EPÍLOGO 1

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Hola!! aquí os dejo un epílogo. Dijimos que habría 4, pero de momento, creemos, que van a ser tres... uno al día, eso sí. 

Sentimos que no hayan estado antes, pero esperemos que os gusten. 

Gracias por seguir ahí, comentando, votando y leyendo... 

Nos seguimos leyendo!



POV NATALIA

-Alba- gemí cuando me empujó sobre nuestra cama, ya desnudas, y se subió a horcajadas sobre mi cintura. Mis manos, hipnotizadas como siempre que la veía en esta posición, se dirigieron a sus muslos, y de ahí, a su culo. Alba Reche era, es y seguirá siendo el mejor culo de España. Por muchos años que pasen.

- Natalia – me besó con ganas, con cariño, con amor. Con ese amor que muchísimas veces nos hicimos a nuestra medida para que encajara perfectamente con nuestros cuerpos... Me besó como en aquellos días de luna de miel, como en nuestras tantas primeras veces, fue un beso que derrocha amor en todas sus pausas y que gritaba "te amos" en cada suspiro.

- Joder, Albi... – dije cuando se separó de mí unos cuantos centímetros y me miró a los ojos, con los suyos rebosando felicidad, negros de excitación y brillantes de amor. Estoy segura de que los míos estaban iguales. Llenos de felicidad, quizás por estar aquí después de tantas cosas, quizás por seguir siendo una familia, quizás por seguir amándonos como el primer día, no, mejor y más que el primer día... Quizás porque en ese momento, estando desnudas la una frente a la otra, se nos volvió a cruzar por la mente el pensamiento de que íbamos a ser felices en todas nuestras vidas.

- Dime, mi amor – sus susurros sobre mi oreja, sabiendo el efecto que tenía sobre mí. Sus besos bajando por mi cuello, después de haberme besado como si hubieran pasado miles de años desde la última vez que lo hizo, aunque hubieran sido tan solo minutos... - ¿Nat?

- Te amo... – quería decírselo a pesar de que nos lo dijéramos a base de besos... Quería que se sintiera amada – Y lo voy a hacer siempre, preciosa – le susurré.

- Te amo, Nat. Siempre. – esas dos palabras tan normales que llevamos sintiendo tantos años y que tanto tiempo pasamos sin decir... Esas palabras, a día de hoy, valían aún más de lo que lo hicieron en un principio... Sí, llevamos años enamoradas, sí, llevamos años amándonos, sí, pero después de los miedos, de los silencios, de los malos momentos, amarnos ahora, valía mucho más... Porque logramos pasar por tempestades que nos nublaron la vista, y a pesar de no vernos, seguíamos sosteniendo nuestras manos... Nunca habíamos dejado de hacerlo.

- ¡Alba! – gemí, ¿cómo no iba a hacerlo? Con su boca en mis pechos, sus manos perdiéndose por mi cuerpo, demostrándome todo ese amor que por mucho tiempo no supimos ver, pero que ya sí. Ya nos habíamos encontrado. Habíamos vuelto a casa, a ser casa la una para la otra.

Fue bajando a través de mi abdomen, con su lengua, con sus labios, con sus manos. Se recreó en mis abdominales, esos que Alba tanto admiraba y que a mí no me parecía para tanto... Esos que fueron causa de conflicto e inseguridad en mi... Esos que, gracias a ella y a todos sus besos, ahora adoro.

Esa misma mano siguió con su curso, dirigiéndose a mis piernas, llenándolas también de besos, pero saltándose el lugar donde más la necesitaba.

- ¡Alba!

- No tenemos prisa, Nat, tenemos toda la vida por delante - me dijo excitándome más aún de lo que ya estaba. Esperaba que fuera verdad, que no nos interrumpieran...

Y después de otro minucioso paseo ascendente por mi cuerpo, recorriéndolo como si cada recoveco de éste le perteneciera, haciéndolo suyo y conquistándolo, por enésima vez, dejó caricias por el interior de mis muslos, mientras me miraba, sabiendo lo que necesitaba, pero sin querérmelo conceder aún.

¿Te atreves a recordar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora