70. El estreno

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Hola!!

Nuevo capítulo. ¡A disfrutarlo!

Y a comentarlo... 

POV ALBA

- ¿Y se puede saber que me propondrás? - sonreí, mordiéndome el labio. Ya habíamos hecho el amor en la bañera, pero es que no me cansaba de ella, de sentirla, de sus labios, de sus caricias...

- Me gustaría que nos planteásemos tener otro hijo

- Otro... - no, para nada me esperaba esa propuesta

- Cariño, no digo ahora, ni siquiera planteárnoslo ahora... solo que en algún momento habrá que hablarlo... era nuestra idea, ¿no?

- S... si - titubeé. ¿Algún momento podía ser dentro de 100 años? A ver, que siempre habíamos dicho de tener, mínimo, dos hijos, pero... ahora que nos habíamos recuperado...

- Albi, no tiene porqué ser ahora, ¿vale? - me miró preocupada, supongo que al notar mi reacción - Podemos empezar por otra propuesta para este preciso momento - y se acercó a mi y empezó a besar mis párpados, mi nariz, mis labios y siguió bajando, por mi mandíbula, mi cuello, mis clavículas... y entonces, alejó sus labios de mi piel, lo justo para poder hablar - si, sin duda, esta proposición es más urgente - metió sus manos por debajo de mi camiseta, levantándola muy despacio, como si quisiera grabarme en mi piel sus huellas dactilares, como si no estuvieran grabadas ya. Finalmente, sacó la camiseta por mi cabeza, volviendo a acariciar mi piel, que notaba como se erizaba con cada pasada suya.

- Nat - gemí. Y es que, con solo esas caricias, notaba como mi cuerpo iba subiendo de temperatura

- Eres perfecta, Alba Reche - me lo dijo con tanto sentimiento, mirándome a los ojos que un escalofrío recorrió mi columna vertebral

Me volvió a besar, muy despacio, como todo lo que estaba haciendo desde que habíamos terminado de cenar. Pero haciendo que todas las mariposas de mi estómago revolotearan como si estuvieran en una competición. Porque si, esas mariposas, seguían ahí. Nunca se habían ido, a pesar de los años.

Subió sus manos por mi cuello, intentando unir todos los lunares que tenía por esa zona.

- Te adoro, Albi. No sé qué hemos hecho estos años, pero te adoro como el primer día - susurró contra mi oreja. Yo me dejaba hacer, estaba tan conmovida con su forma de hablarme y de tocarme, que no podía hacer otra cosa

Siguió paseando sus manos por mi piel. Seguíamos sentadas en el sofá, frente a frente. Sus largos brazos rodearon mi espalda y desabrocharon el sujetador. Que me terminó de quitar en un movimiento hábil. Pude ver el deseo en sus ojos. ¡Qué bien se sentía cuando me miraba así! Llevó sus manos a mis pechos que amasó con ganas

- Nat - no pude evitar volver a gemir. Natalia me miró y me recostó en el sofá, dejándose caer encima de mí.

Primero atacó mi cuello con besos húmedos y pequeñas succiones, mientras sus manos estaban en mis pechos.

- Albi si supieras como estoy ahora mismo solo por sentirte así - pronunció con su respiración entrecortada. Se metió un pezón en su boca mientras con la mano seguía dándola atencón al otro.

Sentí como desabrochaba mi pantalón y, sin poder, ni querer evitarlo, posé las manos en su culo que apreté contra mi. Haciendo que jadeara cerca de mi oído.

Fue la señal que necesitaba para reaccionar. Empecé a desabrochar los botones de su camisa y al hacerlo, fui descubriendo la lencería que llevaba cuando inauguramos nuestro primer piso. La lencería que se había puesto y me había hecho recordar aquella primera vez en ese lugar, de cómo nos amamos, de cómo nos hicimos el amor por horas... Entre sexo y caricias, nos gritamos en mil idiomas lo mucho que queríamos estar ahí, con la otra al lado... Ese día nos follamos con las mismas ganas de siempre, pero de una forma muy diferente, quizás porque era la primera vez en ese piso que fue nuestro hogar durante un par de años. Las mismas ganas y las mismas sensaciones que estaba teniendo ahora, a pesar de los años, a pesar de  no habernos amado de esa manera en muchísimo tiempo, a pesar de que hace muchos años no nos poníamos lencería pensando en lo mucho que le iba a gustar a la otra...

¿Te atreves a recordar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora