Una promesa fallida

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...

Helena avanzó rápidamente hacia ella, y a pesar de que Neela era consciente de que no podría hacerle nada por su condición espectral, no pudo evitar retroceder ante su muy amenazador vuelo, logrando tropezarse con su túnica y terminar en el suelo.

—¡Dime que me confundo!— gritó flotando sobre de ella, con el ceño muy fruncido que la rubia creyó que se le quedaría marcado por toda su eternidad —¡Dime que esa no es la Diadema de mi madre que me prometiste destruir!— Neela se quedó callada, podía inventarle una buena historia que cubriera su fraude, pero no quería mentirle más —¡ERES UNA MENTIROSA!.

Gritó furiosa, y a Neela no le quedó más que desviar la mirada, apenada porque fuera cierto, pero contrario a lo que creyó, la dama gris se quitó de encima de ella y la observó desde su lugar, desvaneciendo su ceño fruncido, y la rubia pudo notar como en sus ojos se acumulaban lágrimas.

—Confié en ti— dijo con un marcado tono de decepción —Y tú abusaste de esa confianza— dio media vuelta y flotó en el aire del espacio entre ambos balcones —Te enseñé a volar, te apoyé cuando nadie más lo hizo, te conté la historia de mi vida, te consideré mi amiga... ¿Y así me respondes?.

—Helena...

—Vete ya, que sólo me recuerdas lo muy podrido que está el mundo— Neela abrió la boca sorprendida por el insulto del fantasma —Eres tan digna de tu casa como lo es el barón sanguinario— fue lo último que dijo antes de desaparecer frente a sus narices.

—Auch— soltó para sí misma, ofendida por las palabras de Helena, pero ella sabía que tenía razón, merecía esos dolorosos insultos después de lo que había hecho.

Guardó la Diadema de vuelta en su mochila, ya que tenía que verse en la cena con Tom si no quería que éste armara un escándalo sólo porque ella había "desaparecido".

Ya que se dio cuenta de que Helena no le daría ningún tipo de información, recurrió a formar su plan B, que consistía en hablar con Arwen acerca de lo sucedido, pero no podía evitar sentir miedo de entrar a la cámara de los secretos otra vez.

Ya que a pesar de que sabía que básicamente era su abuela lejana, eso no quitaba que ahora se hubiera vuelto un basilisco asesino que, o bien se la podía comer o podía petrificarla sin mucho esfuerzo.

Sólo podría lograr entrar en la mente del basilisco si Tom la ayudaba a calmarla, pero no quería que su prometido se enterara de lo que estaba haciendo, debido a que seguramente le trataría de prohibir llevarlo a cabo.

Pero con la bendición de Tom o sin ella, se quitaría una de sus tantas maldiciones de encima sin importar lo que Riddle le dijera.

Fue ahí cuando el foco de ideas en su cabeza se prendió.

En su vientre estaba el heredero del heredero de Salazar Slytherin, y Arwen tenía que saberlo o tan siquiera sentirlo, así que no se la podría comer ni tampoco petrificar, porque estaría llendo en contra de los descendientes de su alma gemela.

Incluso pensó que podría "controlarla" como Tom había hecho hace tantos años cuando estuvo a punto de comérsela debido a Mattheo.

Entonces sí que contaría con el apoyo de un Riddle descendiente de Salazar; su propio hijo. Aunque esperaba que al bebé no le pasara nada al momento de llevar a cabo su bien formado plan.

Ya que a pesar de que no sabía la cura que Arwen le daría, estaba segura de que tendría algo que ver con la falsa Odette en su cabeza (que de todos modos sacaría tarde o temprano de su espacio mental).

Pues ella era la razón de que fuera lo que fuera que Tom había hecho, no funcionara, pero no podría gozar de la comodidad de su mente mucho tiempo más.

Enamorada De Tom Riddle [Tom Riddle y Tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora