Capítulo 39

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Lunes por la mañana, después de haber conversado con mi psicólogo, decidí no pensar en esa pesadilla y en ese chico que habían arrestado. Si yo no recordaba nada, supongo que era por mi bien.

Iba para el baño cuando repentinamente alguien me introdujo al de chicos de golpe. El susodicho me cargó y me dejó sentada al borde del lava manos, con mis piernas alrededor de su cintura.

—¿Eso quieres, Ángeles? Que te abra las piernas cuando no es seguro lo que sientes por mí —Tocó mis muslos. —. Que te haga mujer, sabiendo que no soy el hombre que amas —Con su otra mano me tomó de la cabeza e hizo que lo viera a los ojos.

—Dime —Apretó mi cintura.

Cerré los ojos con fuerza y negué con la cabeza.

—Si vamos a intentar esto, empecemos siendo sinceros con nosotros mismos —dijo, con la respiración agitada.

—Si quieres...

—Yo quiero todo lo que tu quieres, mientras no te haga daño.

Rodeé su cuello con fuerza, y empecé a llorar. Tenía razón, y me dolía más que yo no mereciera tanto de él.

—Lo siento —solloze.

Besó mi cien, y me abrazó con fuerza.

—Te quiero mucho, Ángeles.

—Lo sé —dije entre cortada.

Se alejó y me miró a los ojos, secó mis lágrimas con su pulgar y me sentí morir, era tan lindo y paciente conmigo pero ¿por qué no podía amarlo? Lo quería más como hermano que como hombre, esa conexión de familiaridad, UF, no cabía duda de que mi vida era un desastre.

—No llores —Susurró. —. Uno no decide las cosas, te entiendo, y quiero todo lo bueno para ti, no sólo por parecerte a mi hermana.

Me tomó de la mano y salimos juntos del baño, dudaba de si seguíamos siendo novios pero bueno, en las relaciones siempre hay inconvenientes así que no creo que por eso ya hayamos terminado.

Justo cuando salíamos Mite venía, aferré mi agarre a la mano de Sline y seguimos de largo. No vas a volverme loca, Maite, ambos vamos a jugar.

Con la graduación un poco cerca todos se la pasaban ocupados, ni hablar de Sline que tenía una beca. Las semanas pasaron y dejé de tener esa extraña visión de que ese chico me había secuestrado, fue un alivio, creí que me estaba volviendo loca.

Con su mochila colgada del hombro lo observé alejarse de prisa, hice a un lado mechones de mi rostro y me quedé a vigilar hacia donde iba. Tenía casi o más de un mes sin seguirlo, pero las ganas me ganaron.

Salí del patio de mi casa, e inmediatamente me hice un moño alborotado para que mi melena no me molestara en la cara. Metí ambas manos dentro de los bolsillos de mis jeans, él caminaba apurado, se veía desesperado.

Tenía tanto tiempo sin tener novedades sobre su madre, había avanzado mucho, y nunca imaginé que me arrepentiría luego, porque solemos sólo mirarnos s nosotros y a los otros, que a veces no es por puro gusto, es por puro dolor.

Con su antebrazo limpió su rostro ¿acaso había sido una lágrima? ¿Él se encontraba bien? Estaba segura de que no, y eso me mataba, no sólo de curiosidad, también me dolía, y es que ése chico siempre iba a ser importante para mí.

Dobló en otra esquina, aquella calle se veía peligrosa, pero había dos caminos, una que parecía literalmente un bosque, otra una calle con luces, normal. Sentí mi celular vibrar en mi bolsillo trasero, lo saqué para ver de que se trataba y era un mensaje de Sline, ya eran las seis y media de la tarde, teníamos cita a las seis en punto, hasta ese momento pude darme cuenta de la estupidez que estaba cometiendo.

Maite (Desgarrador#1 ✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora