mimi en la cocina. 

- ¿Estás bien? – me preguntó Mimi una vez que María y Laura desaparecieron de nuestra vista

- Si... bueno... ahí. No sé, ya sabes que llevo más de una semana de mierda, y, encima esto... no sé si lo estamos haciendo bien, Mimi, ya has visto a mi niña como está – me apoyé en la pared de la cocina, qué difícil lo hacíamos los adultos, como le había dicho a mi hija

- Sabes que estás haciendo lo que debes. De hecho, estás mucho mejor que hace una semana, Alba. Yo te veo más fuerte, más... como más sabiendo lo que quieres. Ya no te dan ataques de furby estropeado ni hay que darte cuerda cada vez que te digo algo de estos años pasados– dijo mientras me sujetaba por los hombros

- Y si lo estoy haciendo tan bien, ¿por qué me siento tan mal? ¿Por qué siento que esto parece lo contrario a lo que queremos las dos? ¡Las tres! – rectifiqué

- ¡Ey, canija! – se acercó a mi y me abrazó, agachándose un poco para quedar a mí altura – no quiero que te rindas ahora – me dijo sellando sus palabras con un beso en mi coronilla – Alba, tienes que mantenerte fuerte – volvió a hablar tras una pequeña pausa, cogiéndome de la cara para decírmelo sin que pudiera desviar mis ojos de los suyos – tú siempre has sido la fuerte de las dos, desde que os conozco ha sido así, y ahora es más necesario que nunca – dejé caer mi frente sobre la suya y cuando llevábamos unos segundos así, ella sujetándome por los hombros y yo con mi frente apoyada en la suya y con mis brazos por su cintura, escuchamos un carraspeo en la puerta de la cocina. Giré mi cabeza y ahí estaba María, mirándonos de una forma que no me gustó. Mimi se separó de mi como si estuviésemos haciendo algo malo.

¿Te atreves a recordar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora