¿Te atreves a recordar?

36. Tu comida preferida

Hola!!! Cómo vais? Yo me dio febril y echa polvo, pero aquí os traemos el capi... Espero que lo disfrutéis.

POV NATALIA

- Hola, Nat – madre mía, fue lo que pensé al verla acercarse a mí, que estaba apoyada en mi coche, esperándola. Aunque menos mal que estaba apoyada, porque si no me hubiera caído de culo, ¿cómo podía ir tan guapa yendo tan sencilla? Bueno, es que, Alba es guapísima, así se ponga una bolsa de basura como vestido. Y ese día, no llevaba una bolsa de basura, sino, unos pantalones azules con dibujos y flores salteadas y una camiseta negra con una abertura horizontal encima del pecho. Además de su chaquetón, el cual se fue abrochando a medida que se acercaba a mí. Llevaba un maquillaje suave, a penas visible. Nada del otro mundo, pero es que esa Alba, era la Alba que más me gustaba. Sin grandes artificios, no los necesitaba. 

Se acercó a mí, dispuesta, como ha sido siempre, y me dio dos besos. Yo, que había estado todo el día había pensando en como saludarla, no me dio tiempo a reaccionar. Tampoco es que hubiese hecho nada diferente. En todo el día, bueno, todo el día no, empecé a planteármelo cuando fui consciente que había quedado con ella después de 12 días sin vernos no había sido capaz de encontrar el saludo perfecto para ella, para nuestra situación... 

- Hola, Albi. Que guapa vas – no lo pude evitar, esas palabras salieron solas de mis labios.

- Gra- gracias – me contestó con las mejillas en tono carmín – tú, tu también vas muy guapa, Nat – me dijo después de darme un buen repaso.  Joder, iba a ser una noche larga, porque no me podía lazar a sus labios, ¿verdad?  Viéndola así, toda vergonzosa, recogiéndola en su casa, me recordaba tanto a cuando iba a buscarla a su pisito.

FLASHBACK

Habíamos quedado un viernes. Nuestra primera cita. Sin embargo, habíamos estado juntas muchas veces. Siempre por trabajo, aunque ya habíamos amanecido en su cama una vez, después de toda la noche disfrutando una de la otra. Fue la segunda vez que coincidimos. También fue la primera vez que me quedaba a dormir en casa de un rollete que no iba a más... ejem... 

Pasé a buscarla a su piso de 45m2 en el que vivió hasta que empezamos a vivir juntas. Mi piso era algo más grande, si, pero lo compartía con mi mejor amiga de Pamplona, Ici, que también se había venido a estudiar conmigo a Madrid. Ici se estuvo riendo de mí  desde que se enteró que iba a tener una cita con esa compañera de trabajo a la que me había tirado y, según yo, me quería volver a tirar, pero tendría que hacer un poco el paripé ¡ja!  

Ese día cuando la vi acercarse a mí, también iba guapísima. Muy sencilla, el plan era ir a tomar algo a una terracita... nada muy elaborado. 

- Hola Alba ¡qué guapa vas! - bastantes años después, las palabras eran las mismas, no lo había hecho a caso hecho, pero cuando se trataba de ella, siempre evaporaba mi originalidad, a mí, que me dedico a eso... en fin...

- Gra-gracias - se acercó y me dio dos besos, apoyándose en mis abdominales para ponerse de puntillas. Que se apoyara en mis abdominales, no fue casual, Alba estaba encantada con ellos. Lo sé porque no pudo quitarle la vista de encima en toda la noche. Lo sé, porque al llevar esa parte de mi torso al aire, disfrutó de más con ellas cuando íbamos en la moto. Yo también disfruté de sus caricias ahí mientras íbamos en la moto... buf, me acuerdo de eso y me dan ganas de comprármela otra vez... si, otra vez, porque la vendí cuando decidimos que queríamos ampliar la familia. No era práctica para tres... en fin... 

- ¿Todo bien? - le pregunté, dándole el segundo repaso de la noche, en cuanto bajamos de la moto las dos

- Si, todo bien - me contestó con las mejillas un poco rojas ya - ¿vamos a cenar aquí?