53. El peso de la culpa

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¿Qué os parece la fotito? Agradecerle a E jejeje

Vamos con el capi...

POV ALBA

Había pasado la noche entre sueños e imágenes de recuerdos. Flashbacks a toda velocidad. Como cuando pasas hacía delante, o hacia atrás, un video a toda velocidad. Había descansado poco. Pero había llegado a una conclusión: 3 meses es demasiado tiempo para estar en standby. Era hora de coger las riendas de mi vida y para empezar, tenía varias cosas que hacer. 

Me levanté temprano, dejando a mi hermana en la cama, con cuidado de no despertarla. Tomé una ducha tranquilamente. Desayuné en el silencio de mi cocina vacía. Lo veía todo diferente. Sabía que las cosas estaban igual que antes del accidente, sin embargo, la que había cambiado la forma de mirarlas, era yo. 

- ¿Qué haces ya despierta, canija? - la voz de Mimi me sorprendió cuando estaba lista para salir a la calle

- ¡Mimi! Yo... voy...

- Vale, pequeña, tranquila - me tocó el hombro en un gesto de cariño y tranquilizador. Haz lo que tengas que hacer.

- Gracias, Mimi - no hizo falta más. Con ella nunca hacían falta explicaciones. No es que no necesitara que le explicara lo que iba a hacer porque ya lo supiera, es que, solo le importaba lo que yo le quisiera contar. Era lo de menos si ella lo sabía o no.

Caminé por las calles de mi barrio, tenía un lugar al que ir, aunque diera una vuelta más larga de lo normal. Necesitaba coger fuerzas. Necesitaba empezar a soltar todo lo que había pasado en esos meses y, en los años anteriores.

- Hola Sofía – la saludé en cuanto entré en aquella heladería - cafetería, para la sorpresa de la otra, que, de primeras, no sabía muy bien que decir al verme allí. 

- ¡Vaya! ¡Menuda sorpresa me ha traído el año nuevo! – me saludó con dos besos después de darme un repaso sin disimulo por mi cuerpo - ¿qué tal Alba?

- Bien, bien – le contesté a los dos besos, dejando una mano en su cintura - ¿estás muy ocupada, Sofía? – la dueña de la cafetería me miró con una ceja alzada y sonrisa pícara

- Pues... depende... si es para ti, no – me dijo con un tono pícaro que capté en seguida lo que significaba.

- Em... me gustaría hablar contigo, si puedes

- Ya te he dicho, para ti, siempre puedo. ¿Nos sentamos aquí o vamos a mi casa?

- Aquí estará bien – le dije segura de mí misma, tal y como siempre me había mostrado con ella

- Veo que has recuperado la memoria – me dijo, dándome el segundo repaso de la mañana - ¿quieres recuperar algo más? – empezó a acariciar mis brazos

- No. Yo, solo quería pedirte disculpas, Sofía.

- Disculpas... ya... - paladeó esas palabras – y, exactamente, ¿por qué?

- Bueno, yo te mandé un mensaje de que venía hacía aquí nunca llegué hasta que aparecí con Natalia. Lo que te conté, era verdad, tuve un accidente y perdí la memoria. Pero aún así, quería disculparme ahora que sé todo. No solo por no venir, sino por todo, en general. 

- Ya veo. Has recuperado la memoria y la actitud también. Si te doy sincera, me gusta más esta Alba – se humedeció los labios - es que, ni siquiera hace falta hablar contigo para darse cuenta. Solo verte la forma de caminar ya se ve.

- Si. Por eso... - eché hacía atrás mi cuerpo cuando Sofía lo echó hacia adelante, buscando más cercanía entre nosotras. No había venido buscando volver a lo que tenía antes, había venido buscando zanjar un tema que no debería haber empezado.

¿Te atreves a recordar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora