Prólogo

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Sentada en el balcón leyendo ese libro que supuestamente le daría el valor de enfrentar aquel chico que además de compañeros de escuela era su vecino. Lo vió pasar de repente e inmediatamente dejó lo que hacía para verlo, él parecía estar apurado.

Ella se adentró a su habitación de golpe y lanzó él libro a su cama. Tomó su gorra y sus gafas, bajó corriendo sin siquiera avisarle a su madre ni nada, no quería perderlo, ya era una experta siguiéndolo, quería tomar su bicicleta pero eso podría ser un estorbo.

Tan pronto cerró la puerta se echó a correr y frenó de golpe al verlo detenerse, se escondió detrás de un árbol y cuando él siguió su marcha hizo lo mismo.

Lo siguió discretamente como de costumbre pero se sorprendió al ver que ese camino ella no lo conocía, ella creía que conocía todo de él y todos los lugares que él frecuentaba pero éste no. Jamás terminamos de conocer a las personas.

El bosque estaba solitario y para ella parecía un matadero y aunque fuese de tarde temía que fuera a pasarle algo en un lugar así.

Después de tanto caminar él se detuvo y ella se escondió detrás de un arbusto mirándolo desde algunos 20 metros de distancia. Escuchó un pequeño ruido y observó sobre su hombro pero nada, regresó su vista al chico y abrió los ojos como platos al ver que sacaba algo de su cintura.

Quedó estática al ver que era una pistola, llevó sus manos a su boca y negó con la cabeza. Ella quería acercarse pero estaba tan sorprendida que sus piernas no le funcionaban.

Salió detrás del árbol y gritó. —¡Nooooo!

Él chico nisiquiera giró a mirarla y soltó el disparo que la dejó a ella traumada, desecha.

Por primera vez ella gritó su nombre, jamás lo había llamado pero éste momento era diferente. Corrió y se lanzó sobre el cuerpo, lo alzó y notó la pequeña sonrisa en el rostro del chico.

—Por favor—susurró una y otra vez. —por favor perdonadme, por favor— repitió una y otra vez por favor.

El chico alzó su mano con dificultad y le tocó la mejilla sonriendo. —Al fin— susurró.

Ella en un mar de lágrimas le sonrió mientras tomaba su mano y le suplicaba. Vió un hilo de sangre correr por la barbilla del chico desde sus labios y entró en pánico, nerviosa y torpemente empezó a buscar en los bolsillos del chico un celular y al hallarlo no dudó en llamar a la ambulancia.

Maite (Desgarrador#1 ✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora