62. La fiesta de la Dependencia

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Hola, hola! 

Aquí vamos con el capi de hoy. Espero que hayáis tenido buen fin de semana y buenas navidades. 

Feliz lunes y feliz capi!

Todos los comentarios que hagáis son importantes para saber como queréis que vaya la historia 💖



POV MIMI

El día y la hora de la fiesta de la Dependencia, como la había llamada la Mari, había llegado y me dirigía allí, aunque con menos ganas de las que tenía el día que lo dijo. Hace solo dos días, si... 

Pero es que el día anterior, Miriam se había enfadado conmigo y aún no sabía muy bien cual era el motivo... solo sé que se fue del teatro sin esperarme, como siempre hacía. Que luego me llamó Alba diciéndome que hiciera el favor de ir a su casa, que estaba Miriam un poco alterada y que dejara de "pelar la pava" con Ana... ¿Qué coño había hecho yo? 

En cuanto colgué la llamada, dejé el botellín a medias, casi, y me dirigí a la casa de mi amiga.  Después de abrirme mi canija y decirme algo que no entendí muy bien, aunque sabía que era sobre Ana... me di cuenta que Miriam no me aguantaba la mirada y supe que era por vergüenza... Pero, ¿qué había pasado?

Vale que después estuvimos Marina y yo tonteando, pero que a ver..., nosotras éramos así, no pasaba nada. En parte era para chinchar a Alba, que siempre protestaba... pero es que Miriam parecía que quería matarme... ¿Acaso estaba celosa? No tenía sentido, ¿no? ¿Y por qué se había ido así del local de ensayo?

Lo que más me chocó, era que Natalia también quería matarme... ¿le molestaba que tonteara con Marina? Pero, si ella sabía que no pasaba nada, ya estaba todo bien entre nosotras, ¿no? ¿Era por Miriam? Pero que le importaba a Miriam si yo tonteaba con quien fuera? si a Miriam le daba igual... yo no le gustaba, ¿verdad?

¡Qué puto lío de cabeza!

Y para postre, cuando me empeñé en acompañar a Miriam a su casa, con la excusa de los niños no me permitió abrazarla de camino a casa, ni que hablásemos, nada... Siempre que la acompañaba a casa, abría la puerta, dejaba pasar a los niños, que entraban corriendo a ver cual de los dos le daba al botón del ascensor primero y, nosotras nos abrazábamos como despedida. Un abrazo más largo de lo que se suponía que era normal, aunque más corto de lo que a mi me gustaría...  Ese día, entró ella delante de los niños, provocando que casi tropezaran entre ellos y cerró la puerta, dejándome a mi ahí, sin saber que coño había hecho para que la leona, estuviera así conmigo.

Me fui a mi casa sin poder evitar darle vueltas a la cabeza, intentando encontrar el momento exacto que había cambiado su actitud ese día... No lo encontré. Y lo que pensaba que podía haberlo causado, no tenía sentido.

Yo cada día estaba más encoñada de ella... pero, ¿qué hacía? No podía alejarme de ella, me encantaba estar ahí, ensayando. Era un lujo tener en mi obra a una actriz así... y pensar que quería dejarlo porque le habían dicho que no tenía futuro en eso... 

También me encantaba ayudarla a moverse por Madrid... El simple hecho de subir en el metro me llenaba de ternura al verla a ella tan pérdida, tan vulnerable agarrada a mi mano como si fuera una niña con miedo a perderse y mirando en todas direcciones. Parecía una leona y una gatita bebé en el mismo cuerpo. 

Había descubierto que cualquier cosa que hiciera con Miriam parecía mejor. Esperaba encontrármela en la fiesta, porque cuando le mandé el mensaje preguntándole que si quería que fuera a buscarla no me respondió. Me clavó un visto al que preferí no darle muchas más vueltas, porque corría serio peligro de volverme loca, si no me había vuelto ya... 

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