79. Saqué estas cosas del armario

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Hola!! ¿Cómo vais? 

Os traemos el capi de hoy... a disfrutadlo

Feliz jueves!!



POV MIRIAM 

Cuando llegué de la casa de mi prima, aproveché que ya había cenado para saludar rápido e irme a la cama. No quería que mi prima me viera así. No quería que le echase la culpa a Mimi cuando ella no había hecho nada. Así que decidí que ese marrón me lo comería yo sola. Yo sola tendría que empezar a creer en las palabras de Mimi, a confiar en ella, aunque me costara, aunque no supiera como se hace eso... 

A la mañana siguiente, hice lo de siempre. Me levanté temprano, preparé el desayuno para mi, y para todas. Prepararé a mi hija y a Jesús para llevarlos al cole y salí a la calle, con los dos niños de la mano.

Dejé allí a los niños y me dirigí al local. Como todas las mañanas, fui de las primeras en llegar, pero la diferencia es que hoy, venía sola. La rubia de ojos verdes que me había alegrado cada uno de los días desde que había llegado a la capital, no me acompañada. No me pudo contar ningún chiste malo, pero que con su acento gracioso me hacía que me riese, no me cogió por la cintura, con la mala excusa de que tenía frío aunque en la calle golpease el sol con fuerza. No, ese día, todo era triste, a pesar del sol. No pasa nada, tampoco es la primera vez que entras sola ahí. Total, no todos los días Mimi me acompaña a dejar a los niños al cole, me decía mentalmente para autoconvencerme... No, pero casi... me decía otra vocecilla interior... además, nunca se ha enfadado contigo... pero seguro que cuando hablemos, lo arreglamos... pero, ¿qué vamos a arreglar? Pues... Seguro que ella está tan a gusto, sin acordarse de tí como tu de ella... Eso no es verdad, ella está dolida porque yo no he confiado en su palabra, a pesar de que nunca me ha mentido... ¿estás segura de que nunca te ha mentido? SI... casi... creo...  Esa era mi cabeza a esas horas de la mañana, dos vocecitas, que parecían el angelito y el demonio de los dibujos, hablaban sin parar, sin que yo pudiera decantarme por una, sin que yo pudiera darle la razón a una de las dos... 

- Ey, ¿qué tal? - me saludó Ricky. Había entrado en el local y prácticamente no me había dado cuenta.

- Buenos días, Ricky - saludé intentando mostrar alegría, la que en realidad debería tener si no hubiera sido tan cabezona y hubiera desconfiado a la mínima de cambio de Mimi... no empecemos, me autorregañé

- ¿Te dura todavía la resaca? Porque yo estoy que aún no me lo creo

- Ricky - sonreí - ayer me dijiste lo mismo - usé un tono divertido, para advertirle, de que efectivamente, llevaba dos días saludándome con las mismas palabras 

- ¿Y qué hago si sigo sin creérmelo? - me dijo obvio. Me encogí de hombros - Oye, ¿y la jefa? ¿No viene contigo hoy - negué, no era buena idea que me sacara ese tema nada más llegar - voy a llamar a la maricona a ver con quien pasó la noche que la tiene tan entretenida - no, esa afirmación de su mejor amigo no me venía bien, nada bien... pero quería confiar en ella, seguro que estaba en su casa... además, si había decidido pasar la noche con alguien, tampoco tenía derecho a reprocharle nada... aunque me escociese... pero Mimi era libre... 

- Voy dentro - y sin darle opción a Ricky a que me dijera algo más, entré. Me encontré a Ana, a Agoney y a Nerea dentro. 

- ¡¡Miri!! - ese fue Agoney, había hecho muy buenas migas con el canario, habían hablado bastante en este tiempo - vamos, que me viene muy bien que hayas venido temprano, que quiero ensayar unas escenas contigo - a mi me pareció bien, cualquier cosa que me mantuviera ocupada hasta que llegara Mimi estaba bien

¿Te atreves a recordar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora