42. ¿Celos?

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Feliz viernes y feliz puente

¿Qué os parece "Nuestro Nombre?



POV NATALIA 

Mi mujer, la niña y yo nos subimos a la habitación a descansar... ¡ja!

- Mami, tu te acuestas aquí y yo al lado de mamá, ¿vale? como en casa con Mimi, pero yo en casa me pongo a tu lado y aquí al lado de mamá ¿vale? - vale, aceptaba que Mimi había dormido con mi mujer, no pasaba nada. Incluso lo agradecía, agradecía que no la hubiera dejado sola, pero quizás, que mi hija lo repitiera cada vez que podía no era lo mejor 

- Oye Laura, ¿no te apetece dormir en medio, entre mamá y yo? - le dijo Alba, supongo que evitando que hablara de Mimi

- No, yo, al lado de mamá...

- Muy bien, Laura. Venga, vamos a dormir un poquito - cortó Alba

Pero aquello no fue posible, ni para mí ni para Alba. La niña cayó en cuanto posó la cabeza en la almohada. Se había pasado la mitad del viaje durmiendo, pero el coche, aunque fuera durmiendo, le cansaba mucho, era como si ese sueño no la dejara descansar lo que necesitaba. Pero ni Alba ni yo lo conseguimos. Quizás, ambas teníamos demasiada tensión, quizás muy pocas cervezas para que nos entrara esa modorra que entra cuando llevas unas cuantas, quizás, demasiadas cosas que decir, aunque ninguna empezaba...

- Nat... - me dijo al rato, supongo que el hecho de que no parase de moverme le dio a entender que estaba despierta. 

- ¿Mmm? - contesté sin emitir palabra. Tenía a la niña apoyada en mi pecho y a ella en mi costado

- Te creo- me dijo en un hilo de voz

- ¿Cómo? - no sabía exactamente a lo que se refería y, si se refería a lo del sábado, prefería que me lo dijera, con todas las letras y, no, no era cuestión de orgullo, es que no quería más malos entendidos

- Que te creo, Nat. Que te creo en lo que me dijiste del sábado

- Entonces... -  me giré hacía ella, dejando a la niña en mi espalda, que, aunque estaba dormida, en cuanto notó mi movimiento, se aferró a mi espalda.

- Yo... - Alba también se giró para quedar frente a mi - quiero estar bien contigo, y cuando te tengo aquí, tan cerca - sonrió - me cuesta no dejarme llevar, me cuesta no querer abrazarte - me dijo entrelazando nuestras manos en el centro de las dos - no querer tocarte o no ser cariñosa contigo... 

- Pero... - por la forma de hablar que tenía, sabía que había un pero

- Cuando no estás, la imagen que vi no para de repetirse en mi cabeza. Nat, si me cuesta superar que te viera besándote...

- Alba, por favor, no me estaba besando con nadie, si dices que me crees, no me puedes decir eso... 

- Vale... - no lo dijo convencida - pero, si me cuesta superar eso, me cuesta más pensar que ha habido más que besos... y me siento egoísta porque sé que yo también hice las cosas mal, que yo también estuve con otras personas, pero... no sé como voy a superarlo, Nat. Quiero, de verdad que quiero, pero... 

- ¡Ey! - le puse mi mano sobre su mejilla y la acaricié - no tiene por qué ser hoy, vale. Ya te dije, dejémonos llevar, hasta donde llegues, Alba. No te voy a pedir más, si te apetece darme un beso, me lo das, si te apetece ser cariñosa conmigo, puedes serlo, si te apetece no serlo, también lo voy a entender, vida mía. Sé que a ti esto te ha pillado de sopetón, que por mucho que te hayamos contado, o te hayamos dicho, aún no lo habías sentido como por desgracia, pasó el sábado, sé que para tí te pilla de nuevo, pero no me apartes, Alba. Quiero ganarme tu perdón, igual que tu te has ido ganando el mío. Quizás te vendría bien que yo te explicara todo lo que han sido estos años, que habláramos de eso, Alba

¿Te atreves a recordar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora