Capítulo 24

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pєԀѧsıţo Ԁє ċıєʟo.

Tu risa era música para mis oídos, nunca hubo lugar perfecto, solo momentos únicos.

—Cuando en vez de ir a la escuela tomé otro rumbo, intentaste seguirme pero tropezaste, fui quien le avisó a Sline.

Me paré sobre la roca y quité tres botones de abajo de mi camisa.

—Fui a hacerme esto.

Te levantaste igual y miraste sorprendida tu nombre tatuado en mi cintura. Temerosa y temblando, inclinaste tu mano y lo tocaste. Tu tacto llevó una descarga a mi cuerpo y me sentí derretir, cerré los ojos con fuerza, no arruinaría el momento, lo disfrutaría. Tenía tanto miedo, de estar así contigo, luego volver a verte y no repetirlo, eres una droga que prometí no tocar, porque sabía que querría más y terminaría por entrarte y perderte.

—Estás demente. —murmuraste.

Nos volvimos a sentar y te apoyaste a mi hombro con tus manos entrelazadas y ví aquel anillo que nunca te quitabas.

—No soy fans de los tatuajes, pero...también tengo algo para ti. —Te quitaste el anillo y me dejaste ver la M en tu dedo anular. Levantaste la cabeza y me miraste a los ojos. —, mi madre lo ve, y me asesina.

—¿Por qué?—pregunté. No me gustó, no me agradaba el hecho de que te hicieras aquello, para nada.

—Porque no pienso volver a olvidarte otra vez.

¡No podía ser cierto! Me recordaba ¿acaso seguía dudando? No podía confirmárselo, sabía que no recordaría pero no me arriesgaría a hacerlo.

Bajaste de la roca y empezaste a dar vueltas pisando la arena. Aún seguías con esa manía.

—La playa dice mucho de nosotros, aunque no lo recuerdes con exactitud.

—¿Y tú si?—Te acercaste y te inclinaste un poco.

—Yo no recuerdo, pero nunca olvido. —Me incliné, te besé y sentí que toqué el cielo. No sabía lo que hacía, solo dominaba que quería hacerlo. Regalarte aquel momento que tal vez yo no recordaría.

Te alejaste y te pusiste a contar la distancia entre la playa y nosotros.

Cuando estuviste frente a mí, arqué una ceja en duda.

—Diez pasos.

—Estoy a diez pasos de ahogarme.

Te inclinaste hacia mí.

—Y yo estoy a cinco pasos de ti. Solo nos separa aquella esquina.

Tenías toda la razón.

Con tu dedo sostenido del mío, diste vueltas y vueltas en la arena. Bailamos ahí, en el mar, bajo las estrellas, en la oscuridad de la noche, solo tú, yo y aquel aparato que te lo contaría todo.

Solo fueron tres besos, que valieron millones.

Ángeles.

Sentí una luz en mi rostro y abrí los ojos, de la ventana provenían rayos de sol y antes de tener bien la vista parpadee varias veces. Observé el techo y no ví nada familiarizado, giré de golpe sobre la cama y no era mi habitación. ¡Santa madre!la habitación estaba completamente blanca y dos cuadros en las paredes, la misma chica de la casa de Sline, no, no, aquello no podía estar pasando, debía ser mentira o...¡una broma pesada!

Mis manos rozaron contra una tela fina y cuando miré mi cuerpo llevaba una camisa blanca, con mangas hasta las muñecas. Mi mamá me iba a asesinar, tenía un vuelo hacia Boston y no tenía ni la menor idea de la hora, pero estaba olvidando un detalle ¿qué pasó? Estaba en una simple camisa en la habitación de un extraño, pero tal vez de Sline.

Maite (Desgarrador#1 ✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora