Espero que éste día sea mejor que él anterior y el otro anterior, porque mi mala suerte no puede ser para toda la vida.
Lo que más amo del instituto en que estudio, es que los que están finalizando él año no usan ése horrible uniforme, una jompa azúl marina y camisa blanca o suéter con mangas, creo que no soy la única que odia ese uniforme.
Después de darme un baño, me vestí rápidamente, unos jeans negros y un abrigo blanco que llagaba casi a mis muslos. Peiné mi melena dejándolo suelto sobre mi espalda, me miré en el espejo y mis ojos cafés me recordaron a mi padre, además de tener sus ojos, tenía su valentía y de mi madre heredé lo descarada y angelical.
Sonó el timbre sacando me de la burbuja de mis recuerdos, tomé mi mochila para no volver a subir, mi madre siempre me ordena todo, como dejarme dinero en la mochila para no irme a pie por olvidarlo. Llevé la mochila a mi hombro mientras abría la puerta encontrado me con un hombre alto, grande y musculoso que sostenía una caja en manos.
-Buenos días. - esbozó una sonrisa.
-Buenos días. - respondí mirándolo con él ceño fruncido.
-¿La señora Alma Stuart Mill?- preguntó formalmente.
-Alma. - corregí. -, es mi madre, puedes retirar Stuart Mill. - pedí. A pesar de todo yo también odio ese apellido, ahora es lo único que me identifica como su hija.
-¿Están divorciados?- preguntó curioso.
-Iba a la escuela, ¿me dará él paquete?- pregunté cortante. ¿Qué le importaba la vida de los demás?su trabajo es entregar cosas no recolectar informaciones.
-De parte del señor Mill. - me entregó la caja. -, que tenga buen día, señorita. - dió media vuelta para irse.
Su sarcasmo en señorita fue muy clara pero me da igual, le pagan por entregar no por indagar. -Usted también. - exclamé con una sonrisa traviesa. Regresé adentro y dejé la caja sobre él comedor para irme pero retrocedí, sin dudarlo lo abrí desesperada.
Sólo le ruego a Dios que no sean regalos, un simple regalo no reemplazará su ausencia y menos en un día tan importante para mí, la cual pronto llega y no tengo que ser adivina para saber que no estará presente, con tal de que ésta caja traiga regalos dentro lo entiendo todo. Miré con dolor las dos cajas de regalo, una de flores otra de corazones, tomé la de flores ya que sabía que era la mía.
Con toda la paciencia del mundo, la abrí tratando de contener mis lágrimas, lo primero que visualicé fue la portada de un libro Lágrimas de amor, al lado de aquel libro había una hoja media doblada, la tomé y empecé a leer él contenido.
Sus saludos, sus te amos me hicieron sentir un sabor amargo en la boca, no sé como se atrevía a escribirlo sin agregar unos puntos detrás de ello.
Sé que es importante para ti y lo lamento mi princesa, sino fuera por asuntos de...
Envolví la hoja bajo mi mano y la apreté volviéndola una bola, la tiré en la caja y me fui echa furia de mi casa. ¿Qué creías Ángeles?que porqué no vino en la del año pasado vendría en éste, pero como siempre te sigues equivocando, por eso me cuesta creer en las personas y odio las promesas, prefiero hacer que prometer.
Tomé el primer taxi que pasó frente a mis ojos, mediante él camino mi mente fue ocupada por Maite logré no mirar por mi ventana hoy, estaba algo molesta con él, cada vez que se ponía a pintar colocaba cortinas y yo no podía ver nada.
Pagué y bajé del auto, miré él instituto frunciendo el ceño, no había ningún estudiante y la puerta estaba cerrada. ¿Qué?¿acaso mi mala suerte seguirá de pie?creí que hoy sería un día diferente, crucé la calle y me senté en un pequeño muro frente al instituto.
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Maite (Desgarrador#1 ✔)
Teen FictionÉl se dedicaba a estudiar, era lo único con que podía matar el aburrimiento y ella a acosarlo pero jamás le habló y ese fue su mayor error, si tan sólo lo hubiera hecho pudo haberlo sacado de aquel laberinto, de aquel hoyo en el cual se hundía poco...