Maite (Desgarrador#1 ✔)

Capítulo 54

Al mundo le sobra gente rota, y hace falta personas fuertes que sepan unir.

Nunca, nunca creí que me dolería tanto verte de la mano con alguien, me dolió más de lo que creí, más de lo que tal vez pensé que me había preparado. Pero no me dolió tanto, ni más como me dolió ver que le sonreías.

¿Sabes porque me dolió tanto? Porque así me soñé contigo, tomados de las manos, como aquella vez en la arena, cuando no teníamos conocimientos sobre lo que era o lo que fue el amor. Te amé, me amaste, duele saberlo, porque quedó en olvido. Cuando pedimos un poco, luego querremos un poco más y un poco más, aún así nunca estaremos saciados. Nunca.

~

Lo lamento, Ángeles. Pero yo no puedo elegirte a ti, mi madre lo es todo para mí y sabía que algún día lo ibas entender. Además estarías mejor sin mí, ¿por qué sacrificar mi amor por mi madre para hacerte daño?

No voy a joderte porque mi vida sea una mierda. Aunque aún así te haga daño, pero no a ese punto.

~

El amor es lo más cercano a la magia, afirman muchos, pero también no sabía que la vida era lo más cercano al amor, cuando amas sientes que vives, cuando brillas e iluminas como foco en el sendero de alguien es porque amas. El mundo fue creado para amar, quien nos dió la oportunidad de poder amar es Dios y pues el es amor y lo hizo por amor, mirándolo bien nada somos sin amor, ¿qué le brindó yo a ésa Ángel?, nada, es solo que ella tiene amor, amor en abundancia, tal vez le pueda dar pero luego querré más y tengo poco tiempo, en vez de torturarme y a ella romper prefiero resignar.

~

Te necesito.

Te necesito tanto como al oxígeno, como al sediento en el desierto, como al ciego su bastón, como el cuerpo a la cabeza y la cabeza al cuerpo, todas las partes del cuerpo son importantes. Te necesito como la humanidad al sol, como al agua, no sé que me falta por mencionar y da igual porque lo que siento por ti. Ángeles, no tiene explicación y dudo que lógica.

Digamos que es un amor loco, el loco de Maite, Mite como me quieras decir, igual no hay diferencia, siempre seré yo. Siempre serás tú y lo lamento más de lo que tú te Lamentarás porque vivirás.

Me hace feliz saber que, viviré en ti. Aunque sea como el imbécil que convirtió tus sonrisas en lágrimas, tus hermosos ojos cafés en rojo, tu corazón quebrantado y tu dignidad en él suelo.

Seré yo, el desgarro de tu alma. Amor.

Muchas de las cartas que me dejó, fue contándome su historia, su vida, del amor hacia su madre, las últimas fueron de su amor hacia mí.

Después de dos horas sentada frente a su tumba, deposité las flores sobre su lápida, y decidí irme.

«Te seguiré acosando, Maite, no te preocupes, pero como tú a mí; en las sombras»

Volteé el rostro, y obligué mis piernas a avanzar. En una hora salía mi vuelo a Alemania, quería irme y no quería irme, quería dejar atrás todo ése dolor, pero también quería quedarme, para tener siempre su recuerdo.

Con ambas manos metidas en la chaqueta que traía puesta, empecé a alejarme de allí. Con todo el dolor de mi alma.

Je te cherchais
Dans les rues en criant
C'est da qui me tue , oh non

Je te cherchais
Dans les rues en criant
Comme un fou prenant oh

Est-ce moi sans toi, e toi sans moi
Dis-moi qui peut être heureux
Je n'aime pas
Je n'aime pas

Est-ce moi sans toi, et toi sans moi
Dis-moi qui peut être heureux
Je n'aime pas ça
Je n'aime pas ça. (Yo sin ti, tú sin mí, dime quién puede ser feliz. Esto no me gusta).

Me miré en el espejo, y suspire, hace tiempo que no veía la Ángeles que era, era como si toda esa vibra había muerto con Maite. Lavé mi rostro, y traté de peinar mi cabellera que estaba mitad rizada, y mitad liza.

-Angi...

Sequé mi rostro rápidamente, mi nariz estaba roja, sería imposible que no lo notara, debía mostrarme bien, ya demasiado preocupado los tenía.

Respiré hondo, y salí. Gracias a Dios no me dijo nada, o sólo no lo notó de lo emocionada que estaba por mí. Peinó mi melena y ésta volvió a su brillo, me eligió la ropa, y me dio la opción de cambiarla si quería.

Mi rostro estaba elegante, como siempre cada vez que ella me peinaba y maquillaba, mi rostro estaba perfecto, mientras moría por dentro. Vestía una camisa gris clara, con una franela blanca de bajo, unos jeans blancos y unas botas negras un poquito altas, fue lo único que elegí de todo lo que llevaba encima.

No tenía aretes, sólo llevaba las dos cadenas que nunca me quitaba, la de Maite, y de Sline, los dos hombres que cambiaron completamente mi vida.

A veces sentía que todos seguían en movimiento pero que yo seguía ahí. Sline estaba feliz con el encuentro que tuvo con su madre en Santa Mónica, Blanca con su compromiso, mis padres con su bebé en camino, Yulia... Bueno, estaba feliz con su nuevo novio, empezando una relación seria al fin, y yo, pues, estaba ahí, a punto de cumplir mis sueños, y más.

El último en abrazarme fue Sline, luego los miré a todos, y les hice un pequeño ademán con las manos, antes de empezar a arrastrar mi maleta tras de mí, y avanzar hacia mi vuelo.

De ésta historia aprendí muchas cosas, la primera: Aprendí que si alguien no quiere ser salvo, no podrá ser salvado.

También aprendí que:

En la vida hay que guardar los lindos momentos, porque es mejor tenerlos que desear, y no tenerlos.

Hice mi fila, y luego abordé el avión sin mirar atrás.

Ríe, ama, goza, perdona, llora, abraza, admira, baila, canta; se feliz. Por ti, no por nadie, que nada es para siempre.

Maite Johnson.

Apoyé mis rodillas al asiento que tenía en frente, y abrí el libro que mi padre me había regalado. Amor Inminente, autor anónimo.

«Haré más cosas que eso, prometido»

Pegué mi cabeza a la ventanilla para mirar hacia abajo, no me causaba pánico, había viajado varias veces. La vista era hermosa, eso me hizo pensar en la frase de que ninguna de las pinturas eran más hermosa que yo.

Sonreí.

-Maite. Yo te amé, pero no te salvé.