Capítulo 33

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🔕🔇 COMO EN CADA CAPÍTULO DE CONTENIDO DE MALTRATOS PONGO ESTO. EN MI PAÍS NO APOYAMOS AL MALTRATO, NO ROMANTIZAR ESTAS escenas. ¡NO AL ABUSO CONTRA LA MUJER!🔕🔇

Mite.

Carta N° 52. Say somenthing.

Nunca, nunca creí que me dolería tanto verte de la mano con alguien, me dolió más de lo que creí, más de lo que tal vez pensé que me había preparado. Pero no me dolió tanto, ni más como me dolió ver que le sonreías.

¿Sabes porque me dolió tanto? Porque así me soñé contigo, tomados de las manos, como aquella vez en la arena, cuando no teníamos conocimientos sobre lo que era o lo que fue el amor. Te amé, me amaste, duele saberlo, porque quedó en olvido. Cuando pedimos un poco, luego querremos un poco más y un poco más, aún así nunca estaremos saciados. Nunca.

Eso lo aprendí contigo.

Guardé la hoja en la caja donde tenía las demás cartas que le había escrito. Cerré con seguro, y bajé para encontrarme con mi madre.

—Estás hermosa, madre —Le dije al verla parada al lado de las escaleras esperándome.

—Gracias, hijo —Se acercó y besó mi mejilla.

Lucía un hermoso vestido negro que resaltaba su piel blanca, su cabello negro estaba lacio y caía sobre sus hombros.

—¿Nos vamos, amada mía?—Esa voz, interrumpió nuestro momento mágico, esa voz era capaz de amargar la bebida y ensalzar el día.

Ese hombre que para muchos era una celebridad, para nosotros era un tormento, contábamos los días para que viniera, con su llegada nuestra felicidad desparecía como humo llevado por un simple viento.

—Estamos listos, vamos cariño —Mi madre me tomó de la mano, y salió junto conmigo ignorando al hombre llamado mi padre.

Subimos a la limusina, no me pretendía despegar de mi madre ningún momento, no dejaría que ese hombre la incomodara más de lo que hacía con su presencia.

—Estás hermosa, amor. Me alegra que no lleves mucho maquillaje, sabes que no me gusta —Su perturban te risa volvió tenso el cuerpo el de mi madre. Apreté su mano para darle seguridad, él no le tocaría ni un pelo en mi presencia, no volvería a mancharla con sus sucias manos.

Tomado de la mano de mi madre observamos la belleza del hotel, no era la primera vez que veníamos pero igual seguía pareciendo nos increíble la belleza de aquel lugar.

—Mira que belleza —Acaricié su mejilla sonriendo. —. Vería esa belleza si tan solo pudiéramos sonreír a menudo.

—Hay hijo, que cosas dices —Me devolvió la sonrisa. —. Nada es para siempre.

Aparté la mirada sin soltarla, y mi mundo se paralizó al verte ahí. ¿Por qué siempre debías aparecer donde no te conviene? Rezaba porque te fuerzas lo antes posible de ahí, no podía estar tranquilo viéndote en la boca del lobo.

—Está hermosa —Escuché la voz de mi madre.

—Sí, como siempre no.

Dimos vueltas por el lugar, no quise ir tan lejos para no perderla de vista.

—Bailamos —Le propuse a mi madre extendiéndole mi mano.

—Por supuesto, mi galán —Aceptó tomando mi mano y empezamos a bailar.

—Una vuelta —Con una gran sonrisa le dí una vuelta ligera. —. Eres muy hermosa, madre.

—Lo sé, cariño.

Maite (Desgarrador#1 ✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora