Alma.
Intenté empujar la puerta pero ésta no cedió, era extraño, no hasta que recordé que la que estaba dentro era mi hija.
Bufé. No intenté tocar o llamarla, eso sería como intentar mover una montaña. Regresé hacia mis compañeros de trabajo, y les pedí ayuda.
Cuando pudimos entrar, vimos que el sofá era lo que bloqueaba la entrada. No entendía ¿cómo rayos ella pudo mover ese sofá? Miré hacia la camilla pero no estaba, avancé de golpe, y la vi del lado derecho en el suelo.
Me puse de rodillas, y la levanté.
-Ángeles -llamé. -. Angi, hija -empecé a moverla pero no reaccionaba, cosa que empezaba a preocuparme mucho. -. No responde -le dije a mis compañeros.
-Vamos a levantarla -propusieron, y la llevaron a la camilla.
Me obligaron a permanecer en el sofá, sabía que en mi condición no podía atenderla, podría hacer muchas cosas mal por el miedo, y los nervios.
-Raynold.
-¡Tranquila Alma! Déjame concentrarme.
Cerré los ojos al ver como entraba la aguja en su vena. Cuando abrí los ojos ya tenía el suero, y Raynold avanzaba para sentarse junto a mí.
-Creo que seguir con la terapia le hará bien -asentí sin poder objetar nada. -. Lo mejor es sacarla lo más pronto de aquí, tienes un gran reto, Alma.
-¿Está bien?
-Sí, sólo está inconsciente, ¿qué le dirás a su padre?
Rodé los ojos, ése era otra caos. Me paré, llevé una mano a mi cintura y la miré.
-Ese es otro caso, sólo tengo en mente que ella tenga un tiempo con él a solas cuando vuelva, sé que su padre entenderá -me crucé de brazos y sobé mis hombros.
-Bueno, estará bien -volteé para sonreír le tristemente, me devolvió la sonrisa y se marchó.
Tomé la silla, y me senté al lado izquierdo de ella.
-Ay chiquita...
Mi mirada cayó sobre un cuadro cerca de la pared, me paré y la tomé, tenía pequeñas marcas de haberse arrojada o pisada, pero seguía hermosa. Mientras leía la nota al final del dibujo regresaba hacia la camilla.
Suspire, y tapé mi rostro con mi palma.
-Solo espero que puedas perdonarme cuando sepas que siempre lo supe.
Ángeles.
Todos estaban vestidos de negro, los gritos venían de todas partes, yo buscaba saber quién había muerto, me acerqué a la caja, y me vi ahí, toqué mi pecho del susto y mi otra yo despertó.
Busqué sostenerme de alguien pero sentí unas suaves sábanas bajo mis manos. Estaba en mi habitación, había un fuerte olor a alcohol, miré alrededor extrañada, como si estuviera fuera de lugar.
Incliné mi mano hacia la mesita de noche y tomé mi celular, y miré la pantalla luego de encenderlo.
10 de junio de 2021.
10:00 A.M.-¿Qué?
La puerta de mi habitación se abrió de golpe, mi madre entró por ella vestida formalmente, un vestido negro largo, y el pelo suelto, sus ojos con orejas. No se veía nada a como siempre se veía.
-¿Me drogaste?
-Te voy a advertir una cosa Ángeles, si intentas hacerte daño u cualquier tontería de desquiciada voy a sedarte cuántas veces sea necesario -advirtió severamente.
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Maite (Desgarrador#1 ✔)
Teen FictionÉl se dedicaba a estudiar, era lo único con que podía matar el aburrimiento y ella a acosarlo pero jamás le habló y ese fue su mayor error, si tan sólo lo hubiera hecho pudo haberlo sacado de aquel laberinto, de aquel hoyo en el cual se hundía poco...