30. En casa de la tita María hay ratones

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¡Hola!!

Aquí está el de hoy. A ver que os parece jejeje 


POV NATALIA

Me vino bien desahogarme con María. Me sentía más relajada y más calmada cuando salí de su cafetería. Al final, había estado a gusto, a pesar de que cuando vi a las dos rubias de mi vida irse con la otra, fue como si me repatearan las tripas, pero, al final, me tranquilicé. El efecto de María Escarmiento, o el de la cerveza. al caso, es lo mismo, una cosa no se entiende sin la otra. Sé que María tiene razón, sé que mi mujer no me engañaba cada vez que me decía que eran solo amigas. Mimi, en este tiempo me ha demostrado que no hay nada romántico ni sexual entre ellas. Tengo que conseguir quitarme esta sensación de celos cada vez que están juntas. Mimi está ayudando a mi mujer, a mí, y eso debe hacerme sentir bien. Incluso me entretuve de más en la cafetería, tomándonos más de una cerveza por dejarlas más tiempo juntas, sin molestarlas. Sabía que hasta que no llegara, Mimi no iba a dejar sola a Alba, así que, debía estar tranquila. 

Cuando llegué, mi hija en seguida se me tiró a mis brazos, a pesar de que estaba con Mimi en la alfombra jugando con los gatos. 

- Hola, Mimi - la saludé con mi hija en mis brazos - ¿dónde...?

- Hola Nat - me interrumpió mi mujer cuando iba a preguntar por ella saliendo de la cocina - he ido a por una cerveza para Mimi, ¿quieres tu algo? - le di un beso en los labios, ya que ella no me lo daba. Supuse que, como no habíamos podido hablar a solas desde el día de ayer, no se atrevió a besarme, seguro que fue por eso, ¿verdad? 

- No, no te preocupes, ya lo cojo yo - me dirigí a la cocina a coger otra cerveza, era posible que ya llevase de más ese día, teniendo en cuenta las que había tomado en casa de María, pero una más tampoco me iba a hacer mal, ¿no?

- Ya estoy con vosotras - me senté al lado de mi mujer que era la única que estaba sentada en el sofá - ¿qué tal? ¿qué habéis hecho desde que os habéis venido? - me acerqué a mi mujer más, arrastrándome por el sofá - te quiero - le susurré en la oreja 

- !Nat¡ - me riñó, avergonzada

- Yo me voy a ir - nos dijo Mimi

- No, quédate a tomarte la cerveza, mujer - la convencí - quería llevarme bien con ella y dejar de culparla. Podíamos charlas un rato, a gusto, ¿no? Bueno, también le dije que se quedara por educación, la verdad, no se iba a ir con la cerveza recién abierta - ¿le has enseñado los gatitos a Mimi, Laura? - mientras hablaba la mano que tenía más cerca de Alba estaba paseando por su espalda baja, la cerveza...

-¡Nat! - me volvió a reñir, susurrando 

- ¿Qué pasa, mi amor? - le hablaba de cerca, tanto que rocé sus labios 

- Laura, ¿buscamos a Queen? No está por aquí, ¿no?

- No, vamos - Laura cogió a Mimi de la mano y se la llevó para dentro y yo me lancé sobre los labios de mi mujer... demasiadas cervezas... 

- ¡Nat! - me regañó, ahora si, en voz más alta - cariño, que está la niña por ahí

- Bueno, pues la acostamos - y volví a besarla. Mi mujer me contestaba el beso, pero en seguida se separaba. Obvio, yo entendía que no era el momento, pero... quizás las cervezas de más que llevaban, no lo entendían.

- Natalia, para. Laura está por ahí y va a venir en cualquier momento- pero yo me volví a lanzar... las cervezas 

- Mira Mimi, mis mamás se dan besos de novias - oímos en el salón cuando yo estaba, casi, tumbando a Alba en el sofá y yo sobre ella 

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