21. No necesitamos nada más

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POV ALBA 

Hoy, martes, se supone que es el día. Hoy tenemos la cita con Manu a la que me va a acompañar Natalia. Y estoy temblando. Me da miedo lo que tenga pensado Manu qué hagamos en su consulta. Me da miedo que quiera obligarme a escuchar lo que tenga que decir Natalia. Pero es que, quizás, me da más miedo tener que decirle yo a Natalia lo poco que he recordado. Que me acostaba con otra mujer. Me acostaba con la mujer que le servía los pasteles a mi hija. ¿Acaso se puede ser más... no sé ni que adjetivo ponerme, pero pensar en eso me sigue haciendo pensar  que soy lo peor, por mucho que Manu se empeñe en que no me puedo juzgar.

Me doy asco de hacer lo que he hecho. Me avergüenzo de mi misma pensando que he traicionado a la mujer de mi vida. Y no, no es miedo lo que tengo de decirle a Natalia que me he acostado con alguien. Es pavor de que al decírselo, me abandone porque no sea capaz de perdonarme. Perdonarme por algo que, supuestamente he hecho, pero que ni siquiera recuerdo haber hecho. Aunque, la verdad, prefiero no recordarlo, prefiero no recordar en lo que me he convertido. 

Pero no solo me da miedo que Natalia no me pueda perdonar. Me aterroriza pensar que me diga algo que ha hecho y sea yo la que no pueda perdonarla a ella, pero, por otro lado, sé que ella no podría hacer algo tan malo como para que no fuera capaz de perdonarla, ¿verdad? Natalia es la mujer de mi vida, jamás haría nada que me pudiera hacer daño, ¿no?

El caso es que hoy, sé que va a ser un antes y un después. 

Hoy, es el día que más nerviosa estoy, y hoy, es el día en el que Natalia se ha tenido que ir a la oficina y no vendrá hasta la hora del medio día, cuando recoja a Laura. Hoy, estoy sola, sola, como en los flashes que me llegan, que, aunque siguen siendo confusos, en todos aparezco sola. Sola, siempre sola.

POV NATALIA 

Hoy es el gran día. Y si, tengo muchas expectativas en el día de hoy. Quizás no vaya a ser el día en el que todo cambie. Quizás no va a ser el día en el que pueda hablar con Alba y que me perdone todo pero, espero que, al menos, Manu me ayude a contarle a Alba todo lo que, hasta ahora, no he podido decir. Necesito hacerlo, necesito que sepa todo lo que pasó entre nosotras y, necesito que me perdone. 

También tengo miedo. Tengo miedo de no ser capaz de decírselo. Es verdad que llevo intentándolo desde que Alba está mejor, al menos físicamente. Pero ella nunca me ha querido escuchar. Me da miedo que hoy, tenga que escucharme y ser yo la que me bloquee, ser yo la que no sea capaz de hablar. Pero no solo eso. Me da miedo que cuando le diga todo lo que pasó entre nosotros, no sea capaz de asimilarlo. Según Sabela, hasta que no lo asimile, no valdrá de nada pedir perdón, ni siquiera que me perdone. Pero también me da terror pensar que no me vaya a perdonar. Me da pavor que, al contarle todo lo que hemos hecho las dos, sienta asco de mí. Me da miedo volver a sentirme rechazada. 

Por eso, hoy, voy a vivir este día como si fuera el último de mi matrimonio, como si fuera el último que voy a estar junto a mi mujer, antes de que mi corazón se parta de forma  definitiva. No, no debo pensar eso. He preparado un día especial para nosotras, y voy a llevarlo a cabo. Alba piensa que no voy a volver hasta el medio día, pero en cuanto deje a Laura en el cole me vuelvo a casa. Es gratificante poder darle este tipo de sorpresas. Durante demasiado tiempo no lo hice, no quería ser yo la sorprendida... 

Le he dicho a Sabela que recoja ella a la peque del cole y que la llamaría cuando estuviéramos en casa, a la vuelta del psicólogo. Así no tenemos que preocuparnos de nada. No sé que va a pasar con nosotras cuando salgamos de la consulta, por si acaso, prefiero dejar a Laura al margen.

 En todo caso, pase lo que pase, sé que voy a luchar por Alba, no nos voy a dejar perdernos. Aunque, entiendo, que quizás necesite tiempo para asimilar todo. !No! !No! Me estoy poniendo en el peor de los casos, no, no quiero pensar así. Voy a preparar el día de hoy tal y como tenía previsto. De momento, antes de ir a casa, tengo que pasar a pedir comida al restaurante favorito de Alba. Es donde le pedí que se casara conmigo... bueno... algo así... En fin, eso, que voy a encargar comida para que nos la lleven. Después, estaremos tranquilas, sin preocuparnos de nada que no sea nosotras dos, hasta la hora en la que tengamos que salir de casa. Pienso exprimir este día. 

¿Te atreves a recordar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora