La Revolución

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...

Jonathan despertó al sentir el movimiento brusco del tren, al abrir los ojos se dio cuenta de que estaba entre los brazos desnudos de Tom, y no pudo evitar sonreír al pensar que lo que había ocurrido no había sido un sueño.

Al poco tiempo el pelinegro también abrió los ojos, y observó cómo la joven Malfoy se colocaba correctamente el uniforme sin darse cuenta de que él la observaba. Al terminar de amarrarse la corbata se sentó para ver a Riddle ponerse el pantalón.

No sabía exactamente qué se debía de hacer en una situación como ésta, y accidentalmente carraspeó llamando su atención. Enternecido por el gesto se arrodilló frente a ella, sabiendo exactamente lo que pensaba, acarició su mejilla y depositó lentamente un beso en sus labios dejándole en claro que lo que pasó no fue un error o sólo un desliz.

Con su grande mano quitó el mechón dorado que cubría gran parte de la mejilla de Dora, para poder admirar los lunares que adornaban su cuello, pero su ceño se frunció al ver unos moretones ahí combinados con unas costras rojas; producto que salió en las fiestas de Navidad, cuando su tío la descubrió hablando con un "inmundo muggle".

—¿Por qué lo dejas?— sintiéndose atrapada, cubrió de nuevo su cuello y sus ojos se oscurecieron.

—No tengo de otra, si no... Tú sabes lo que pasaría— el enojo de Tom incrementó, tomó la cara de Neela entre sus manos para que lo viera, ya que desde que empezaron a hablar sólo veía el piso.

—La idea de que te ponga una mano encima me hace querer matarle, pero tú también puedes defenderte, tienes que defenderte— volvió a agachar la mirada apenada.

—Han sido buenos conmigo al dejarme habitar en su casa cuando no soy nada de ellos ¿Cómo podría ser tan mal agradecida y hacerle frente a mi padrino? Además, si el ministerio supiera quien soy, me matarían— Tom soltó su rostro para ahora tomar sus manos, y depositó un beso en ellas.

—Que lo intenten— al decir esto un brillo asesino se destacó en sus negros ojos dejando en claro que era capaz de lo que fuera por protegerla.

Ella asintió, libró sus manos del agarre de Tom para darle un último beso mientras acariciaba sus cabellos—¿Tom?— empezó nerviosa observando su musculosa espalda mientras se colocaba la camisa.

—¿Sí?.

—Yo, pues bueno, sólo quería que supieras que lo mío con Fleamont no era en serio— al mencionar ésto, él se congeló por un momento al recordar su piedra en el zapato, Potter—Era bueno y no merecía que lo utilizara— suspiró fuertemente para hacerle saber que no tenía ganas de hablar de él—El punto es— dijo parándose y volteandolo para ayudarle a abotonarse la camisa mientras seriamente miraba sus ojos—Por favor, deja los horrocrux de lado, sólo mientras recolecto las reliquias. Yo sé que no crees en ellas, pero yo sí, dame la oportunidad de probarte que tengo razón, no perderás nada... ¿Por mí?— temió decir esto último, ya que sólo lo puedes decir a personas que realmente son especiales, pero supuso que entrelazar sus cuerpos la incluía en esa lista.

—Está bien— respondió acompañado de un gran y pesado suspiro, cuando ella terminó de colocar la corbata la abrazó por la cintura—¿Sabes algo?— se acercó a su rostro antes de añadir—Te ves sumamente irresistible de Nagini— avergonzada sonrió, había casi olvidado que Tom lo sabía, pero le alegraba que no la viera de forma distinta, bueno, por ser una maledictus, ya que ahora definitivamente la veía de otra manera.

Después de asegurarse de que sus uniformes estuvieran correctamente colocados y que nadie estuviera afuera, salieron hacia el lugar de los prefectos y antes de entrar no pudo faltar un beso de despedida.

Enamorada De Tom Riddle [Tom Riddle y Tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora