71. El tiro por la culata

3K 198 84
                                    

Hola, hola!!!

Estamos muy contentas con todos los comentarios de ayer. A ver si hoy, los superamos 🙏 (los capítulos salen mejor cuando nos inspiráis con vuestros comentarios... es por vosotras jejejeje) Lo tenéis antes de la hora y todo jejeje


Disfrutad!


POV NATALIA 

- Chst, Albi, que está tu madre en la otra habitación

- Como si se fuera a asustar ahora - me contestó resuelta - venga, Nat, no seas tonta

- Albi, que son las 4 de la mañana y estás demasiado contentilla- le dije divertida. Alba acababa de llegar de la fiesta en la que se había quedado al finalizar el teatro, con unas copas de más y se empeñaba en sacarme de la cama para que bailásemos 

- Joo, es que no he bailado nada y, claro, pues tengo ganas - me decía como si fuera una niña pequeña

- ¿Y por qué no has bailado? - le pregunté, sentándome en la cama y haciéndole un hueco a mi lado. Abrí las mantas y palmee el colchón para que se metiera conmigo, ya me encargaría después de quitarle la ropa y ponerle el pijama

- Porque me he quedado con Miriam - me empezó a contar  todo lo que había pasado esa noche, aunque, creo, que de forma bastante exagerada, porque no veo yo a Miriam matando a nadie con la mirada...

- Que sí, que sí, Nat. Que ya sé porque Mimi llama a Miriam Leona y no es por su pelo... o al menos, no solo por su pelo... - la miré con una ceja alzada mientras ella se hacía la interesante con esa sonrisa altiva- porque la miraba como si fuera su presa, Nat - me dijo abriendo mucho los ojos - y a los demás que bailaban con ella, como si se la fueran a quitar - bajó la voz - y ella se cree hetera, ¡Já! - esa carcajada sarcástica retumbó en la habitación

- Albi, más bajito, que tu madre está al lado - chisté

- Ah - se oyó un gemido y, no, no de nuestra habitación

- Yo no he sido - dije yo, levantando los brazos ante la mirada interrogativa de Alba 

- Pues espero que esas dos mañana le cuenten a mi madre lo que pasa con ellas 

- Venga, anda, vamos a dormir, a ver si nos dejan 

- También podemos hacer otra cosa- y empezó a dejarme besos por el cuello... pero antes de que pudiera llegar a decir nada, se había quedado dormida... Siempre que bebía le pasaba eso, llegaba con la adrenalina en el cuerpo y, en breves minutos, se quedaba dormida... le quité la ropa y le puse el pijama.

- Hasta mañana, mi amor - le susurré contra su oreja, lo que hizo que se acurrucara más sobre mí y que a mi se me pusiera una sonrisa tonta en la cara.

A la mañana siguiente saqué una de las pastillas para el dolor de cabeza del cajón y se la dejé junto a su botellita de agua y salí, en silencio, de la habitación. Mi suegra ya estaba levantada, seguramente, con Laura, porque oía jaleo en la cocina. 

- Buenos días, Rafi - la saludé entrando en la cocina, donde le estaba preparando el desayuno a Laura, siguiendo sus indicaciones, por supuesto, que le iba diciendo donde estaban las cosas 

- No te tenías que haber levantado tan temprano, hija, que yo me encargo de Laura. Que vosotras, anoche... - roja, de vergüenza, si, pero es que, encima, nosotras no habíamos sido. ¡Me iban a oír esas dos!

- Naat - mi hermana apareció echándose en mis brazos - ¡Qué feliz soy - miré por encima del hombro como mi suegra nos miraba... ¿confusa? Le devolví el abrazo a mi hermana... ¿iba en bragas? A ver, llevaba una camisetilla, pero debajo... ¡madre mía, mi hermana!

¿Te atreves a recordar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora