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—¿¡Que qué!?— preguntó desconcertada su madre cuando Neela le contó entre lágrimas los planes de Tom, más lo que había pasado en la mansión de los Lestrange —¿Y aún así te quedaste a su lado?.
Neela asintió limpiando lágrimas de sus ojos, enredada entre las sábanas del cuarto de su madre, mientras ésta iba y venía de un lado al otro dando vueltas a su anillo de compromiso.
—Bueno, no me extraña que te sientas atraída al lado oscuro, culpo de eso a tu abuela Gabrielle— dijo formando una mueca al recordarla —Adoraba a su hermano apesar de ser tan... Bueno, puedes preguntarle a media comunidad mágica lo que Grindelwald fue y tendrías mil respuestas diferentes, unos le llamaron innovador, otros maniaco.
—Madre, en realidad no tengo ganas de hablar de mi tío-abuelo— repuso Neela abrazando sus rodillas y acariciando a Tanatos.
—A lo que voy— aclaró su madre —No quiero que salgas lastimada como tu abuela al darse cuenta de que no pudo cambiar a su hermano— hizo una pausa mientras veía un recuadro de la habitación —Aún así, hay una segunda opinión.
—¿Otra?— observó a su madre caminar y asentir.
—Tu padre no estaría de acuerdo con lo que te estoy diciendo— añadió observando a sus suegros junto con Belmont pequeño, Bartholy y Gabrielle Bloom —Él querría que dieras hasta tu último aliento para obtener lo que te propongas, sea lo que sea. Así que eso es también lo que pienso yo.
Sabía que de lo que su madre hablaba era de Tom, pero en realidad le había partido el corazón como no lo pensó ni dos veces para dejarla ir, estaba convencida de que lo único que le había importado todo ése tiempo era que le ayudara con sus planes.
Miró hacia el exterior observando el cielo nublado, que le daba un aura más deprimente al día, asintió a su madre y se dirigió a su habitación, por primera vez en todo el tiempo en el que había estado ahí. Al abrir la puerta sintió como las emociones se acumulaban en su cuerpo.
Fijó la vista en cada singular objeto del cuarto, en sus dibujos bien hechos de las plantas de su casa y de cómo se imaginaba que eran los animales fantásticos, sus muñecas muggles y castillos de plástico. Pero lo que más le sorprendió del lugar fue ver cómo estaba tan bien cuidado, parecía que el tiempo había olvidado pasar en un lugar de la casa.
Admiró los colores chillones y pasteles de sus vestidos, que había tenido que cambiar por grises y oscuros viviendo con los Malfoy, miró por un momento su cama y salió para dirigirse con Kampell al Callejón Diagon, y no pudo evitar acordarse de Dobby, quien siempre la acompañaba a realizar las compras.
Regresó y alistó sus baúles rápidamente, guardó los útiles en su mochila para estar lista, las dos semanas que pasó junto con su madre y elfo doméstico fueron las más felices y dignas de memorar en años, había hecho una noche de chicas con su madre frente a la chimenea.
Y eso compensó lo separada que estuvo de ella cuando era niña, ya que la mayoría de su tiempo la pasaba metida en sus diseños y conferencias (no era por nada que se sentía más apegada a su padre), pero ahora que había pasado tiempo en Azkaban, su compañía ya no existía y no tenía en que invertír su tiempo.
Y respecto a la cura de su maldición, no pudo lograr descubrir algo, y los crímenes por los que la culpaban a ella y a su padre, lamentablemente para Neela, eran verdad. Pero según lo que aclaró su madre, había sido en defensa propia, pero a nadie le importó eso.
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—Lamento no poder acompañarte, hija— se disculpó su madre acariciando su mejilla —Pero será ya bastante difícil el asumir tu identidad como hija de criminales como para que yo te agregue miradas curiosas por mi presencia.
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Enamorada De Tom Riddle [Tom Riddle y Tú]
FanfictionAquel que nazca bajo el efecto de una poción de amor será incapaz de poder sentir algo, eso es lo que Dumbledore decía, pero ella no estaba tan segura de eso. A veces le tenía envidia de que no pudiera sentir el dulce veneno del amor, que puede lleg...