Capítulo 50

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En silencio abandoné la habitación de mi madre, fui a la mía y me cambié, luego fui hacia el bosque donde se había disparado. Quisiera poder usar otra palabra, pero no hay de otra, así pasó.

Me senté sobre una roca, y recordé ése momento donde él agonizaba entre mis brazos.

—Se acerca mi graduación, sólo queda la otra semana si bien sé, pues no he pisado la escuela desde que te fuiste, y como el dinero lo resuelve todo, mi mamá ya lo resolvió.

Desde que vi el vídeo me quedé sin lágrimas, duré dos horas allí, me obligué a regresar, si no trataba de superarlo tal vez terminaría enloqueciendo.

Se estaba haciendo costumbre que cada vez que regresaba de algún lugar fuera directamente a leer una de sus cartas, tal vez para refugiarme en ello, había ignorado mi teléfono completamente, no quería saber nada de nadie.

Tomé el cofre, y me senté sobre mi cama, tomé una carta, y tenía una letra en la parte superior. Tomé otra, y también, en total había seis cartas con una letra diferente.

O N S A T O.

Fruncí el ceño confundida, hice lo posible para armar la palabra pero ninguna tenía sentido, seguí intentándolo hasta que logré conseguir: Sótano.

La señora corazón me había dicho que no tenía las llaves, entonces la llave que yo tenía podía ser esa, y para que él escribiera esas letras algo importante debía haber allí.

Dejé todo sobre mi cama, y bajé corriendo las escaleras, iba a salir corriendo para ir a la casa de la señora Corazón pero escuché horcajadas en la cocina. Confundida caminé hacia allí, y ahí estaba mi madre vomitando otra vez.

—Mamá —le hice una moño alborotado, mientras ella seguía vomitando. —. ¿Estás enferma?

Negó con la cabeza.

Me puse a pensar en qué podría estar pasándole, pero si no estaba enferma sólo podía suponer otra cosa, ella difícil se enfermaba.

—¿No estarás embarazada?

Ella volteó de golpe a mirarme.

—Es una opción —me encogí de hombros al ver su rostro. —. Sé que me quieres mucho, pero no como para que te desmayes si no quiero hablarte.

—Puede ser —comentó con la frente arrugada. —. Pensé que me odiabas.

—Yo jamás podría odiarte mamá, me dolió mucho saber que sabías de su enfermedad, de que era el niño que conocí en las vacaciones de Alemania, pero no podría odiarte por eso, la señora Corazón habló conmigo, había que respetar la decisión de él —agache la cabeza mirando el suelo. —. Pero no hablemos de eso —sacudí la cabeza.

—Han pasado más de cuatro semanas desde que tu padre se fue ¿no?—preguntó.

Volví a mirarla.

—No sé —dije jugando con mis dedos.

—Duraste mucho tiempo encerrada, es momento de que trates de adaptarte —dijo tocando mi mejilla.

—Lo intento —moví los ojos de un lado a otro.

—No lograrás nada encerrada, inténtalo con acciones, estoy segura de que él no querría que estuvieras así.

Asentí con la cabeza, ella me abrazó, y me contuve de no llorar entre sus brazos.

—La graduación es a finales de éste mes —susurró a mi oído.

Me alejé de golpe de ella para verla a los ojos, saber eso era un alivio, tenía tanto miedo, pero ahora ya tenía el tiempo suficiente para prepararme y enfrentar ése momento.

Maite (Desgarrador#1 ✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora