Agradables Encuentros

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—Hola Delphi— dijo Agra con total paciencia y una sonrisa en el rostro, al avanzar hacia las dos mujeres su madre se colocó frente a Neela de manera protectora sacando su varita y apuntando hacia su madre.

—Tú no tienes nada que hacer aquí, Agra— masculló entre dientes mirándola con el ceño fruncido y la varita firme hacia ella.

—Preferiría que me llamaras madre, es un poco más... Educado— Odette rió con ironía, retrocediendo al paso de su madre.

—¿Madre?¿Quieres que te llame "madre"? Pues entonces lo hubieras pensado dos veces antes de hacerme la vida un infierno; y no hables de educación, que es lo que más te falta— repuso con rencor en cada palabra, indicándole a Kampell con la cabeza que también se pusiera atrás de ella.

—¿En serio no olvidarás los rencores? Por favor, Delphini, no seas inmadura— al escuchar ésto, su madre bajo su varita y se paró correctamente con el mentón en alto aún estando parada frente a su hija y elfo doméstico.

—Olvidar rencores... Es algo difícil cuando fuiste tú la causante de la muerte de mi esposo— Agra no pudo evitar abrir los ojos como platos al igual que Neela, tratando de decir algo en su defensa, pero su hija prosiguió —¿Creías que no me daría cuenta? Tú fuiste quien hechizó a aquellos muggles para que nos atacaran a Belmont y a mí, tú fuiste quien puso en mis manos indirectamente la cura a la maldición ¿Pero por qué? Nunca haces algo que no te beneficie a ti misma.

Agra no dijo nada al sentirse descubierta, sólo miró a Neela, quien al darse cuenta que estaba siendo observada se refugió tras su madre como lo hacía cuando era niña.

—Tesoro, ve a tu cuarto— le dijo su madre sin verla, aún con la vista fija en Agra.

—Pero, mamá...

—Hazme caso— Neela calló y sintió cómo Tom llegaba y la tomaba por los hombros, cuando estuvo a punto de irse su abuela dijo.

—Así que éste es Tom, nunca mencionaste lo apuesto que era, linda, es una pena, no estará así por siempre— y antes de que pudiera decir algo más siguió caminando hasta la puerta de su habitación para después cerrarla rápidamente tras de ella.

—¿A qué se refería?— preguntó su novio mientras se sentaba en la cama y la observaba colocar hechizos de protección en la puerta.

—No lo sé— respondió sin ganas mientras movía la varita unas cuantas veces para después proseguir con otro hechizo.

—¿No lo sabes? Neela, te creería eso, pero por Merlín, en ésta casa hay tres mujeres con extraordinarios dones para ver el futuro. Hay algo que no me estás contando— la rubia suspiró cansada, guardando su varita en el bolsillo e hincandose frente a él.

—Hay cosas que no es buena idea que sepas, si no, probablemente, el rumbo del destino cambiaría y eso no sería nada agradable. Por favor, confía en mí, sabes que no haría nada para herirte— Tom formó una mueca, pero aceptó lo que su novia le decía.

—De acuerdo— fue lo único que respondió mientras ella se sentaba junto a él, pasó su brazo por sus hombros acariciando su cabello —Lamento lo que dijo tu abuela, si hubiera una manera de saber todo lo que pasó entonces quizá podrías entender— añadió con obviedad y Neela abrió los ojos como platos.

—Mi espacio mental— Tom asintió con una sonrisa de lado, se separó de él inmediatamente y se recostó en la cama, inhalando y exhalando unas cuantas veces antes de cerrar los ojos y que todo se volviera negro, hasta que levantó el rostro y se encontró con las finas facciones de su falsa madre.

Enamorada De Tom Riddle [Tom Riddle y Tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora