Todo comenzó cuando me mudé de Boston a los ángeles, la estúpida separación de mis padres no fue nada traumático ni sorprendente para mí ya que lo veía venir. Conocí a Maite mejor dicho lo ví por primera vez en medio de un tráfico súper largo, él estaba normal caminando como sino no le importase que alguien lo chocara, alguien que anda sin sentido esperando morir, en ése entonces me pregunté ¿estará loco ése chico?luego pude notar su fuerte discusión con una señora la cual yo definía como su madre y no me equivoqué. Desde ese día la curiosidad sobre él me llevó a acosarlo a donde fuera que fuera sin temor, en los primeros días me decía, es la última vez que lo hago y luego volvía, pasaban meses y bueno dejé de Mentirme con que no lo volvería a hacer.
Me hice creer que lo acosaba para bien y que algún día podríamos llegar a ser grandes amigos pero me enamoré locamente de él y perseguirlo se volvió mi obsesión ¡que gran error!ya no lo acosaba sólo por ayuda sino porque lo amaba y anhelaba su atención cosa que no obtuve, no había nadie más duro que él, aveces lo llamaba el insensible y en otras el corazón de piedra.
La razón por la cual no le hablado es que no quiero que me humille y me haga sentir avergonzada, podía ser él típico mujeriego que usa a las nuevas y bueno yo me amo y me respeto mucho para caer tan bajo de rogarle. He buscado su atención pero es como tratar de atrapar a tú sombra o sea Imposible.
—¡Ángeles!—escuché el grito de mi madre por lo cual guardé inmediatamente mi cátedra de Maite ahí tenía fotos de él y lugares que frecuentaba, digamos que...información archivada.
Tan pronto sentí los pasos de mi madre cerca, me senté sobre la cama tratando de actuar casual.
—Sí, mamá. —respondí mirando sus hermosos ojos verdes, la envidio, ¿porque tuve que heredar los ojos de mi padre?
—Voy a salir, Angi. —advirtió mirándome como si yo fuera cómplice de algo.
—Está bien. —dije de mal humor por su mirada.
—No quiero que salgas. —me señaló en amenaza. —, son las 6 y tengo turno hasta muy tarde, mucho menos que acoses a ese chico.
—Está bien mamá, es de noche no saldré. —le dije muy confiada.
—Eso espero, no querrás sumarle 5 puntos a los 4 que tienes, recuerda que a los 10 te llevo al psicólogo. —se encogió de hombros sonriendo cosa que significa pasará sólo si tu quieres, no quiero pero hago cosas que dicen lo contrario.
—Lo prometo mamá. —traté de convencerla con la mirada, no es que no confíe en mí sino que Maite me ha vuelto rebelde. Aveces deseo jamás haberlo conocido, está fuera de mi vida y me causa problemas no me quiero imaginar si llegase a estar dentro.
—Ok, espero que cumplas. — se acercó y besó mi mejilla.
Su bata de enfermera ésta vez era azúl, su largo pelo color miel estaba recogido en una coleta alta. Mi madre es una mujer joven y hermosa, tiene esa belleza que si la vez hoy jamás olvidas su rostro, a sus 37 años comparte conmigo como dos jovencitas.
—Adiós mamá. —le brindé una leve sonrisa la cual ella me devolvió y se marchó.
Me paré de la cama y alcé mis brazos hacia arriba. — Obedeceré siempre y cuando él esté en casa — tomé el binocular y me senté frente a mi ventana buscando visualizar a mi querido crush. Aveces me quedaba observándolo por horas y lo ridículo es que no me aburría.
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Maite (Desgarrador#1 ✔)
Teen FictionÉl se dedicaba a estudiar, era lo único con que podía matar el aburrimiento y ella a acosarlo pero jamás le habló y ese fue su mayor error, si tan sólo lo hubiera hecho pudo haberlo sacado de aquel laberinto, de aquel hoyo en el cual se hundía poco...