Él se dedicaba a estudiar, era lo único con que podía matar el aburrimiento y ella a acosarlo pero jamás le habló y ese fue su mayor error, si tan sólo lo hubiera hecho pudo haberlo sacado de aquel laberinto, de aquel hoyo en el cual se hundía poco...
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Capítulo dedicado a Yenifer Cruz.
Y si tenemos que romper, sé que me romperás, y yo te romperé. Att: Ángeles.
Siempre cuesta mucho aceptar la realidad, yo tenía la esperanza de que podía amar a Sline, y prometí poner de mi parte, y no pensé rendirme hasta el último momento. Sólo que ése último momento llegó demasiado rápido.
Y si me odias, no lo hagas porque lo intenté, hazlo porque le mentí a mi corazón.
Ahí estaba yo, preocupada por ése imbécil, lo doloroso fue que él me viera, no que yo me reprochara algo que sabía. El que me ha estado entregando todo de sí, no me dijo nada, sólo me sonrió, y me dolió que lo entendiera.
Sline.
No importa que tanto desees creer algo que no es, siempre la realidad te dará la bienvenida.
No podía negar que la quería ver, pero le pedí un minuto, parecía algo importante.
—Te equivocaste en algo, Sline. El mundo es un pañuelo, si tienes algo que ver en su pasado, porque él que está preso en Boston, es tu tío, y aquella Tifi es tu prima. Supongo que si son novios debes de saber a que me refiero —Se apoyó de espaldas a su casillero.
Quedé totalmente en blanco, ella había mencionado a una tal Tifi, pero como estaría yo seguro que era el apodo de mi prima Estephany.
«Enserio el mundo es pequeño». Pensé.
—No puede ser, todos de parte de mi padre son despreciables —comenté tan perdido en mis pensamientos que olvidé si Maite seguía ahí.
¿Ella me odiará?
No, claro que no lo haría, la conozco pero es imposible no dudar.
—Es de Ángeles que estamos hablando, descuida —dijo con voz tranquila. Estaba algo tranquilo, bueno siempre lo estaba ya que se la pasaba estudiando, muchos creían que era un fanático al estudio pero lo que no sabían era que escribía versos, dibujaba, y pintaba.
Lo que no quería mencionar, era que también era bueno escribiendo canciones, después de que lo traicioné, jamás volvió a cantar, no públicamente.
—Maite, yo no puedo negarle esos momentos tan especiales cuando sé que la vas a destrozar, te prometí que no le diría, y no lo haré, aunque sé que ella me odiará pero antes de conocerla a ella, te conocía a ti —dije mirándolo fijamente a los ojos.
Todo era tan injusto. Tan efímero, y complicado, tan bello, y tan feo al mismo tiempo.
—Sólo quiero que la cuides, yo desde un principio decidí como sería —Cerró sus manos con fuerza creando un puño, volviendo sus nudillos completamente blancos. Entre cerró los ojos, e intentó hablar. —. Acepté nuestro desgarrador amor.
