56. Sin presión

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Hi! ¿Cómo ha ido el fin de semana? 

Aquí venimos con un nuevo capi en el que también ha colaborado, y ya parece una costumbre, rainbowtroublemaker, GRACIAS MIL. 

Feliz lunes y feliz capi

Gracias por leer, pero sobre todo por comentar porque nos dais muchas ideas para el desarrollo de la historia ❤❤


POV ALBA


FLASHBACK

- Miriam - llamó Sabela la atención de su prima - tengo que ir a la estación a buscar a Julia, que, con todo el jaleo, no te había dicho que viene hoy

Seguíamos en la cafetería de la Mari y ya se nos estaba haciendo demasiado tarde. Así que yo, aproveché ese momento para levantarme y empezar a recogerlo todo para irme a casa.

- Yo te acompaño - oí que decía Mimi muy dispuesta. Miré hacía ella y no, no me lo decía a mí. Esta chica no perdía oportunidad.

- Pues... yo... gracias - le decía Miriam. No sabía si tenía alguna intención más allá de acompañarla para que no hiciera el camino sola, pero me gustaba la pareja que hacían, así, al menos, a simple vista y, si Miriam era prima de Sabela, no podía ser mala gente. Ojalá Mimi tuviera suerte...

- ¿Te vas? – tenía la voz de Natalia más cerca de lo que esperaba, pero casi en un murmullo, me llegó por el otro lado.

- Si. No quiero llegar muy tarde con la niña... Bueno, no sé... si quieres que se quede contigo... - realmente, no habíamos hablado nada de lo que íbamos a hacer esos días. Yo, sin darme cuenta, había decidido sin decirle nada a ella que la niña se venía a casa a dormir. Me pongo nerviosa y por no pensar dos veces mi mente actúa por si sola y, quizás la estuviera cagando, ¿no? No debería asumir estas cosas, pero no sé, supongo que las ganas de tener a la peque cerquita y la costumbre, me ganaron.

- Si, sí. Bueno, es mejor que duerma en su cama, ¿no? Quiero decir, si a ti te parece bien - apenas podía mirarla a la cara, vi que mi hermana ponía los ojos en blanco, seguramente pensando que éramos dos tontas que, después de tantos años casadas parecía que acabásemos de conocernos. Aunque en cierto modo si que fuera así...

- Bueno, chicas, cuñi, que nosotras nos vamos - nos interrumpió mi hermana - que vamos a salir por ahí y aún nos tenemos que preparar - antes de que pudiera protestar, ya habían desaparecido de mi vista. De pronto, todo el mundo estaba ocupado o tenía un plan. Nos quedamos Natalia y yo solas, allí, sin saber que decirnos, sin apenas mirarnos. Como en aquella encerrona que nos hicieron Mimi y Sabela un tiempo antes del accidente... Parecía que todas habían acordado dejarnos a solas con la peque, aunque no sabía si lo habían hecho a caso hecho o había salido así... bueno, mi hermana si lo había hecho a conciencia, no tenía dudas...

- ¿Quieres... quieres que te acompañe a casa? - me ofreció Natalia.

Unos minutos después, Natalia y yo, caminábamos dirección a casa, con nuestra hija de la mano. Y un trasportín tamaño grande con los tres gatos dentro, aprovechando el viaje, en la otra mano de Natalia. Nuestra hija iba diciendo que su mamá llevaba la casita de los gatos y que esa casita era como las de los caracoles porque la llevaban encima, Natalia y yo compartíamos esas miradas de orgullo y ternura que siempre, por más mal que hayamos estado nos dábamos. Orgullo por la maravillosa hija que teníamos. Ternura... Por obvias razones que no hace falta explicar.

Cuando llegamos a casa, Natalia obviamente, subió al piso, pero no se entretuvo mucho dentro. Dejó el trasportín con los tres gatos en el comedor, a nuestra hija entretenida con ellos y salió hacía la puerta.

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