Capítulo 42

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Sigueme y te sigo.

—Corres mucho riesgo, Ángeles —Sline me miró con una seriedad que sentí escalofríos. —. Mi padre tendrá tu rostro en su mente hasta que dé contigo.

—Lo sé —Objete, sintiendo algo de miedo, no por mí, si no por mi madre, si algo le llegaba a pasar por mi culpa no me lo perdonaría.

—Por eso, por nada del mundo mi padre debe ganarse una fianza, necesito hacer un trato con el padre de Maite —dijo sentándose del otro lado de la cama.

—¡¿Qué?! ¡Estás loco!—Espete.

—Mi padre es su negociante, sólo tiene que mover un dedo y toda prueba desaparece, como también si el padre de Maite llega a saber de ti, esto es más de lo que puedes imaginar Ángeles —Bufó.

Por alguna razón sentía que algo de todo aquello Sline no me contaba.

—Por lo que más quieras no salgas sola, no lo hagas si no es necesario, te llevaré a casa.

No protesté, sabía que nada de todo eso era un juego pero quise arriesgarme y ya no había marcha atrás, además Sline lo valía. Aunque algo más había, algo que yo no sabía.

En el transcurso del camino a mi casa sólo pensaba en como le diría de aquello a mi madre, no podía ocultárselo, si algo me llegaba a pasar ella debía saber de donde provenía eso.

UF. Y siempre termino en líos.

—Te explicaré un poco pero no preguntes más —Asentí. —. Mi padre es socio del padre de Maite, por lo tanto antes de que mi padre pueda pedirle ayuda debo ofrecerle algo muy valioso para que no ayude a mi padre.

—Mercancía —Solté sin dudar, no sabía de esas cosas pero veía películas.

—Sí, necesitamos un buen abogado —dijo moviendo sus dedos sobre el volante pensativo.

—Yo me encargo del abogado, tú de la mercancía —Él asintió. Estacionó frente a mi casa y tuve miedo de bajar, debería prepararme para otra bofetada de parte de mi madre, quien sabe que más. —. Por favor, Cuídate mucho Sline.

Hasta aquel momento no sentía lo peligroso que podía ser todo esto, pero era hora de un paro. No más.

—Lo haré —Me sonrió. Se acercó y besó mi mejilla.

—Nos vemos —susurré antes de bajar del auto.

Al entrar a casa la sentí vacía, pero no era así, no hasta que escuché la voz de mi madre en la cocina, su segunda profesión era la cocina, siempre estaba metida ahí.

—Tu cama no pareció ser usada —comentó limpiando sus manos.

—No llegué a dormir —confesé.

—Lo sé —dijo riendo con ironía. Volteó y me miró. —. Lo que no entiendo es a quién tratas de engañar.

—Dormí en casa de Blanca, Sline estaba muy mal —Iba a sentarme en la mesa del comedor pero ella me tomó repentinamente de ambos brazos.

—¡Dime que no tuviste nada que ver con lo que vi en las noticias!—gritó eufórica.

Y adiós planear como se lo iba a decir.

La miré a los ojos y jamás me causó tanto escalofríos mirarla.

Asentí con la cabeza, no fui capaz de hablar.

Levantó su mano para pegarme y cerré los ojos con fuerza esperando el golpe, pues lo merecía. El golpe nunca llegó, sólo escuché como estampó su palma contra la mesa.

Maite (Desgarrador#1 ✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora