La correspondencia de Tom

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...

—La profesora llegará en unos instantes y te entregará tu examen, te desearía suerte, pero no la necesitas— le dijo el profesor Slughorn con una sonrisa una vez que llegaron al aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, la cual se encontraba desierta.

—Gracias, profesor. Felices fiestas— Horace asintió deseándole felices fiestas igualmente, para después salir, dejando sola a Neela, quien por instinto revisó su herida para ver si se encontraba bien, ya que no le había parecido una buena idea que Mia le pusiera la sangre falsa en el vendaje, pero lo prefería a encontrar a Rabastan muerto en el pasillo.

Su herida había adquirido un color extraño que no pudo distinguir debido a la falta de luz en aquel salón, el sol apenas salía y las cortinas corridas sólo permitían que leves rayos de luz iluminaran el salón, aunque al menos habían velas.

Dejó su brazo por un rato y pensó en lo que Tom estuvo a punto de decirle, quizá no había cometido ninguna traición y no había creado un Horrocrux, ya que no se había reportado ningún muerto o desaparecido por esas fechas, lo que realmente la tranquilizaba.

Pero si no había hecho un Horrocrux más, entonces ¿Qué estaba haciendo en la cámara de los secretos con la Diadema de Ravenclaw que había tomado sin permiso (nuevamente) al lado de su basílisco? Y su duda más importante ¿Por qué no quería dejar testigos?.

Sólo había una forma de saber lo que había pasado esa noche y la rubia lo sabía, podría recurrir a su espacio mental y revisar alguna de las puertas "Pero las puertas sólo muestran visiones" se recordó en seguida, y pensó en revisar el pasillo que le mostraba su pasado "Sólo te mostrará lo que viste, no lo que verdaderamente pasó" se corrigió nuevamente.

Quizá había una forma, el primer método que usó en toda su vida, tocar a Tom como había hecho en su primer año escolar, pero no sabía cómo lo haría ahora que ambos se encontraban distanciados. Aunque recordó, y se sorprendió de no haberlo recordado antes, que podía entrar a la mente de las personas con el simple esfuerzo de cerrar los ojos gracias a lo que su abuela le había enseñado.

Al pensar en ella un escalofrío le recorrió todo el cuerpo, por un lado la odiaba por ser la responsable del encarcelamiento de sus padres, pero por otro, entendía lo que había hecho y la razón por la que lo hizo, aunque le costaba entender cómo podía ser tan empática con ella.

Sabía que no era nadie para juzgarla, pues no sabía por todo lo que había pasado a lo largo de su vida, tenía el derecho de que se le otorgara el beneficio de la duda, aunque era injusto para Neela que no tuviera la suficiente confianza con ella, su nieta, para contarle todo lo que había pasado, permitirle conocer un poco más a su familia, ya que nunca pudo hacerlo.

La familia era lo más importante en la vida de Neela, la pondría primero que todo, incluso que ella misma, ya que apesar de que consideraba a Tom como su familia, y Abraxas era su familia, al igual que su tía Celia, no era lo mismo, el vínculo de sangre hacia que faltara algo, aunque pensó que quizá era porque ellos jamás podrían llenar el amor que sus padres, un abuelo o una abuela pudieran darle.

Se preguntaba cómo hubiera sido su vida si su abuela hubiera vivido en paz con su madre, al lado de su abuelo (cuya identidad aún desconocía) ¿Hubieran sido más felices?.

Alejó éstos pensamientos de su cabeza cuando la puerta de la oficina se abrió y la maestra Galatea salió con un pergamino en mano, para que después se lo entregara y tuviera la oportunidad de corregir las respuestas que había puesto erróneamente a propósito.

...

—¡Que tenga felices fiestas, profesora Marrythought!— exclamó mientras caminaba por el pasillo, despidiéndose de la maestra de Defensa Contra las Artes Oscuras mientras agitaba la mano antes desaparecer tras el pasillo.

Enamorada De Tom Riddle [Tom Riddle y Tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora