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Neela se quedó petrificada en su lugar ¿Acaso en realidad esa era su abuela? Porque si así era, se veía demasiado joven como para haber tenido una hija que ahora tuviera 37. Agra la veía fijamente mientras tomaba su copa de té (efectivamente, era una copa) y la invitaba a sentarse junto con ella.
Y dado a la curiosidad que sentía no le quedó más que obedecer, se sentó en el polvoso sillón abrazando la bolsa en la que Tanatos se encontraba escondido, el patronus de hace un rato se estaba desvaneciendo y ahora quedaban débiles rastros del gas plateado que era.
—Cuando estás atrapado en la forma de un animal, no te dejan mucha variedad de patronus, eso es lo que sufren las mujeres de nuestra familia— dijo de repente —Aunque no todas— añadió viéndola de una manera que la hizo sentir un extraño hormigueo en el estómago —¿Té?— Neela negó.
—¿T-Tú sabías que t-te buscaba?— preguntó con su corazón palpitando como loco, tomando pausas para respirar y tratar de tranquilizarse.
—Por supuesto— respondió su abuela como si fuera la cosa más obvia del mundo —¿Quién crees que te envío esas notas que caían del cielo?— señaló a un rincón del lugar donde había más hojas y un mapa con varios puntos marcados —He estado siguiendo tus pasos, todos y cada uno de ellos.
—¿Desde que obtuve las reliquias?— su abuela negó, dejando de lado su té para dirigirse a una cajonera que Neela no había notado que estaba ahí, quizá porque estaba tan oscura y desgastada como las paredes.
—Desde que naciste— dijo con tranquilidad sacando lo que parecía ser un vestido —Ten, no vamos a ir tan rápido como para que aguantes sólo con una bata de baño. . . ¿No te gusta la decoración? Es una lástima, ayuda a mantener a los curiosos lejos— sacó su varita y apuntó al techo, toda la casa se empezó a mover y las paredes empezaron a teñirse de un color verde oscuro, incluida la cajonera se limpio.
—¿Desde que nací?— le preguntó sin creer lo que su abuela le decía, quizá había posibilidad de que estuviera exagerando.
—No estoy exagerando, linda. Como Grindelwald ya te dijo, mi relación con tu madre no fue de las mejores— empezó a decir mientras se daba vuelta para darle privacidad a su nieta mientras ésta se colocaba la ropa.
—¿Cómo sabías que Grindelwald me había dicho éso?— pero su abuela no respondió, y algo le dijo que dejara las preguntas obvias para después.
—Yo estaba de su lado y ella del de Dumbledore, pero jamás alcanzó a tener las habilidades que yo he desarrollado, siempre quizo hacer de lado su Maldición, pretender que no existía; lo cual no le sirvió en la guerra, por supuesto...
—¿Y qué cambió? Es decir, algo tuvo que pasar, porque Grindelwald dijo que por tu culpa estaba atrapado en Nunmengard— su abuela puso los ojos en blanco, quizá por la pregunta o por el recuerdo de sus acciones, Neela optó por ambas opciones.
—En realidad, tú fuiste lo que pasó— se sentó frente a ella dando un último trago al té para ver fijamente a Neela a los ojos —Cuando el obscurus con crisis existenciales se nos unió junto con la ingenua legeremante, estábamos felices, todo marchaba de acuerdo al plan... Hasta que Dumbledore fue a verme, me dijo que Delphini estaba embarazada y...
Paró por un momento para ver la chimenea que seguía prendida, como si buscara algo en las brasas que salían del fuego.
—Fui consciente de que mi rol como madre nunca fue el mejor, sólo éramos ella y yo, su padre (tu abuelo) nunca supo de su existencia y por mi estaba excelente, pero Delphini siempre sintió ese vacío dentro de ella, empezó a buscar y buscar hasta que se fue a Hogwarts, fue un gran alivio para mí. No puedes culparme, tenía solo 16 años cuando me enamoré de aquel hombre tan capaz e inteligente, tuvimos una aventura y estuve a punto de decirle acerca de nuestra bebé en camino... Hasta que descubrí que estaba casado.
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Enamorada De Tom Riddle [Tom Riddle y Tú]
FanfictionAquel que nazca bajo el efecto de una poción de amor será incapaz de poder sentir algo, eso es lo que Dumbledore decía, pero ella no estaba tan segura de eso. A veces le tenía envidia de que no pudiera sentir el dulce veneno del amor, que puede lleg...