43. Viernes de la Posada

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Todavía tengo dudas con este capítulo... ni os digo para los siguientes... 

POV ALBA

Cuando llegué a la cama la noche anterior, Natalia ya estaba dormida. Juro que intenté hablar con ella, la llamé, pero no me contestó, y tampoco me pareció bien despertarla. Así que me abracé a ella, que en seguida, pasó su brazo por encima mío y me apretó contra ella. Hemos dormido así toda la noche, o al menos, eso creo, porque mi sorpresa ha sido que cuando me he despertado, Natalia ya no estaba a mí lado. Y el lado en el que duermo yo,  estaba frio, o sea, que me debí poner en el suyo hace mucho. 

Sin darle muchas más vueltas, bajé al comedor, la verdad es que tengo hambre. Ayer, no cenamos mucho y, además, temprano y, son las 11 de la mañana.  

Cuando llegué al salón, lo primero que encontré fue a mi hermana y a Mimi en el sofá, Marina encima de Mimi, haciéndose cosquillas. Muy cerca la una de la otra. Demasiado cerca...

- ¡Oye! ¡Aléjate de mi hermana! – le dije a Mimi, no lo pude evitar, me salió del alma. Ya sé que Mimi me dijo que mi hermana para ella era sagrada, pero no quería que ninguna de las dos lo pasara mal por la otra. En los meses que llevaba "conociendo" a Mimi, y digo conociendo, porque, aunque se suponía que nos conocíamos desde hacía 3 años, para mi, eran meses los que llevaba de trato con ella. Pues en esos meses había tenido más líos con tíos  tías que yo me había cambiado de bragas. Y, además, seguía colgada de Ana. Con la que supuestamente, estuvo saliendo un tiempo, pero que no funcionó. El caso es que sabía que para Mimi no significaba nada, pero también, por lo que me había contado, intuía que se pillaba fácil... no quería que hubiese confusiones con mi hermana. Quería pensar que su relación era como la nuestra, que no había nada más allá, pero, ¿y si sí? prefería que no se pusieran a prueba. Además, ¡qué coño! ¡Qué era mi hermana! ¡Mi hermana PEQUEÑA! Y eso en un amistad, es sagrado, ¿no? A ver, que como decía mi madre, ¡claro que me gustaría tener a Mimi como cuñada! pero no, eso no saldría bien y tendría que ir recogiendo los cachitos de las dos y una era mi hermana y la otra era mi hermana adoptiva. No, no quería líos con ellas ni entre ellas.

- Tranquila, fiera, que ya te dije, que hay Mimi para todas – contestó, aguantándose la risa como consecuencia de las cosquillas de mi hermana y mirándome a través de sus brazos ya que seguía encima de ella, y guiñándome un ojo, con un sonrisa pícara que se quedó interrumpida y se convirtió en una mueca 

- Buenos días - interrumpió Natalia detrás de mi.

- Mimi, Mimi, tata, ¡eh! hacerme caso - se quejó mi hija, ante el silencio que se había formado, en el salón, de repente

- Dime, pioja - le contestó mi hermana tomando, al fin, su sitio en el sofá

-  La abu dice que vayamos a comprar un helado

- ¿Estás segura de que la abu ha dicho eso, piojilla?- las carcajadas de mi hija resonaron por el salón mientras Mimi la pinchaba con el dedo índice haciéndole cosquillas

- Si, la Mimi, tu y yo nos vamos a comprar "chococlate" – Marina la miró confusa, después miró a Mimi - y tú también Tata, que la abu ha dicho que tenemos que ir las tres. 

- Venga, si, vamos – se levantó Marina y tiró de Mimi – vamos, enana – le dio la mano a Laura y se perdieron las tres por la puerta de la calle de la casa de mi madre.

- Sentaos en el sofá, ¿abrimos un vino para comer? - apareció mi madre unos segundos después por detrás, rompiendo el silencio en el que nos habíamos  quedado Natalia y yo observando como desaparecían las tres rubias de nuestra vista.

- Mamá, ¡qué todavía no he desayunado! - me quejé ¡esta mujer!

- Pero, ¿a qué hora te has levantado tú? ¿Estás bien, hija? ¿Te encuentras mal? - se preocupó - o... es que anoche... - empezó a insinuar con una sonrisa pícara escaneándonos a las dos

¿Te atreves a recordar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora