¿Te atreves a recordar?

45. Noche ¿buena?

Hola gente!!

Como ya dijimos ayer, pedimos disculpas por la falta de capítulo, ha sido difícil de escribir, pero esperamos que os guste tanto como nos ha gustado a nosotras el resultado. Además, es casi el doble que cualquiera de los que hay hasta ahora, es de esos de manta y palomitas jejeje 

Esta chica, @rainbowtroublemaker, nos ha ayudado muchísimo en la parte más intensa Y complicada de este capítulo, así que, GRACIAS!!!! 

POV ALBA 

Habían pasado algunas horas desde que Natalia subió las escaleras con Laura enganchada en su cuello y, ninguna, había dado señales de vida. Imaginé que Laura se habría dormido, pero, ¿Y Natalia? 

Mimi me había contado, aunque, creo que solo por encima, lo que habían estado hablando en el parque. Quizás Mimi tenía razón y, esos celos no eran celos en sí, si no, inseguridades de ella. La verdad, es que Natalia nunca había mostrado celos, aunque, claro, eran otras circunstancias... quizás tendría que cambiar un poco mi actitud con Mimi, quizás, si tanto le incomodaba a Natalia, debería cambiar eso...

- Alba, sube a llamar a las dos, que es Nochebuena y tu padre estará a punto de llegar y tus tíos y primas también - me ordenó. 

- Pero mamá...

- Ni mamá ni nada. Es Nochebuena, y la vamos a pasar toda la familia juntos. Dile a Natalia que no quiero malas caras. Si no lo hacéis por vosotras, hacerlo por vuestra hija. Papá Noel vendrá como todas las nochebuenas. Mañana, habláis, pero esta noche vamos a cenar con Papá Noel y no me vale ninguna otra respuesta. 

- Mamá - intercedió Marina - yo creo que es mejor que descanse, le podemos decir a los que vengan, que se encuentra mal y...

- Marina, nadie te ha preguntado – contestó mi madre– he dicho que vamos a cenar todos juntos y vamos a cenar todos juntos

- Ya subo – se apresuró a decir Alba, en vista de que su madre no iba a cambiar de opinión y, prefería hablar ella con Natalia antes de que llegara toda la gente a la cena.

Cuando llegé a la habitación, con todo el sigilo que pude, sospechando que Laura estaría dormida, la imagen hizo que se le pusiera una sonrisa en su cara de las más sinceras de los últimos meses. Mi hija y mi mujer dormidas, acurrucadas una contra otra y, aunque en la cara de Natalia quedaban rastros de haber llorado, su rostro reflejaba paz, tranquilidad. No lo pude evitar, me acercó a ella y dejé un beso en su mejilla y, quien dice uno, dice varios, haciendo que mi mujer gruñera un poco entre sueños y una pequeña risita, se escapó de mis labios, en respuesta a ese gruñido.

- ¿Alba? – preguntó aun con los ojos cerrados, creo que no quería abrirlos 

- Si, soy yo – le dije en un susurro, en parte para no despertar a Laura, en parte para no romper esa especie de burbuja que estábamos formando

- Mmm – hacía soniditos de gusto mi morena – ven aquí, acuéstate conmigo – me dijo con voz melosa para mi sorpresa.

- Nat – le contesté con el mismo tono. Ella me cogió la mano y tiró de mi – tenemos que bajar a cenar - le dije, con una sonrisa, cerca de su oído, el lugar que tenía más accesible - o mi madre... - no me dio tiempo a acabar la frase, en cuanto me escuchó decir eso creo que fue consciente de donde estábamos y, supongo, que de todo lo que había pasado antes de quedarse dormida.

- Vale, ahora bajo – el tono de Natalia había cambiado a uno más frío, me soltó la mano y se alejó, lo que pudo de mí. Frío fue lo que sentí al darme cuenta de que la alegría que sintió al escucharme allí, el que me agarrara la mano y me acercara a ella, había sido producto de no recordar lo que había pasado antes de que se durmiera. Asentí, como pude para no echarme a llorar, ante ese cambio y desaparecí para bajar al salón y ponerme a ayudar a mi madre con los últimos preparativos para la cena. Prefería estar ocupada y no pensar hasta que pudiéramos hablar.